Diario de Pasión

Poca cera en las calles

VEÍA en Onda Giralda el repaso al funesto Jueves Santo sevillano, al igual que sucedió aquí, cuando me encuentro con una entrevista a fray Ricardo de Córdoba en la hermandad de Montesión que suspendía su salida procesional. El sacerdote, como director espiritual, estaba junto a los cofrades pasando el mal trago de esa tarde entre rostros cargados de lágrimas, gestos de impotencia... Lo habitual de una tarde cofrade echada por tierra. El reportero se acercaba a él y le pedía a ellos una opinión de lo que sucedía. Fray Ricardo repitió más o menos lo mismo que le dijo a los nazarenos, costaleros y a toda la gente reunida en la capilla de la calle Feria, que el tiempo es libre en su devenir y que si hay lluvia en Semana Santa también la naturaleza actúa más bruscamente en otros lugares, como el ejemplo reciente de Japón. El paralelismo es tan explícito como que por aquí la naturaleza nos deja sin procesiones y por allá deja miles de muertos. Sobran las palabras sobre las consecuencias y trascendencias de uno y otro caso. No cabe duda que nos hemos quedado casi en blanco. Que no hemos amortizado las ganas de Semana Santa y mucho menso el coste del palco. Que muchos han sufrido pérdidas económicas. Y que en definitiva todos en mayor o menor medida e importancia hemos padecido esta Semana Santa que por fin de acabó, porque no es soportable ni recomendable estar un día tras otro mirando los mapas del tiempo y al cielo en busca de resquicios para la esperanza. Ha sido triste. Aún tenemos en el estómago esa impotencia de no saber a quién culpar. Si no ha podido ser, mala suerte y otro año será. Esto no significa que no dejemos espacio para el mosqueo, que es grande. Las que salieron al menos nos dejaron esa Semana Santa que todos queremos. Las que lo intentaron y les llovió, nuestro pesar. Las que fueron 'valientes', enhorabuena porque la suerte estuvo de su parte. Y las que se quedaron, también enhorabuena porque es difícil jugársela a cara o cruz. Las cosas se han escrito este año de forma muy complicada, pero este invento es así y no se puede reinventar lo que es inherente a la Semana Santa de toda la vida. Dejo el palco para 2012. Esperemos que no vuelvan a subir los abonos. Señor Natera, por favor, que este año nos ha sido casi en blanco. Téngalo en cuenta. ¡Ah! y este año nadie rajará por la cera de las calles, que es muy poquita y se va fácilmente. ¡Qué pueblo ese tan disconforme con casi todo!

Don Palconio

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