Toros

Diego Ventura y López Simón, a hombros en la nueva Plaza Real

  • Juan José Padilla corta una oreja en la corrida mixta que abre el abono de verano portuense

corrida mixta, primera de abono en el puerto Ganadería: Dos toros para rejones de Sampedro y cuatro para la lidia a pie de Salvador Domecq, los de Sampedro, despuntados para rejones nobles pero descastados y sosos. Los cuatro de Salvador Domecq, bien presentados pero desiguales y manejables en general. El quinto de lidia ordinaria vino muy a menos y el sexto fue muy bueno REJONEADOR: Diego Ventura rejón traserito (oreja) y rejón con derrame (oreja). Salió a hombros. TOREROS: Juan José Padilla de grosella y azabache, estocada atravesada (oreja tras aviso) y estocada (vuelta tras petición y bronca al palco por no conceder el trofeo) Alberto López Simón nuevo en esta plaza vestido de chocolate y plata, bajonazo contrario en la suerte de recibir y descabello (oreja tras aviso) y estocada tendida (dos orejas). Salió a hombros INCIDENCIAS: Corrida de reestreno tras las obras de remodelación. Un tercio largo de plaza con viento de levante. Saludaron tras parear en el primer toro de López Simón y Jesús Arruga. En la lidia del tercero la banda Maestro Dueñas estrenó el pasodoble López Simón, de Abel Moreno.

Tarde de estreno en la Plaza Real, con la imagen recuperada del diseño de 1878, también se estrenaba en este ruedo López Simón, nuevo en esta plaza, que a la vez vio como se estrenaba un pasodoble a él dedicado.

Tarde especial y también para echar de menos a dos personas, una de modo irreparable con quien hemos compartido casi 25 años informando desde estos tendidos: nuestro querido Fernando Carrasco, que ayer hubiera disfrutado con esta nueva imagen e la plaza.

Otra ausencia, reparable, la de Alejandro Morilla, que cumple 10 años de alternativa y que seguro que hubiera querido cumplirlos ayer en este ruedo como siempre, dando la cara y arrimándose. Se desdeñó un cartel local encontrando la empresa el motivo para no ponerlo otro día.

No hubo portuenses por tanto en este reestreno, ni siquiera Enrique Molina como sobresaliente, entrando Salvador Ruano, el habitual que pone López Simón.

Tampoco hubo ceremonias. El alcalde anterior, que planeó estas obras y buscó la financiación, y que el año pasado se llevó la bronca por cortar la temporada para acometer los trabajos, Alfonso Candón, veía discretamente la corrida desde uno de los palcos de convite. Los aficionados juzgarán hoy si aquel disgusto del año pasado valió la pena .

Pero nos toca ir al toro; la corrida. El triunfador ecuestre de la corrida mixta fue Diego Ventura con dos toros de Sampedro, dos toros que parecieron mejores por la brega del jinete, sobre todo en el segundo. El primero de la suelta, parado y sin celo, casi no reaccionaba a los hierros. Ventura, a toro parado puso toda la carne en el asador y le cortó la oreja, dejando llegar mucho al astado.

A su segundo lo corrió con Roneo a dos pistas, de plaza a plaza, cambiando al final el viaje, empujándolo mucho durante la lidia para que rompiera, así el toro dio todo lo que llevaba dentro y el torero le cuajó faena. El público pidió las dos orejas que el palco dejó en una con el enfado de los solicitantes.

Padilla, con un primer toro de Salvador Domecq, segundo de la suelta, que rompió tablas, largas en el tercio de salida , verónicas y recortes. Como siempre fue a por todas en todos los tercios, banderilleando con dos cuarteos muy buenos y el violín. El toro tenía su complicación, pero el torero estuvo firme y armó faena por los dos pitones cortando oreja.

Su segundo no aguantó. Tras el puyazo más fuerte de la tarde y tragarse el muy buen tercio de banderillas de Padilla, claudicaba, perdiendo las manos, encogido e inválido. Padilla buscó esa segunda oreja de la puerta grande vendiendo mucho la estocada final, en el centro del ruedo. El público pidió esa oreja llave del triunfo, pero la autoridad se mantuvo inflexible recibiendo una segunda bronca de los solicitantes y el aplauso de los que no sacaron el pañuelo.

López Simón tuvo el mejor lote. Su primero, tercero de la tarde, pasó el simulacro de la vara y al abrigo del viento el torero desplegó su repertorio de muleta. El toro iba y venía con nobleza aunque al salir de la suerte, a su aire, parecía que quería irse. No se fue, pero restaba emotividad al buen trasteo del madrileño que tuvo el detalle de citar a recibir. Cortó una oreja.

El segundo, que lidió también al socaire del levante, la contraquerencia de esta plaza, fue un toro noble y suavón que no quiso pelea en varas y López Simón dejó sin picar y casi sin banderillear. Faena de buen gusto por ambos pitones, cuajada de trazos con la zurda y un arrimón final que desbordó el entusiasmo del público ante un toro que tuvo muy buen son, el mejor de la suelta sin duda y al que le cortó las dos orejas.

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