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Tuvo que ser en el caos

  • La media inicial, con Rakitic y Kanoute desbordados y Zokora fuera de sitio, dio paso a un equipo que, con Medel y Luis Fabiano, y muy destapado atrás, al fin afiló su juego.

Una pena que en ese arreón final, tras el espléndido gol de Luis Fabiano, a muchos jugadores del Sevilla apenas les fluyera ya la sangre por la cabeza, del tremendo esfuerzo que hicieron. Kanoute y Rakitic por dentro, o Jesús Navas y Perotti por fuera, se dejaban el alma pero las piernas ya no les respondían, y afloraban las imprecisiones en el pase. Por entonces, Manzano, en su huida hacia delante, había corregido su error en el planteamiento inicial -erre que erre...- de situar a Rakitic y Kanoute por delante de Zokora, más dos extremos abiertos. Un grupo demasiado bizcochable en la sala de máquinas, donde se cuecen los partidos.

Defensa

Rakitic y Kanoute se vieron desbordados por el altísimo ritmo colectivo del Oporto, que apretaba mucho, con orden y que además llegaba antes a casi todos los balones divididos en el medio. De nuevo Fernando se pegó a Kanoute con eficacia, mientras la frialdad de Rakitic acrecentaba el déficit sevillista en la medular. Zokora no tardó en perder la posición y eso hizo que la zaga sevillista estuviera a merced de las ráfagas locales, con las entradas de Hulk por la derecha, Varela por la izquierda y Moutinho pululando entre líneas. Suerte que Falcao, en su vuelta a la actividad, evidenció que está falto de ritmo. Sergio Sánchez y Fernando Navarro apenas pudieron cubrir sus espaldas, Alexis acudía siempre donde no debía... pero Fazio corrigió a sus compañeros más de una vez.

A medida que el Sevilla daba pasos adelante y se destapaba, más grande aún fue la figura de Fazio en el repliegue ante las contras, como también de Medel y de Fernando Navarro.

Ataque

Volvió a acumular hombres Villas-Boas en el centro del campo y esta vez, se llevó el control con más claridad que en la ida. Jugaba con el resultado a favor, en su terreno de juego, bajo el planteamiento idóneo para sus piezas ofensivas (espacios) y encima, con más frescura física que el rival: mientras el Sevilla jugó ante el Hércules el domingo, los dragones descansaban.

Si además Manzano vuelve a prescindir de centrocampistas de verdad para esa batalla en el medio, tanto mejor para los lusos, claro. Con Medel por Zokora se aceleró el ritmo y la fluidez, y ya a la desesperada, con Luis Fabiano por un defensa, el arrojo empezó a premiar al Sevilla. Pero el defensa sacrificado no fue Alexis, el que pedía a gritos la sustitución por sus errores y su tarjeta amarilla, sino Sergio Sánchez, y poco tiempo estuvo el Sevilla con la ventaja de la superioridad numérica, ya que el central malagueño, como todo el mundo salvo Manzano veía, vio la segunda amarilla. Al final, con el partido convertido en una ruleta rusa, no había fuerzas para servir pelotas en ventaja a los tres puntas, Luis Fabiano, Negredo y Rodri.

Virtudes

Tras el descanso apareció un equipo más afilado y profundo, que además se dejó el alma.

Talón de aquiles

Otra vez el planteamiento de Manzano dificultó la iniciativa. Y mantener a Alexis con la amarilla...

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