Cuando las personas se prohíben a sí mismas consumir ciertos alimentos porque, por ejemplo, piensan que les hacen engordar, aparece el ansia por la comida como reflejo del conflicto entre "poder" y "no querer" comer.
Así lo ha constatado un grupo de investigadoras de las Universidades de Granada y Jaén, que han analizado las causas psicológicas y fisiológicas responsables del ansia por la comida, entendida como un impulso irresistible de comer un determinado tipo de alimentos (dulces, chocolates, helados, frutos secos, etc). Los resultados han sido recogidos en el estudio "*Qué es el ansia por la comida?".
Pero no sólo la restricción alimentaria o la realización de dietas puede disparar el ansia por la comida. El estudio también hemos encontrado que las emociones negativas pueden llevar a consumir una cantidad excesiva de alimentos en un corto espacio de tiempo, con sensación de pérdida de control: es lo que conocemos como atracones.
Por ello afirma que la restricción alimentaria y los estados de ánimo negativos (por ejemplo, la ansiedad, la tristeza, la frustración, el estrés) muchas veces "van asociados a una forma de alimentación que podríamos denominar emocional y patológica".
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