TV-Comunicación

Bruno, cantera de Arguiñano

  • El cocinero vasco de las mañanas de La Sexta se ha recorrido medio mundo y es un nombre muy reconocido en tierras mexicanas - Propone la cocina con buen humor, imaginación e improvisación

Comienza una retahíla de productos y recetas mexicanas y con él se descubren muchos más sabores que el restaurante tex-mex de la esquina. A Bruno Oteiza le aflora sin querer sus ansias de transmitir y de dar a conocer la sabiduría de tantos años de cocina, viajes y espíritu autodidacta. Tiene dos restaurantes y uno de ellos cuenta con tres estrellas Michelín, en el centro de México D.F., pero se lleva semanas enteras en su tierra natal para grabar en Bainet los programas matinales de La Sexta. Bruno pertenece a la factoría de Arguiñano y para él "es un honor" que lo comparen con el referente de la cocina televisiva, e incluso algunos lo tilden de futuro sucesor.

"Las recetas hay que elaborarlas con buen humor. Karlos tiene su estilo inconfundible y yo intento como él que el espectador aprenda, disfrute y no se aburra", charla mientras se pone a la faena en su plató. Cocina con Bruno se graba en un set enfrente del de su vecina Eva Arguiñano, Hoy cocinas tú, iluminado con luces de neón, para evitar altas temperaturas en el lugar de rodaje. A unos metros se encuentra la cocina de otros compañeros de aventura, Ramón Roteta y Enrique Fleischmann, que conducen el espacio Cocina para dos, que se emite en emisoras locales. En otro plató, los cacharros de Karlos Arguiñano aguardan al maestro, que graba dos días a la semana. En el caserío de Bainet el zafarrancho no para.

"Las recetas que ofrecemos tienen que servir al espectador de carril, de guía, pero cada uno tiene que poner la imaginación, la improvisación si hace falta", es la consigna principal de Bruno Oteiza, que comenzó en esto de dar de comer bien cuando era un mocoso en Kokotxa, un restaurante donostiarra. En una familia ajena a los fogones, su vocación se despertó fácilmente en una ciudad en la que palpita la buena cultura gastronómica. "Para mí los cocineros eran mis ídolos. En una ciudad como San Sebastián es mucho más fácil", confiesa. Durante muchos años ha estado ligado a Juan Mari Arzak, otra institución mayúscula, y que colabora habitualmente en los programas de su buen amigo Karlos. Las buenas referencias de Arzak trajeron a Bruno a España para repetir el éxito que tenía en los canales mexicanos. El desparpajo de Bruno ha logrado su punto de sazón en el Nuevo Continente, adonde marchó hace más de diez años. Un mal de amores se convirtió en la afortunada carambola que lo llevó a México, donde conoció a su mujer, Irma, tras haber realizado el servicio militar en tierras gaditanas. Sus recuerdos de San Fernando y El Puerto de Santa María están muy vivos para este defensor del vino de jerez en la cocina. La calidad y variedad de los productos españoles son la base de sus recetas y de la carta de sus restaurantes.

A la calidad de la materia prima él le aporta un mimo profesional y, por supuesto, el empeño de hacer programas divertidos, donde la gastronomía sea "excusa para pasarlo bien de muchas maneras". Cada mañana se asoma en La Sexta para cocinar con humor.

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