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Otra página para lustrar la historia (1-2)

  • El Sevilla se mete en los cuartos de final de la Champions después de casi 60 años tras protagonizar una brillante clasificación en Old Trafford

  • N'Zonzi sometió al United y Ben Yedder se encargó de firmar los goles

El Sevilla Fútbol Club le dio aún más lustre si cabe a su ya brillante historia. Fue Old Trafford, un estadio con mística al que llaman el Teatro de los Sueños, el recinto en el que los nervionenses firmaron una hermosa página para que los suyos vuelvan a henchir el pecho con toda la razón del mundo. Cuartofinalista de la máxima competición mundial después de casi 60 años y todos los amantes de esta fe balompédica se pueden sentir orgullosos de los suyos después de haberse cargado al Manchester United, nada más y nada menos, con toda su cascada de millones y de seguidores hasta en el más remoto de los confines de la tierra.

Pero esto es el fútbol y por eso apasiona a tantos locos por él. Este juego es así, permite que un presupuesto muchísimo menor sea capaz de comerse a quien tiene billetes para contratar a futbolistas de 70 u 80 millones de euros. En este caso, el Sevilla de Vincenzo Montella, Banega, José Castro y hasta de Óscar Arias se plantó en la industrial Manchester y le dio una soberana lección a Mourinho y los suyos.

Una disertación de control del juego desde el minuto 1 hasta completarla después de 95 minutos teniendo la pelota cerca del área de De Gea y creando una infinidad de ocasiones de gol para haberse podido ir de Old Trafford no sólo con la clasificación sino también con un resultado realmente escandaloso. No fue así por la sencilla razón de que este Sevilla rezuma ingenuidad por todos sus poros, aunque hasta eso carece de trascendencia en un momento así, después de haber colocado la bola de la entidad en un sorteo en el que sólo estarán los ocho mejores de Europa, que casi es lo mismo que decir que son los ocho mejores del mundo.

Y no pudo ser más justa la clasificación de los sevillistas. Montella se decidió finalmente por la coherencia y huyó de los experimentos para colocar a Mercado en el lateral derecho, en la posición en la que ha jugado la mayor parte de su carrera, y a Kjaer, uno de los fichajes estrella del curso, en la posición de central. El resto de los integrantes de la alineación inicial eran exactamente los mismos de siempre para escribir esta página gloriosa, aunque conviene precisar desde ya que sería uno de los suplentes el principal protagonista, pues el cambio de Ben Yedder por Muriel fue decisivo para la fiesta vivida por los más de dos mil sevillistas que vibraban en una de las gradas del estadio del United.

Pero yendo por partes, el Sevilla pareció salir algo dubitativo, incluso en ese arranque tuvo un disparo Lukaku desde la frontal para meter el primer susto. Fue un espejismo. Los sevillistas disponían de un coloso llamado Steven N’Zonzi en el centro del campo para demostrarle al mundo que es uno de los mejores medios centro del planeta fútbol. Fue justo lo contrario de lo sucedido el pasado sábado, pero así de voluble es este deporte.

El gigante francés se fue tragando a todo el United, empezando por ese Fellaini que le había puesto Mourinho en su zona, y estableció un mando absoluto a la hora de cortar cualquier avance del rival y de asegurar la salida de la pelota controlada ya fuera hacia Banega o hacia Franco Vázquez, que eran quienes después la transportaban hacia los dos extremos, menos para un Muriel que jamás le ganaba un duelo a los zagueros locales.

Las imágenes del Manchester United-Sevilla Las imágenes del Manchester United-Sevilla

Las imágenes del Manchester United-Sevilla / Kate Richard

El Sevilla, con ese paraguas protector de N’Zonzi y con Lenglet desahogando desde la defensa, siempre se sintió seguro durante el primer periodo y hasta dispuso de acercamientos a De Gea, pero la ingenuidad en los remates llegó a ser desesperante para quienes pensaban que los forasteros estaban más que capacitados para protagonizar la proeza. Los disparos de Muriel, Correa y hasta de Franco Vázquez, Banega y el propio N’Zonzi eran sencillamente propios de un partido de cualquier liga escolar.

Ésa era la única razón para que el Sevilla no fuera por delante cuando todo llegó al intermedio, ya que en fútbol había sido muy superior a un United incapaz de atacar y que prácticamente renunciaba a hostigar a los sevillistas más allá de los balones que peleaba ese gigante llamado Lukaku. Los demás ni se acercaban a Sergio Rico, particularmente un Alexis Sánchez desaparecido. Sólo faltaba creérselo, confiar en los remates propios y tener el desparpajo para buscar a De Gea de verdad.

Dicho y hecho. El primer aviso llegó no más arrancar el segundo periodo con una ocasión de Correa tras un pase de Sarabia, pero, una vez más, todo se iba al garete por la ingenuidad. Los avisos, sin embargo, comenzaron a llegar con más asiduidad y tanto Correa, de nuevo, como Muriel rozaron el cero a uno. N’Zonzi cada vez era más gigante en el centro del campo y hasta engulliría a su compatriota Pogba cuando Mourinho tiró de él como recurso de urgencia.

Falló esa alternativa para el portugués, pero no lo hizo Ben Yedder para Montella. Con todo el graderío sevillista cantando "todos queremos que marque Ben Yedder", un pase profundo de Sarabia fue aprovechado por el francés para lanzar un disparo preciso con su pierna derecha. El Sevilla, por fin, había marcado en Old Trafford y todo se le ponía de cara para la proeza. Sobre todo cuando el propio Ben Yedder hizo el segundo en un córner muy poco después.

El arreón lógico del United se quedó en un gol de Lukaku, pero con N’Zonzi ya exhibiéndose lo lógico hubiera sido una goleada de escándalo si Correa y Ben Yedder hubieran concretado opciones clarísimas. No fue así, pero qué más da, el Sevilla estaba escribiendo el epílogo de otra página de grandeza en su historia, esta vez en Old Trafford. Cuartofinalista de la Champions, entre los ocho mejores del mundo. Ahí está el Sevilla Fútbol Club.

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