Cuaresma 2016

Miércoles de ceniza pasado por agua

  • Piedad. Dos via crucis y siete imágenes en besapiés y besamanos fueron los hitos devocionales de la jornada de ayer del inicio de la Cuaresma, en la que por cierto llovió.

En la crónica de la jornada cofrade de ayer es ineludible atender al factor tiempo. Desde antes de la llegada este extraño invierno en lo climatológico, la lluvia es protagonista pero por su ausencia. Los naranjos han empezado a echar los azahares, engañados por esta falsa primavera. Y sin embargo, ayer, la ceniza se mojó. ¿Premonitorio?, esperemos que no; sí es una triste guasa que ahora haga acto de presencia, aunque de forma tímida, en el día en el que el dicho popular señala que si se moja la ceniza, se moja la Semana Santa.

Dejando de lado estas pseudo- supersticiones, no sujetas a ningún parámetro científico, el inicio de la Cuaresma en el ámbito cofrade tuvo sus hitos más destacados en las siete imágenes que estuvieron en ceremonia de besapies y besamanos, con especial mención al Santo Crucifijo de la Salud que por su hechura, por el entorno en el que se expone -la maravilla del sagrario de San Miguel-, y por la devoción que reúne, merece un singular elogio. Esta año fue colocado en posición horizontal y en su cruz arbórea. Otra novedad fue que La Encarnación estuvo en el retablo de la capilla. El Señor de la Via Crucis fue una vez más una explícita manifestación de piedad fue una constante ayer en San Francisco.

Otro hecho destacable de la jornada fue el Cristo de la Misericordia, original de Pinto Berraquero, imagen recién incorporada como titular de La Paz, que ayer estuvo de besapies en Fátima. Otro crucificado, el de La Salud, volvió a exponerse en San Lucas en una de las citas que se asientan en esta jornada de inicio de la Cuaresma.

La Mortaja, con el buen gusto que caracteriza a esta cofradía, acercó sus titulares a hermanos y devotos en Capuchinos en un besapies y besamanos donde las composiciones creadas por la mayordomía confirmó el cuidado que la corporación pone en sus actos de cultos.

Otra de las citas destacadas fue el Via Crucis de la Sacramental de Santiago, cuyo titular el Cristo de las Almas. Pese al mal tiempo y al chirimiri que de vez en cuando dejaba caer el encapotado cielo, pudo llevarse a cabo, eso sí, con celeridad por las calles cercanas a la capilla del Asilo de San José, sede provisional de la hermandad.

Lo excepcional en lo estético fue que el crucificado salió en posición vertical sobre unas andas cedidas por la hermandad del Soberano Poder de El Puerto de Santa María, sobre un monte que emuló un Calvario pedregoso, rematado con un friso de claveles rojos por todo el perímetro de las andas. Delante hubo música de capilla y el encargado de dirigir el paso fue el capataz Martín Gómez. La iniciativa ofreció una bella estampa muy particular a lo que ha venido siendo este Via Crucis, que desde ayer adquiere un rango diferente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios