La corona que le será impuesta al Valle el uno de noviembre resplandeció ayer muy cerca de la imagen a la que en muy poco tiempo le será impuesta. San Telmo acogió un entusiasta acto de presentación que fue capaz de reunir a varias decenas de hermanos y curiosos, seguramente muchos de los donantes del oro con el que se ha creado la corona, para ser los primeros en ver de cerca la obra que ha salido de las expertas manos de Juan Borrero, el orfebre que ha dado forma a los cuatro kilogramos del precioso metal que han sido necesarios para este trabajo. La corona estuvo en una urna cubierta con una bandera de Jerez en el altar mayor hasta que fue retirada para dejar ver la impresionante pieza que responde fidedignamente al proyecto inicial del mismo artista.

No cabe duda que es una gran corona en cuanto a su diseño y ejecución. No es grande al estar ajustada al rostro de la imagen. Para lo más expertos, es de las más importantes que se han visto últimamente y para ojos menos experimentados, la mayoría, es simplemente la mejor corona que se le podía donar a la Virgen. Así lo expresaba satisfecho el hermano mayor que confesaba que ayer fue la primera vez que la veía terminada. "Estoy contento como ha quedado. El tamaño es el adecuado, una pieza sensacional y responde plenamente a la idea que teníamos", dijo un entusiasmado Antonio Yesa que recalcó que al final está pagada y su coste no ha repercutido en las cuentas de la tesorería, "ha salido de aportaciones de los hermanos, de devotos y de muchos que sin ser hermanos han colaborado". Por su parte, Borrero, con 55 años de oficio y hombre de pocas palabras, dijo que su obra es fruto de trabajo e ilusión, "con la responsabilidad de que es para una coronación con todo lo que ello implica". La idea de la hermandad es exponerla público, posiblemente en la sede de la plaza del Arenal de Cajasol. Las fechas se darán a conocer próximamente. También se presentó el palio que llevará la imagen en su traslado del día 25 basado en una reproducción fotográfica a tamaño real de Miguel Castaño de un antiguo techo pintado que posee la cofradía.