Después del pop | Crítica

Música atemporal y de todos los tiempos

La poeta Elisa Fernández Guzmán

La poeta Elisa Fernández Guzmán / DS

Elisa Fernández Guzmán recibió uno de los dos accésits del Premio Adonáis de 2023. Su libro Después del pop mereció el reconocimiento del jurado por “su frescura y su coloquialismo extremo”. Pero es probable que los méritos de este poemario vayan más allá de esas catalogaciones.

Fernández Guzmán –nacida en el año 2000- viene a sumar a una generación de poetas jóvenes que están dándole vida, y alguna que otra vuelta, al género. Es cierto que nada novedoso hay en esta situación, y que muchos de estos nombres pasarán y quedarán en el olvido. Cuántos poetas –y autores en general- han sido la moda de un tiempo para, en apenas años, e incluso meses, terminar en la parcela del reconocimiento discreto. Incluso en la del silencio. Habría que revisar las antologías de poesía joven –entusiastas- que se publicaron la pasada década -2015,2016-. La comparación entre aquellas y lo que hoy se publica es indicativo de esto que estamos hablando.

Pero al margen de estas cuestiones sin la menor importancia, lo que ahora nos ocupa es el poemario Después del pop, en el que el equilibrio entre levedad y hondura es un logro reseñable. Elisa Fernández Guzmán domina los dos registros en el poema. Sabe cómo calcular las medidas para no pasarnos de sentimentalismo ni quedarnos cortos de nadería naíf o de esa frialdad de lo hermético –un rasgo habitual en poetas jóvenes e intelectuales que buscan sorprender-. La de Fernández Guzmán es una poesía transparente y cromática, que aún mantiene el carácter pop, pero sin sonarnos a música adolescente.

El poema Todo sigue igual es un ejemplo que podría resumir este libro para los lectores: “Te manchas de vino la ropa / alison y carmen se ríen de ti / yo pienso por qué alguien querría / escribir de política o historia / si existes tú empapada de vino / a las seis y media de la tarde”. Hay otro poema en el conjunto en el que la poeta demuestra sus capacidades a la hora de señalarnos los matices de lo obvio o de lo conocido. Escribe en Para ser una niña adolescente: “(…) que amor mío yo te elegí / como se elige una religión / amor mío yo me sé / de memoria tus canciones / he forrado mi carpeta / con fotos de tu cara amor mío / yo igual que dios / te creé con las manos / yo igual que dios / te perdono todo / lo que aún / no me has hecho”.

Elisa Fernández Guzmán es una poeta que prefiere la idea a la metáfora. Sus poemas contienen algo de relatos en cuyas expresiones nos encontramos con el asombro, la realidad convertida –y que emociona o conmueve-, la gracia, en el sentido más alto de la palabra. Después del pop nos anticipa a una poeta que lleva el acento –el soniquete- de una generación, pero con una música atemporal y que viene de todos los tiempos.

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