david mora. matador de toros

"Debo estar como antes de la cornada o incluso mejor"

  • Reaparecerá el domingo 21 de febrero en el Palacio Vistalegre de Madrid Fue herido de máxima gravedad en San Isidro de 2014

El 20 de mayo de 2014, aquella larga cambiada de rodillas en Las Ventas sobrevoló como una nube de angustia y terror entre los alaridos del público. Una furia, de pinta negra de El Ventorrillo, machacó al torero. Los pitones, como una metralleta, escupieron a la velocidad del rayo media docena de cornadas. Una de ellas, brutal: 30 centímetros en la pierna izquierda. El albero regado con más de tres litros de sangre. El nervio de la femoral destrozado. Y luego, meses y meses de sufrimiento, sin que esa pierna obedeciera. Ahora, cuando comienza a sentir los nervios de la responsabilidad ante su reaparición, el próximo 21 de febrero en el Palacio de Vistalegre, David Mora es otro hombre. Ha encontrado el final del túnel y hasta ve la vida de otra forma. El torero, quien acaba de tentar y enfrentarse a sus miedos con el mismo ganado que le hirió, El Ventorrillo, hurga en su interior y desentierra miles de sufrimientos de sus entrañas, al tiempo que mira al futuro con esperanza.

-David, ¿se ha recuperado al cien por ciento?

-Todavía queda alguna secuela con el nervio del cuádriceps de la pierna izquierda. Pero estoy cerca de ello.

-¿Y psíquicamente?

-Totalmente. Afronto la reaparición con la seguridad de que salga bien. Por dentro, siento que he vencido las circunstancias.

-¿Cuál fue el peor momento tras la gravísima cornada?

-Por encima de la recuperación, que fue larga, unos tres o cuatro meses, lo peor vino con la segunda operación. No sabía por qué me caída al andar. A partir de ahí fueron seis meses en que la pierna no funcionaba. No podía ni levantarla. Tenía miedo de no volver a torear.

-¿Cómo vivió aquel momento dramático?

-Fue todo muy rápido. Pero me di cuenta de que era una cornada muy fuerte porque desde el ruedo a la enfermería perdí tres litros y medio de sangre. Vi que era gravísima.

-¿A qué se ha agarrado para superar este trance?

-A que no quería desconectarme de mi profesión. No me he dado plazos para la recuperación y eso me ha dado tranquilidad. Y he contado con la ayuda de mi familia, amigos y de la familia taurina.

-¿Y ve la vida de otra manera?

-Pues sí. Ahora vivo la vida más intensamente. No me preocupa qué pensarán los demás. Intento ser mejor y ayudar a los demás.

-¿Realiza una preparación específica?

-Sí. Tras año y medio de fisioterapia, ahora tengo un preparador físico, David Navarro, con el que trabajo seis días a la semana para fortalecer los nervios, que también estimulo con corrientes. Si lo dejo, la pierna se duerme.

-¿Y psicológicamente?

-No he ido a un especialista. La mejor medicina ha sido pensar en mi profesión.

-¿Qué siente ante la reaparición?

-Incertidumbre por estar a la altura de las circunstancias. Debo estar como antes de la cornada o incluso mejor. Tengo ansiedad, nerviosismo y estoy trabajando mucho para combatir esos miedos y borrar todo.

-¿Está toreando mucho en el campo?

-Sí. Todos los ganaderos se están portando muy bien y ya he matado algunos toros.

-¿Y los empresarios?

-Es muy temprano. Además del mano a mano con Fortes en Vistalegre, estoy bien acartelado en Valencia -junto a Ponce y Castella, con toros de Núñez del Cuvillo-. Es un principio de temporada muy bonito. Debo dar muy buena imagen delante del toro.

-¿Vuelve a por todas?

-Sí, por supuesto. Cumplo diez años de alternativa y el cartel será el mismo del doctorado, únicamente que entonces los toros fueron de Alcurrucén.

-La incorporación de Simón Casas en su apoderamiento, ¿potencia su contratación?

-Hay cariño y sensibilidad. Luego, dependerá de mí. Tengo que seguir en la misma línea que antes del percance, cuando triunfé en Sevilla, Salamanca, Nimes.

-¿Estará en la Feria de Abril?

-De cosa de despachos me entero el último. Me apetece mucho torear en Sevilla. En la Maestranza hice una de las mejores faenas de mi vida en la Feria de Abril de 2014, justo antes de caer herido. Hay un público que sabe apreciar y captar la sensibilidad de cada torero. Un público respetuoso que me gusta muchísimo.

-¿Cómo vivió su última tarde en la Maestranza?

-El conjunto fue muy positivo. Rocé la Puerta del Príncipe. En el primer toro pidieron las dos orejas, pero el presidente concedió una porque la espada cayó desprendida. Con el segundo, que no fue fácil, expuse mucho y si no lo pincho hubiera cortado otra.

-¿Qué planteamiento tiene para la temporada?

-No me he marcado un número de corridas. Ahora sólo pienso en el regreso y cómo estaré el día de la reaparición.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios