Fueron ocho porque el Freiburg -o Friburgo, como usted prefiera- no quiso más, o al menos esa impresión dio ante los suplentes del Deportivo, los que no jugaron ante el Huesca, que ayer no le quitaron la razón a Esteban Vigo...

En el descargo del Xerez hay que apuntar una alineación de circunstancias, con jugadores fuera de su sitio habitual y rellenada con descartes del B, el juvenil Javi y el inédito Emaná, que lleva sin competir desde la pasada temporada. Tampoco hay que olvidar lo que había enfrente: el quinto de la Bundesliga, revelación en Alemania que en su último partido le metió tres en el Veltins Arena al Schalke de Huntelaar, Farfán, Draxler, Howedes, Metzelder o Barnetta, entre otros. De aquel equipo, cinco fueron titulares en el Anexo.

Pero si la fortaleza de los alemanes no sorprendió a nadie, lo que no se esperaba era que el Xerez diese tantas facilidades en defensa, y es que seis de los ocho goles teutones fueron a placer -bajo palos alguno-, el de Lais en un disparo desde dentro del área libre de marca y uno de Kruse en un mano a mano.

Rafa García estuvo tan despistado de central -una mala cesión de cabeza a Toni propició el inicio del hat-trick de Guede, que celebraba su cumpleaños- como entonado en el medio, cuando cambió puesto con Barber. Lele Rueda y Parada trataron de mover el balón pero el Xerez sólo llegó una vez en la primera mitad -golazo del catalán de falta directa- y ninguna en la segunda. Poco, muy poco y dando la impresión de que el partido era carbón de Reyes en vez de un regalo, una oportunidad para hacer méritos. Ocho son muchos goles...