El Sevilla se encuentra con una nueva realidad desconocida en los últimos años. Cuando aún no ha concluido febrero, este grupo en el que figuran muchos campeones se tiene que conformar con jugar de domingo a domingo. Tras una dignísima Copa del Rey y un frustrante y cruel adiós a la Liga Europa, la plantilla que está a las órdenes de Gregorio Manzano no tiene más remedio que levantarse tras caer, con ese mismo orgullo que mostró en el Estadio do Dragao en busca de esa clasificación que no llegó. Ese orgullo mostrado en Oporto y la evidencia en el total de la eliminatoria de que hay mimbres y piezas para realizar un buen fútbol y lograr resultados positivos es lo que se pone en el escaparate desde hoy. El Sevilla inicia una nueva vida sin tiempo a lamerse las heridas.

Para este reinicio llega un choque muy especial. En el Vicente Calderón esperan con muchísimas ganas al que fue su verdugo en la final de la Copa del Rey, aquella fiesta en Barcelona el pasado 19 de mayo. Aún no se ha cumplido un año de aquello y por ello la cicatriz en la piel colchonera está fresca. A eso se suma que tanto Sevilla como Atlético tienen una vida casi paralela, pues ambos, después de partir con vitola de favoritos a pelearse por lo que dejaran Barcelona y Real Madrid, intentan agarrarse al séptimo puesto de la clasificación.

Esta cruda realidad, que ya es dolorosa en el caso del Sevilla, lo es mucho más desde la perspectiva de un Atlético que, otro año más, empezó con brío el campeonato liguero para ir diluyéndose en la habitual medianía de sus últimos años. El título de la Liga Europa, del que sigue siendo vigente campeón el equipo de Quique Sánchez Flores, y ese brioso inicio en verano incluso lo llevó a ser tildado como candidato al título de Liga. Luego, la rutina del día a día fue poniendo a cada uno en su sitio y esta tarde convergen dos históricos con la urgente necesidad de no fallar para no ceder más terreno respecto de los rivales que les enseñan la matrícula. Es decir, ambos tratan de afilar sus codos para esa durísima pelea por un puesto europeo, que ya se atisba cuando faltan sólo 14 fechas del calendario liguero. Se intuye una lucha sin cuartel por los puestos quinto al séptimo y el Sevilla no tiene otra que apartar de su camino a este incómodo adversario.

Las vidas paralelas de dos equipos eliminados de Europa y de la Copa se acentúa en la Liga. Ambos llegan después de un revitalizador triunfo por la mínima que acabó con sendas rachas negativas. El Atlético ganó por 0-1 gracias a una genialidad aislada de Agüero en Zaragoza, tras caer ante Sporting, Athletic, Barcelona y Valencia. Y el Sevilla se reencontró con el triunfo frente al Hércules tras los frustrantes empates ante Deportivo y Málaga y la derrota en Santander, con la eliminación frente a Real Madrid y Oporto de por medio. Ninguno de los dos está como para tirar cohetes, vaya.

Bien es cierto que el Sevilla demostró en Santander y en Nervión ante el Oporto que tiene mucho más fútbol desde que Jesús Navas, Fazio, Medel y Rakitic han ingresado en el equipo para refrescar a un grupo necesitado de toda la energía posible. Y ahora sólo cabe esperar que el varapalo europeo no les pase factura a tantos futbolistas acostumbrados a disfrutar de la alta competición en su más vasta expresión. Además, este obligado reinicio liguero tendrá que ser sin Kanoute, resentido por una sobrecarga muscular.

La ausencia del franco-malí no debe ser óbice para que Manzano presente un once titular de plenas garantías. Los cuatro futbolistas susodichos tienen un sitio fijo en el equipo que salte al césped del Calderón. Es previsible que Manzano también refresque la defensa con el ingreso de Escudé y que Sergio Sánchez continúe en la titularidad tras jugar menos de una hora en Do Dragao. Y que en el ataque sea la referencia sea Luis Fabiano, precisamente el recurso usado en Oporto en pos de la heroica.

La principal incógnita es si Manzano seguirá empecinado en ese 4-4-2 que fuera de casa se suele partir en un imposible 4-2-4 situando a Negredo junto a dos extremos puros más Luis Fabiano o si, aprovechando la baja de Kanoute, adelantará a Rakitic para dejar hueco a otro medio junto a Medel. Desde luego, si hay un rival con el que el pimpampum de un once tan ofensivo puede funcionar es el Atlético, en el que Quique podrá contar con Forlán y Agüero después de que ambos hayan superado dolencias menores.

Prescindir de un extremo o de un punta parecen las soluciones más razonables para pertrechar mejor a un equipo que sufrió su último varapalo como visitante liguero en Santander. Pero quien la lleva la entiende y éste es Manzano, un hombre igual de cuestionado en Sevilla que está Quique en Madrid. Hasta ese punto son paralelas las vidas de Sevilla y Atlético, dos pegadores obligados a fajarse ante el duro combate que se prevé.