Este trabajo fue encargado al artesano Jesús Rosado, cuyo taller se encuentra en Écija y del que ya han salido algunos encargos para hermandades jerezanas, por lo que este nombre no es desconocido por aquí. Una de sus más notables realizaciones fue el pasado y la restauración del techo de palio del Mayor Dolor, que le mereció elogios por la buena ejecución del encargo, máxime cuando se trata de una obra realmente destacada del maestro Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

El ritmo está siendo el deseado y acorde con los deseos de la hermandad. De hecho en las recientes visitas que ha llevado a cabo la comisión encargada del seguimiento de la obra, se han podido comprobar los enormes avances que se están produciendo. Como se puede ver en las imágenes que acompañan a esta información, el concepto estético de la obra ya se ve perfectamente, sobre todo en la calle central de la pieza que está prácticamente terminada. Así las cosas, las previsiones apuntan a que para el mes de marzo de 2012 el manto podría ser recepcionado en la hermandad, evidentemente para su estreno en el Domingo de Ramos de ese mismo año.

E incluso podría llegar a verse en una segunda ocasión en la calle si prospera la idea del programa cofradiero que quiere llevar a cabo la hermandad con motivo de las bodas de oro de la bendición de la imagen. En ese proyecto de actos de celebración, la implicación de los colegios de la Salle de la ciudad y la orden misma será mas que destacada, como no podía ser menos por el significado que esta advocación tiene para las Escuelas Cristianas y por la realidad de la hermandad de la Estrella y el tirón que supone dentro de los colegios y como vínculo de conexión con la orden por parte de antiguos alumnos, que son los que de forma mayoritaria siguen hoy en las filas de la cofradía.

Además, una buena prueba de esa buena sintonía con la orden es la petición que La Salle hizo al obispado de coronar canónicamente a la Dolorosa, un expediente que aún no se ha resuelto. No cabe duda alguna que los 50 años de bendición tendrían su mejor premio con un anuncio de coronación canónica, que no la coronación en sí por obvias razones de tiempo y oportunidad.