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N'Zonzi, al agujero negro

  • Los atacantes no se escalonaron y el gigante quedó en tierra de nadie.

La pizarra del Sevilla.

La pizarra del Sevilla.

El amateurismo sublima el talento, la creatividad del jugador con la pelota. Pero, en el fútbol profesional, a la relación del jugador con la pelota hay que darle una envoltura: la preparación física y la disposición táctica adecuadas para que la técnica hable. Ayer, la técnica, como la grada, habló menos que de costumbre con Sampaoli porque el equipo no ocupó los espacios con equilibrio. Ya de salida, eran demasiadas las piezas que esperaban la pelota muy arriba. Y más con los cambios: hasta el jugador de espíritu más defensivo de los tres sustitutos, Iborra, se ubicó como rematador. Ese overbooking de delanteros facilitó la labor destructiva del Villarreal y potenció sus contras. De paso, desenchufó a la pieza de mayor peso específico en el Sevilla esta temporada, Steven N'Zonzi. Al gigante francés se lo engulló un agujero negro.

Defensa

Un equipo con capacidad combinativa pronto explotaría esos espacios en torno a N'Zonzi. Y el Villarreal, aun mermado como ayer estaba, lo es. Para el fútbol-ficción queda qué hubiera pasado si el ordenado y competitivo equipo de Escribá se presenta con Sansone o Soriano y Trigueros juega donde mejor sabe y no tan adelantado como ayer. Adrián evidenció que su forma no es óptima y malogró dos ocasiones clarísimas, originadas por las autopistas abiertas en no pocas recuperaciones de los amarillos. Tener a tanto delantero hacía que en los rechaces de los zagueros visitantes la pelota soliera caerle a uno de amarillo. Y lo mismo ocurrió en los despejes de cabeza de Rami o Lenglet: o le caía a uno del Villarreal y se encendía la alarma atrás o le caía a N'Zonzi, que era presionado al momento por varios. Escribá lo vio claro.

Ataque

La puesta en escena sí obedeció a lo que pretendía Sampaoli. Sobre todo en el costado izquierdo, por el que Vitolo dio profundidad y, lanzado por Nasri, conectó con los puntas, Ben Yedder y Jovetic, que dibujaron buenos desmarques de dentro hacia la banda para que un compañero se colara por dentro. Pero ese plan, al fin y al cabo, dependía demasiado de la inspiración de Nasri. El propio Nasri lo sabía y quiso hacer más cosas de las que podía. No paró de acarrear balones, conducir y conducir con cuatro o cinco compañeros esperando muy arriba y entre un bosque de piernas amarillas. La dependencia de Nasri fue aún mayor cuando entró Sarabia y Vitolo se fue a la derecha: ahí el canario es menos peligroso. Tampoco Vietto solucionó el enredo de Jovetic e Iborra sí resultó como rematador, pero se topó con Asenjo.

Virtudes

Aun sin acertar en el plan, el equipo dispone de tal arsenal que genera tres o cuatro ocasiones claras. Asenjo estuvo sideral.

Talón de aquiles

N'Zonzi es humano, aunque a veces no lo parezca. Echó de menos ayudas por delante. También pecó el ataque de ser demasiado barroco, muchas veces sobró un pase, un adorno. Ese azúcar...

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