Miércoles Santo

Punto y ¿final?

  • El cielo respetó el día grande de nuestra Semana Santa, aunque las predicciones para hoy y mañana apuntan a que no volveremos a ver cofradías en la calle

Con solo pasear por la calle Larga en la mañana de ayer se daba uno cuenta de cómo está siendo esta Semana Santa. Si un Miércoles Santo ya es normal ver sobre el enlosado una fina capa de cera, ayer apenas se veían unas pocas gotas debido al fuerte viento del domingo y el lunes -que impidió que los hermanos de luz pudieran llevar sus cirios encendidos-  y a la lluvia del martes, que directamente impidió a las cofradías salir a la calle. Contentos estarán por tanto en el Ayuntamiento, sobre todo en Medio Ambiente, cuya delegada el año pasado se quejaba de las dificultades que había a la hora de eliminarla debido a la "mala calidad" de los cirios de los cuerpos de nazarenos. En fin...

Hay que destacar igualmente que esta Semana Santa de viento, frío, candelerías apagadas y porcentajes meteorológicos pudiera haber acabado ayer si nos atenemos a lo que dicen las diferentes webs de meteorología para la jornada de hoy y de mañana. Habrá que ver si se cumplen, porque si el martes parecía que iba a caer la mundial durante todo el día, al final la tarde sólo trajo nubarrones, mientras que ayer, si al medio día los partes hablaban de probabilidad alta de lluvia a partir de las seis de la mañana de hoy jueves, a eso de las ocho de la tarde cambiaban para pronosticar que los chubascos podrían aparecer a eso de la medianoche. Eso hizo que al cierre de esta edición las hermandades de recorridos más largos, se plantearan la situación. 

La jornada de ayer echó a la calle a mucha, muchísima gente, un hecho provocado por las ganas de  ver cofradías y por el tirón que tienen, ya que cada una de ellas aporta algo especial y único. También fue un día de transistores y de bares llenos a partir de las nueve y media de la noche por eso de la final de la Copa del Rey, pero las cofradías les ganaron el pulso al Barça-Madrid y para nada se vieron cortejos sin público en la calle a raíz del fútbol.

Por lo demás, la jornada empezó como todos los Miércoles Santos por La Granja. Los cofrades del Soberano volvieron a demostrar un derroche de ganas, fuerzas y costalería. Sus 13 horas en la calle lo dicen todo.

El Consuelo volvió a sacar a la calle un cortejo que, si bien no muy numeroso, volvió a ser de los más elegantes de nuestra Semana Santa, como elegante fue el repertorio de marchas que interpretó durante toda la tarde-noche la Banda del Nazareno de Rota, que se estrenaba este año tras la dolorosa del Pelirón.

Santa Marta fue la representante de San Mateo en esta Semana Santa tras la desilusión del martes con Los Judíos. La hermandad sigue buscando su identidad y en este miércoles cambió el trío de capilla para el misterio del traslado al sepulcro por los sones fúnebres de la Banda Municipal de Ubrique.

El Señor de las Tres Caídas evidenció un año más que es la imagen que más devoción tiene en Jerez, como así lo atestiguó la enorme masa de personas que lo acompañaron a lo largo de todo su caminar tanto a la ida como a la vuelta de la Catedral, aunque si volvemos a hablar de porcentajes y de números, la impresión que dio es que los acompañantes bajaron con respecto a otros años.

Cerraron la jornada la Amargura y El Prendimiento. Los cofrades de Los Descalzos dejaron su poso de cofradía con mayúsculas. En Naranjas, una calle con especial significación para ellos, volvieron a llover las saetas tanto para el Señor como para la Virgen. En la vecina Patricio Garvey, una petalada de flores, el piano de José Zarzana y la voz de Laura Mateo, que le dedicó una oración cantada a la Amargura, elevaron ese momento a la categoría de sublime. En Carrera Oficial extrañó el enorme corte  que hubo entre el palio de Los  Dolores y su cruz de guía.

Y en cuanto al Prendimiento, hermandad y barrio se hicieron uno. Las saetas y las bulerías volvieron a acompañar el andar de los dos pasos. En lo musical, la Victoria de León ofreció un repertorio muy flamenco, acorde al estilo y a lo que pide el paso de misterio. El olivo, enorme, volvió a despertar gran expectación y la Virgen del Desamparo enamoró a todo el Jerez cofrade bajo su palio rojo.

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