VIVA by We Love Flamenco 2018

La cuenta atrás para pensar en el mes de abril

  • La última jornada de VIVA cierra un ciclo en el que ya se distinguen algunas tendencias flamencas

El sábado, en la última jornada de la pasarela flamenca VIVA, El Madroñal dio una poderosa lección de buen hacer y clase flamenca, con estampados florales en los que el juego de volantes de sus diseños se dispuso con tremenda maestría, en encajes en mangas combinadas y blusas de popelín con bordados florales en las mangas y el escote. Una de las apuestas más interesantes, los corpiños de bordados y transparencias combinados con faldas de lunares.

Justo antes, Carmen Osorno mostró atrevidos vestidos florales, de tipo canastero. Cortes tradicionales con mantones innovadores colocados a un solo hombro y unidos en el talle de la flamenca. Martín Gallardo trajo con su colección Querer diferentes formas de entender el traje de flamenca. Una primera, en la que hubo vestidos con acabados de carruchas, pasacintas, encajes fruncidos, perforados y telas como el georgette, y mangas a la sisa y escotes en uve.

En la segunda, primacía de vestidos rojos de encajes y plumeti, gasa o guipur y luego, mangas afaroladas y faldas con mucho volumen. Manuela Martínez apostó por numerosos dos piezas de mangas francesas con predominio de las blusas. Lunares, cuadros vichy, flores y lazos atados a un lado.

Rocío Márquez creó un juego de azules y negros, con volantes de terciopelo, largos flecos y madroños en los mantoncillos.

Y en Úrsula Sánchez, vestidos cortos con vuelo y mangas murciélago. José Manuel Valencia puso el contrapunto con diseños en gris de mikados y crepe. Para finalizar, Volantes con aires de Fiesta y De lunares y volantes, que cerraron la edición con la flamenca más clásica y clausuraron esta cita con la moda  andaluza.

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