TV-Comunicación

Hugh, el troglodita surgido de la BBC

  • El protagonista de 'House', serie que hoy reaparece en Cuatro, ha sido declarado el actor más sexy de la televisión, pero, además de su faceta interpretativa, destapa su talento como músico y novelista

Por mucho que le hemos dado vueltas, es difícil contrastar a Hugh Laurie con una figura española televisiva para que comprendieran el calado y talento de aquí el doctor de mentirijillas. Si acaso podríamos compararle con el fallecido Fernando Fernán Gómez y, por su trayectoria en la pequeña pantalla, de la tragedia a la comedia con toda naturalidad, podría parecérsele Enrique San Francisco, que en realidad pertenece a otro tiempo catódico y su mal talante le ha impedido hacer cosas más grandes.

House regresa esta noche a Cuatro y mañana se estrenan sus nuevos episodios. No le cayó del cielo este regalo interpretativo por el que se embolsa 400.000 dólares por capítulo (el actor de plasma mejor pagado del momento). Aunque a primera memoria muchos relacionen al áspero galeno con la paternidad del ratón Stuart Little, detrás del personaje hay un tipo que se crió en Oxford, estudió en el prestigioso Eton y se tituló en antropología por Cambridge. Pertenece a una curtida hornada de figuras británicas como Kenneth Branagh o Emma Thompson. Interpretó grandes dramáticos en la BBC pero también protagonizó programas de humor absurdo, a lo Martes y Trece, al lado de su compadre Stephen Fry, la voz británica que narra Pocoyó, por cierto (fíjense en los títulos de crédito de la premiada serie española). En el blog de El Sofalícola le pueden echar un vistazo a unos cuantos vídeos de esta pareja que dio grandes noches de carcajadas.

Hugh Laurie compone canciones, en serio y también en broma, e incluso destila estilo en novelas como Una noche de perros, algo más que un best seller escrito por un comediante. El barbado intérprete escenificó números memorables para los espectadores de la Gran Bretaña tan recordados como nuestras rupestres empanadillas. En Estados Unidos se ha ido desquitando apareciendo en Saturday Night Live o batiéndose en duelo en los late shows. También le pueden ver haciendo el ganso en La Víbora negra, junto a Rowan Atkinson, un ratito antes de que se inventara lo de Mr. Bean o de sufrido malhechor en la olvidable 101 dálmatas.

Hugh está a punto de cumplir el medio siglo, pero los años no han sido problema para que las féminas lo consideren "el actor más sexy de la televisión". El doctor impone no tanto por su físico, enjuto, medio cojo, desaliñado y troglodita, sino por la personalidad y flema que le añade la percha, el trabajo interpretativo de un profesional especializado en el sarcasmo y las miradas de reojo.

Más que los títulos honoríficos, a este inglés lo que le pone es estar un rato con su familia. Cuando la parentela se quedó en el Reino Unido mientras él trabajaba en Los Ángeles, tuvo varios ataques de angustia que le llevaron a tomar el avión. Hugh está por encima de lo que le griten cuando pasa por la alfombra roja. Con su mujer, Jo Green, está a punto de cumplir los 20 años de matrimonio y la pareja tiene a tres trinquetes que ya han superado la adolescencia. Lo de "sexy" Hugh lo lleva por añadidura a un trabajo en el hospital que se lo ha tomado muy de veras.

Hace poco más de cuatro años que el Hollywood televisivo le presentó un proyecto acorde a las posibilidades de este actor que andaba bastante desaprovechado por Estados Unidos. Lo del doctor a lo Sherlock Holmes le vino de forma un tanto inesperada y la serie, que ha creado una escuela de antihéroes que caen estupendamente pese a sus desprecios, parece tener cuerda para rato. Para unas cuantas temporadas, aunque muchos hayan visto que se ha encasquillado en la reiteración. La escapatoria son los giros en la vida del protagonista, que en la quinta temporada ha perdido la lealtad y amistad de su Wilson-Watson, que además le acusa de ser el responsable de la muerte de su novia. Más allá de la investigación de las enfermedades más raras que han aparecido por la tele, House gana en vida interior. Hugh, simplemente, lo gana. Y muy bien.

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