Sociedad

Alemania ofrece un emotivo adiós a las víctimas de la 'Love Parade' Rescatan el cuerpo de una de las jóvenes españolas desaparecidas en México

  • Las máximas autoridades políticas del país interrumpen sus vacaciones para asistir al oficio religioso celebrado en memoria de los 21 fallecidos en la estampidaLos equipos de rescate siguen rastreando el río Gallinas en busca de los tres acompañantes

Alemania dio ayer un emotivo último adiós a las 21 víctimas mortales de la estampida humana que tuvo lugar el sábado 24 de julio en el festival tecno Love Parade con una ceremonia oficial de luto en la iglesia del Salvador en Duisburgo, el principal templo evangélico de la ciudad.

En la misa ecuménica estuvieron presentes una visiblemente emocionada canciller Angela Merkel, el presidente Christian Wulff, el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, y Hannelore Kraft, la recién investida jefa de gobierno del estado de Renania del Norte-Westfalia, al que pertenece Duisburgo. "En una fiesta en la que reinaban las ganas de vivir, la muerte nos mostró la peor de sus caras", dijo en su sermón el presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica, Nikolaus Schneider. "Pero la vida que Dios nos regala es más fuerte que la muerte".

"Por eso nuestros muertos no estan muertos", agregó. "El baile de la muerte que fue la Love Parade se convierte en una fiesta de la vida indestructible".

Al comenzar la misa, a las once de la mañana, se colocaron ante el altar del Salvador una vela y un libro de condolencias traídos directamente del lugar de la tragedia, el túnel de entrada que se convirtió en trampa mortal de acceso a la antigua estación de trenes de mercancía en la que se celebró la Love Parade.

Algunos de los miembros de los servicios médicos, de la Cruz Roja y de rescate que trabajaron en la catástrofe encendieron 21 velas por las víctimas mortales.

Las campanas de todas las iglesias de Duisburgo doblaron a la vez antes de que diese comienzo el funeral, seguido por miles de personas. Mientras sonaban las campanas, la ciudad entera guardó un minuto de silencio por las víctimas, entre las que se encuentran dos estudiantes españolas de 22 años que acababan de terminar un curso con una beca Erasmus en la Universidad de Münster.

En la iglesia del Salvador sólo pudieron entrar unas 500 personas, únicamente familiares y allegados, representantes de la política y sociedad alemanas, agentes de seguridad, servicios médicos y prensa. Las decenas de miles de ciudadanos que quisieron seguir el acto lo hicieron desde las pantallas colocadas en otras iglesias de la ciudad, así como en el estadio de fútbol del MSV Duisburg, con una afluencia de público mucho menor de la esperada.

Tras la ceremonia religiosa, de 45 minutos de duración, habló Hannelore Kraft, la única representante política que tomó la palabra. Con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, la socialdemócrata lamentó la muerte de jóvenes "que tenían todo el futuro por delante" pero también se refirió expresamente a los cientos de heridos, física y psíquicamente, así como a "quienes estuvieron presentes y no pudieron ayudar" y a todos los que por haber visto de cerca la catástrofe, "guardarán para siempre esas imágenes".

"Sufrimos con ustedes", "no están solos", dijo a todos los presentes tras verse obligada a hacer una pequeña pausa. Kraft dirigió unas emotivas palabras de agradecimiento a las fuerzas de rescate por su buena labor "pese a las malas condiciones" y pidió reestudiar el sistema de valores y de seguridad en el país.

"Garantizar la seguridad es nuestra responsabilidad común", aseveró. "Hay muchas preguntas y todavía tenemos pocas respuestas". ¿Cómo pudo ser? ¿Quién es culpable? ¿Quién es responsable? Nuestra misión es descubrirlo", apremió en el funeral.

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