Sevilla FC

Tiempo de introspección

  • Los errores de la planificación, como falta de calidad física, exceso de edad y deficiente gestión de la plantilla, estallan ya sin Berizzo de paraguas

Jugadores del Sevilla.

Jugadores del Sevilla. / Antonio Pizarro

En el peor momento posible, en una negra noche de Reyes que tardará en olvidar el sevillismo, ha saltado por los aires toda la planificación. La deficiente plantilla del Sevilla, diseñada por Óscar Arias con el plácet de José Castro, venía dejando señales. Algunas muy nítidas, otras más veladas. Algunos querían señalar los yerros menos palpables y otros se negaban a ver los obvios. Pero casi todo el mundo coincidía en que no se correspondía la calidad de la plantilla con su coste. Según desveló Juan Luis Villanueva en la pasada Junta de Accionistas, "hablamos de la cuarta plantilla de la Liga por coste (141 millones de euros) y con el objetivo de consolidar al equipo en la Champions League". La literalidad de las palabras del consejero responsable de la economía viene al caso para que no haya malas interpretaciones. El coste es el que es, y el objetivo también. Y a estas alturas pocos esperan que este Sevilla pueda llegar a esa meta.

Precisamente esas señales constantes han servido de analgésico para muchos sevillistas que "ya veían venir" lo ocurrido en la noche de la Epifanía. De otro modo habría sido mucho más humillante y vergonzosa la inédita goleada encajada ante el eterno rival, que venía preparando su derbi desde el verano, mientras el Sevilla lo afrontó enredado en cuitas sobre el cambio de entrenador, el problema disciplinario de N'Zonzi, la necesidad de reforzar la plantilla y la Copa del Rey, banco de prueba de un Vincenzo Montella que ahora debe recuperar un crédito que tampoco le sobraba al llegar.

La apuesta por la calidad

Hace dos primaveras, aún con Monchi al mando, el Sevilla decidió dar un giro a su estilo futbolístico hacia la calidad. Por el camino iban a quedar gente como, Coke, Krychowiak, Iborra... después de que Mbia ya hubiese abandonado el barco anteriormente. El hartazgo por el juego pragmático de Unai Emery después de tres años y medio había llegado a un límite. Y Monchi, aconsejado también por Sampaoli, giró sobre la marcha tras la fuga de Emery, que vino como el aceite a las espinacas para el deseado viraje.

Óscar Arias, que le afeó a Emery que su juego no "terminaba de calar" y que "el aficionado no salía satisfecho", dio otro giro de tuerca y, tras los fichajes de futbolistas como Franco Vázquez o Ganso, símbolos de ese nuevo estilo instigado por Sampaoli, le dio continuidad a la idea sin caer en la cuenta de que parte de su plantilla había envejecido y de que ya el pasado curso adoleció de falta de fuerza física: a Sampaoli se le cayó el equipo desde la eliminación en Leicester y ya no se levantó, entre lo anímico y lo físico.

Pero Óscar Arias, para blindarse, apostó por el rendimiento inmediato, la calidad y la veteranía: Nolito, Jesús Navas, Banega... Las renovaciones de Carriço y Krohn-Dehli debían dotar de personalidad y galones, pero acrecentaron el problema físico, pese a lo atractiva que era una plantilla que iba a seguir teniendo como referencia a N'Zonzi, un jugador especial con el que ya tuvieron que lidiar Emery y Sampaoli para sacarle rendimiento como pivote defensivo, cosa que no es. El Sevilla aumentó considerablemente su edad media, hasta los 27,6 años, sin sumar músculo en el trayecto. Y con el inconveniente de tener que mimar a estrellas como Banega, Nolito y Jesús Navas, con problemas varios: el primero evidenció con Emery que no aguanta tres partidos a la semana; el segundo tiene un déficit físico de formación; y el tercero ya había iniciado en Manchester su cuesta abajo sin crecer futbolísticamente.

El 'affaire' N'Zonzi

En el desencuentro de Berizzo con N'Zonzi se evidenció falta de gestión desde arriba. Apartar así a un pilar de la planificación contrasta brutalmente con la entrega sin condiciones a su vuelta al equipo pese a que llevaba mes y pico sin jugar ni casi entrenarse por la necesidad en el eje. Óscar Arias hizo mutis por el foro en el caso con Berizzo y lo ha vuelto a hacer con Montella, quien le ha dado de golpe y porrazo 180 minutos en cuatro días pese a su falta de ritmo. Lo que sí hizo Arias fue quemar las naves antes de un derbi con el relevo de técnico: salió cruz y ahora Montella debe levantar esa losa.

El sistema defensivo

El Sevilla tiene un déficit en el balance goleador inédito en temporadas en las que disputa Champions. Está en -4 en la Liga. Acumula cuatro goleadas en contra. El sábado sufrió la primera en casa por el carácter distinto del derbi. El problema era patente y ahí tiene mucho que ver la apuesta por técnicos ofensivos tanto como la elección de jugadores sin capacidad, física ni táctica, para sostener el sistema (Pizarro, Kjaer, el inédito Geis) pero también la pésima gestión de los flancos. Fichar a Carole el penúltimo día y no inscribirlo en la Champions sonó a grave improvisación en la zaga.

Y el problema goleador

Muriel jugaba con Schick en la Sampdoria el último año. Así marcó 11 goles, su tope en Italia. Con Montella, lo hacía con Eder, con Cassano, con Correa. Nunca ha jugado como único 9 hasta llegar al Sevilla. El riesgo de su apuesta era enorme... y muy caro. Su precio ha pesado en las críticas. Pero el verdadero problema es el rol que tenía en la Sampdoria... y el que ya tenía en el Sevilla Ben Yedder. Tampoco es un 9 para jugar solo. Eran señales. Es tiempo de introspección para quien no las quiso ver. De reflexionar y reaccionar.

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