De frente

Mucho y bueno de puertas adentro

ESTAMOS en el tiempo en el que las mayordomías despliegan todo su talento en el montaje de los altares de cultos, besapiés y besamanos. Un talento que mal entendido puede llegar a lo estrambótico. Entre lo sublime y lo ridículo hay una fina línea que los separa. Este análisis no quiere decir que esté sucediendo en la ciudad, donde desde hace mucho manda el esmero por la elegancia y las formas, cuando las iglesias se visten de brillos plateados, de cera, de buenos paños, flores y grandes doseles para enaltecer este periodo sobresaliente de la actividad cultual. Pero no está de más poner una pica en Flandes para frenar los ímpetus de los que tengan la tentación de inventar o reinventar lo que ya tiene una creatividad asentada en una ortodoxia cofrade bien entendida. Hay que reconocer que lo que hoy hay un gran nivel; altares en los que no se ahorran esfuerzos y dineros. Por este motivo traemos a la portada de este especial un altar de cultos, en este caso el de la Vera Cruz; uno de los muchos que se pueden disfrutar estos días y que no pueden pasar desapercibido. En nuestra agenda de ayer recomendamos una idea muy saludable para el espíritu: darse una vuelta por esas iglesias y disfrutar de lo mucho bueno que hay en ellas gracias al buen gusto que cultivan las priostías.

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