Toros

Cien años del nacimiento de Manuel Rodríguez 'Manolete'

  • Tomó la alternativa de manos de Chicuelo en la Maestranza, donde llegó a cortar un rabo a un toro de Villamarta en la temporada de 1941

Cien años del nacimiento de Manuel Rodríguez 'Manolete'

Cien años del nacimiento de Manuel Rodríguez 'Manolete'

Se cumplen este julio 100 años del nacimiento de Manolete, el gran maestro del toreo cordobés. Para celebrar dicha efeméride se han celebrado diversos actos, por supuesto en Córdoba su ciudad natal, así como en otras ciudades de gran tradición taurina como Madrid o Valencia. Sin embargo, fecha tan señalada está pasando desapercibida en nuestra ciudad. Es por ello que ahora que comienza una nueva Feria de Abril sea el momento de rememorar su vida, su tragedia y su especial relación con Sevilla.

Manuel Rodriguez Manolete fue, sin dudas, el gran torero de nuestra posguerra. Su carácter serio, algo melancólico, su honradez y disciplina entregándose siempre en cualquier momento y lugar, ya fuese en la plaza más importante o en la del pueblo más remoto, su origen humilde y un amor freudiano con su familia y especialmente su madre, doña Angustias, eran el reflejo perfecto de la España sufriente de la posguerra y sus propios valores. Más que el torero del régimen fue, en mi opinión, el reflejo de la época y la sociedad que le tocó vivir.

Frente al Manolete serio, disciplinado, trabajador y familiar que se exaltaba desde el régimen existe, también, el Manolete rebelde que se enfrenta y se rebela contra su propio entorno familiar y social. Es el Manolete enamorado de Lupe Sino, la artista que conoció en Chicote, cuya relación tuvo el rechazo de todo su entorno social y especialmente familiar y por cuyo amor estaba decidido a dejar todo, incluido el toreo, cuando concluyese la fatídica temporada del 47. Es el Manolete ídolo en México, en cuyos ruedos, entre banderas republicanas, encontrará el calor y el éxito. Es el Manolete que, en aquel país hermano, se encontrará libre de cortapisas y presiones sociales o familiares para vivir libre y pasionalmente su amor con Lupe o reunirse, sin temor alguno, con aquellos paisanos, exiliados por razones políticas, para los que Manolete significaba el vínculo con la tierra añorada.

No fue torero de adornos o alharacas ni tampoco variado en su repertorio, limitándose el mismo a las suertes fundamentales permitiéndose únicamente como excepción la manoletina -adaptación del antiguo pase del Gallo que los aficionados denominaban del celeste imperio- y que él realizó con tal personalidad que acabó inmortalizado con su nombre. En el toreo fundamental destacó por la verticalidad y solemnidad que imprimía en la ejecución de las suertes. Impuso el toreo de perfil y muchas veces al hilo del pitón si bien, por el contrario, esto le permitió pisar unos terrenos hasta entonces vedados, pasándose el toro en unas cercanías hasta entonces desconocidas, ligando sucesivamente los pases sin enmendar los terrenos. Fue un sublime estoqueador, en la suerte suprema Manolete enseñaba toda la honestidad y honradez de su toreo matando en corto y por derecho como dicen los cánones. Ha sido quizás el mejor estoqueador de la historia. Fue tal su entrega en cualquier plaza y, en especial, en la suerte de matar que cuentan que una vez entrando a matar en una plaza pequeña, de pueblo, ante un toro difícil su apoderado Camará le insistió en que se aliviase a la hora de matar y él, angustiado, lo rechazaba diciendo: "Eso no lo sé hacer, don José, eso no lo sé hacer".

Tomó la alternativa en la plaza de Sevilla, el 2 de julio del año 1939, ante una corrida de Clemente Tassara siendo sus compañeros de cartel Manuel Jiménez Chicuelo y Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana. Como anécdota el toro de la alternativa se llamaba originalmente Comunista y para la lidia se le cambio el nombre por el de Mirador dadas las connotaciones que el nombre primigenio tenía en dicha época. En esa corrida Manolete estuvo bien pero el que triunfó especialmente fue el inolvidable Chicuelo, que ya en las postrimerías de su carrera, realizó la que posiblemente sería su mejor faena en la Maestranza cortándole el rabo a un bravo toro de Tassara. En los siguientes años se anunció siempre en varias corridas, con las figuras de la época y con las ganaderías más exigentes, con excepción de las de los años 43 y 46, en que no torea en España. Su faena más relevante la realiza en el año 1941 en una corrida de ocho toros que torea junto a Pepe Bienvenida, Juanito Belmonte y Pepe Luis, cortándole el rabo tras una emocionante faena al séptimo de la tarde, un difícil villamarta. Su última tarde en Sevilla fue el 21 de abril de 1945 con toros de Curro Chica para Álvaro Domecq, Fermín Rivera, él y Pepe Luis.

El año 1947 es la última temporada de Manolete, él mismo así se lo transmite a su entorno. Tiene decidido casarse con Lupe Sino y huir, huir lejos de aquel entorno que le exigía y le oprimía. Su honestidad, no obstante, le obligaba a seguir entregándose en todas y cada una de las plazas que actuaba ante un público cada vez más exigente e ingrato. Manolete anhelaba el fin de la temporada que asimilaba con su liberación. Sin embargo, la meta ansiada no llegó. Se cruzó en su camino, en agosto, en Linares, una plaza pequeña de pueblo, Islero, de Miura y al entrar a matar no sabiendo aliviarse como con angustia le había dicho a don José fue cogido por el toro falleciendo poco después. En el sanatorio, ya agonizante, intentó casarse in articulo mortis con Lupe, su gran amor, pero otra vez su entorno opresivo y controlador se lo impidió. Manolete pasó al olimpo del imaginario colectivo. Fue enterrado en Córdoba entre el dolor de la multitud. Entra ésta se encontraba, discreta y anónima, Lupe, aquella mujer que se enamoró del torero y cuyo amor prohibido Islero desbarató.

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