Toros

Espectáculo soporífero

  • Sánchez Vara y Fernando Cruz son ovacionados · Iván García, que actuó con secuelas de su grave lesión, con una pequeña supuración, fue silenciado · Lamentable y descastada corrida de Cuadri

Ojo, amigo lector, el balance de cuatro ovaciones engaña. El público agradeció de esa manera la voluntad que pusieron Sánchez Vara y Fernando Cruz. Pero no hubo bocado alguno de arte ni de emoción que llevarse a la boca. ¿La culpa?... En gran medida la tuvieron los toros de la ganadería de Cuadri, una corrida en su conjunto bien presentada y descastada, que decepcionó en toda regla. Los animales que llegaron de la finca onubense de Comeúñas hicieron que el público no se comiera por miedo o emoción, precisamente las uñas. En cambio, muchos espectadores echaron la tarde para hacer sus negocios por los móviles.

-Oye, Pepe, ¿a cuánto está la aceituna?

Y el bueno de Pepe cerraba la operación y se ganaba un 20%, mientras el cuadri de turno doblaba las manos como un santo, como si fuera un torete comercial.

También los hubo que se hincharon a comer pipas. Y otros espectadores que miraban constantemente la hora, como si aquello fuera un partido de fútbol o de baloncesto. Y, en el quinto o en el sexto, se marchaban a la francesa, sin decir adiós.

Y es que la corrida, sin que hubiera toro devuelto alguno, llegó a las tres horas. Tres horas sin apenas emoción. El espectáculo comenzó prometedor, con un toro bien presentado que embistió con alegría al capote de Sánchez Vara y persiguió con nobleza la muleta. El madrileño, que debutaba en la Maestranza, estuvo enfibrado en el capote, rematando un manojo de verónicas con una media airosa. La faena fue larga, con muchos pases y escaso lucimiento. Le faltó cruzarse al torero en varios pasajes. Sánchez Vara compartió banderillas con Iván García en un tercio que no entusiasmó al público. Como tampoco llegaron a brillar los dos espadas cuando volvieron a tomar los palos en otros pasajes de la corrida. Y es que los cuadris, como es habitual, tampoco dieron facilidades en este tercio.

El cuarto salió de toriles andando, echó la cara arriba en varas y fue manejable en la muleta, aunque sin transmisión. Sánchez Vara falló en banderillas. Comenzó la faena con unos pases de castigo por bajo. Luego, pases y más pases por ambos pitones, sin que aquello tuviera tensión ni lucimiento suficiente para premio.

Lo de Iván García fue meritorio. Según nos comentó el doctor Ramón Vila, le atendió por la mañana de una fuerte supuración. Todavía no está recuperado del cornalón que sufrió la pasada temporada y que le destrozó el esfínter. Lleva varias operaciones y hoy tendrán que revisarle una pequeña fístula. Ayer se le notó que no estaba al cien por ciento para prender banderillas. El joven torero hizo un esfuerzo enorme para agradar en ese tercio, sin que llegara a convencer. Tuvo un toro noble, aunque muy tardo y sin apenas fondo, al que cogió bien la distancia al principio de una labor en la que el animal se resistió una y otra vez a embestir.

Con el quinto, otro toro noblón y sin fondo, Iván García se estiró bien a la verónica, dejando una bonita media soltando el capote de una mano. El animal cabeceó en el caballo. El diestro, con la muleta, consiguió una tanda entonada con la diestra.

Fernando Cruz dejó una grata impresión. Tragó mucho con el tercero, un toro muy complicado que se tiró de inmediato al pecho cuando lo citó con la diestra. El torero se jugó el tipo aguantando por ese pitón varios gañafones en escenas que cortaban la respiración. El toro, muy descastado, se echó por segunda vez. Lo había hecho antes tras recibir una vara. Cruz continuó toreando con la izquierda, con un toro avisado que le hizo pasar muchos apuros a la hora de cuadrarlo y de entrar a matarlo. El animal le esperó, le cortó el viaje y estuvo a punto de empitonarle. El diestro, a cambio, metió bien el brazo para enterrar el acero. Fue una faena muy meritoria.

Con el sexto, un toro sin pujanza y desencuadernado, que fue protestado en los primeros compases de la lidia, intercaló una tanda templada con la diestra, con otras sin relieve, incluyendo un desarme por parte de un toro al que le faltó celo.

La corrida de Cuadri fue un auténtico fiasco y el público salió con la sensación de haber perdido la tarde.

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