Ay, que los de Repor volvieron a clavarlo. Y perdón por insistir con este programa. Fue el ultimísimo, dedicado a los teleoperadores, fue otra de sus entregas imprescindibles. Porque a todos nos concierne.

Primero, por explicarnos de primera mano las nefastas condiciones en que trabajan, cuáles son sus pautas a seguir, qué derechos tienen y cómo les defienden los sindicatos. Y segundo, porque todos somos interlocutores suyos, bien sea por voluntad nuestra, cuando como clientes necesitamos que nos presten atención, o de modo involuntario cuando nos martirizan con llamadas en las que se empeñan en ofrecernos productos que no nos interesan lo más mínimo.

Por desgracia, en una sociedad como la nuestra, ejercer de teleoperador o interactuar con uno de ellos está a la orden del día. Y no deja de ser curioso. En plena era de la comunicación nos vemos obligados a hablar con 'personas' aleccionadas como robots. Que tienen prohibidos término como "no" o como "problema". Obligados a "vender" ADSL a un señor mayor que sólo usa el teléfono fijo.

Los de Repor, Carlos Enrique al frente, volvieron a dar en la diana practicando el periodismo de investigación. Y justo es reconocerlo. Por cierto, que el maltrato en el modo en que son programados continúa. En el estreno del reportaje en su paso por el Canal 24 Horas apenas lo siguieron unos 80.000 espectadores, lo que viene a ser un triste 0,4%. En un alarde de generosidad, los programadores han decidido reponer el programa los sábados por la mañana, con el fin de darle "más visibilidad". ¿Adivinan a qué hora? Pues antes de las 9. Todo un despropósito. Porque los de Repor hacen el trabajo como si fuese a ser visto por el jurado más exigente. A fin de cuentas sus seguidores fieles lo somos. Convencidos de que de ellos solamente cabe esperar la excelencia.