El Xerez se quedó con su trofeo en su primer partido oficial en casa como equipo de Primera División. La ocasión lo merecía y el equipo no falló, se adjudicó el XX Trofeo de La Vendimia, que entregó Rafael Verdú, presidente de honor xerecista, y recogió Jesús Mendoza.

El Royal Excelsior Mouscron no fue rival para un cuadro azulino que le superó casi a medio gas porque las fuerzas le fallaron en algunos momentos por el cansancio de la pretemporada. Pero el equipo en otros compases del encuentro también ofreció buenas sensaciones con el mismo bloque que la pasada campaña le llevó a ser campeón de Segunda.

La pretemporada de los azulinos sigue siendo impecable en lo que a resultados se refiere y tras cinco encuentros disputados no conocen la derrota. Los equipos a los que se han enfrentado no han sido todos de nivel pero de todos los envites han salido airosos los pupilos de Cuco Ziganda.

El técnico, de salida, fue fiel al sistema que ha venido utilizando durante toda la pretemporada para el primer test ante la afición, con un 1-4-1-4-1.

Renan, al igual que frente al Córdoba, estuvo bajo los palos. La defensa fue para Francis, Leandro, Borja y Mendoza. Vicente Moreno volvió al centro del campo junto a Viqueira. La banda derecha fue para Carlos Calvo, la izquierda para Momo. Víctor Sánchez actuó de enganche y Míchel fue el referente arriba.

Víctor Sánchez fue una de las atracciones del encuentro porque la afición tenía la oportunidad de verle por primera vez en acción. El jugador del Barcelona estuvo activo, se ofreció siempre, para llevar apenas un par de entrenamientos con sus compañeros se compenetró bien con ellos y participó en el primer tanto de su equipo. Una de las mayores ovaciones de la noche se la llevó el catalán cuando dejó su puesto en el campo al canterano Cadenas.

La primera parte resultó aburrida y ni azulinos ni belgas divirtieron a la entusiasta parroquia xerecista que se dio cita en las gradas. Ambos conjuntos optaron por consumir la mínima gasolina y tuvieron mucho la posesión del balón pero con más ruido que nueces. De hecho, las oportunidades brillaron por su ausencia y sólo hubo dos claras, una para cada bando. La primera fue para la escuadra de Djukic, con un buen disparo de Lespienne que Renan desvió de forma perfecta. La segunda fue para los azulinos. En este caso, Momo no acertó a rematar casi con todo a favor porque no se esperaba un balón que le sirvió Viqueira tras un centro de Mendoza.

En la segunda parte, Djukic cambió a todos los jugadores y Ziganda también realizó numerosos cambios, entre ellos, el de Antoñito, que minutos después se convirtió en protagonista al romper las tablas en el marcador a la hora de juego.

Víctor Sánchez vio muy bien a Joaqui por la banda derecha, el canterano le cedió el balón a Rosillo, que de primera lo puso casi en el punto de penalti para que Antoñito, llegando desde atrás, batiera sin remisión a Deman.

Una vez más, la magia del sevillano animó a la afición, que recuperó uno de sus cánticos preferidos, ‘qué bonitos, qué bonitos son los goles de Antoñito’. Además, con el tanto, el Fondo Sur se fue arriba y recordó a Lopera qué equipo es de Primera.

El nivel de juego mejoró, aunque el cuadro belga nunca puso en demasiados apuros a los xerecistas y eso que llevan ya más de un mes de competición y han disputado tres encuentros.

En el minuto 73, El Deportivo puso tierra de por medio en el marcador. Rosillo, muy activo toda la noche y de lo mejor del partido, aprovechó un balón suelto al borde del área tras un saque de esquina que botó Armenteros y que antes había rematad