feria de fallas | tercer festejo del ciclo valenciano

Marcos, único trofeo en un festejo que no pasa de discreto

El novillero madrileño Marcos, en una larga de rodillas, ayer, en Valencia.

El novillero madrileño Marcos, en una larga de rodillas, ayer, en Valencia. / juan carlos cárdenas / efe

El novillero Marcos consiguió ayer el único trofeo en la segunda y última novillada de la Feria de Fallas, en la que se lidió un encierro variado en trapío y juego de El Freixo (propiedad de El Juli) y cuyo mejor ejemplar fue el sexto, un animal bien presentado y que embistió con bravura.

Marcos, quien mostró una gran disposición y un toreo ortodoxo en su lote, el mejor del encierro, consiguió buenos pasajes ante este animal que cerró plaza y al que recibió con dos largas cambiadas de rodillas. Lo mejor de su faena, con temple, llegó en una tanda muy buena al natural en la que el novillo humillaba y acometía con calidad y en un final en el que sacó buenos muletazos sin ayuda. La estocada, certera, fue decisiva para cobrar el premio.

Toñete y Jorge Rico se marchan de vacío en una novillada de El Freixo de juego dispar

Anteriormente, al flojísimo tercero, un animal con nobleza, lo recibió con un par de largas de rodillas en los tercios y dibujó dos bellas verónicas. Hilvanó un racimo de bellos naturales. Mató de pinchazo y estocada desprendida y su labor fue silenciada.

Toñete ha avanzado técnicamente desde que el año pasado se presentó en Sevilla. El novillero madrileño, ante el noble astado que abrió plaza, realizó una faena que fue a más gracias a que dio sitio al novillo y limó un ligero calamocheo. Brilló en un par de muletazos de pecho a la hombrera contraria. Mató de pinchazo hondo para ser ovacionado.

Con el cuarto, Toñete, que brindó a El Soro, cumplió en un trasteo correcto ante un animal deslucido. Con la diestra tiró bien del novillo en alguna tanda. Con la izquierda, esquivó un hachazo que el astado le lanzó a la cabeza. Mató de pinchazo hondo y descabello, escuchando dos avisos.

Jorge Rico apuntó buenas maneras. Torero cargado de estética, le faltó mando. Codilleó y se gustó en unos exquisitos lances de recibo al segundo, un novillo noblote y manso. La apertura de faena, con la planta relajada, con un cambio de mano y dos trincherillas, fue preciosa. Dentro de una labor en la que el novillo campó a sus anchas, destacó una serie con la diestra. Mató de estocada y descabello y fue ovacionado.

Con el quinto, más descaradamente manso desde los primeros tercios, Rico robó muletazos en los tercios, terreno que impuso el novillo para matar de una estocada trasera y ser silenciado.

El madrileño Marcos salió como triunfador, con el único trofeo concedido en un festejo que no pasó de discreto.

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