A primeros de mayo de 1945, el Heinkel 111 que trasnportaba a Léon Degrelle, dirigente ultranacionalista belga, aterrizó abruptamente en la playa de La Concha de San Sebastián, después de haber atravesado, de norte a sur, una Europa que ya lo consideraba un perseguido. Como Degrelle, serán muchos los miembros destacados del Eje que huyan para salvar la vida. A lo cual debe sumarse la persecución de los integrantes de aquellas fuerzas, como las SS o la Guardia de Hierro, junto a colaboracionistas de todo orden, cuya acción criminal fue reconocida y enjuiciada casi de inmediato. Bajo el manto del caudillo, libro vertiginoso y fascinante del historiador español José Luis Rodríguez Jiménez, estudia aquel proceso de adopción y refugio, por parte de la dictadura franquista, de numerosos miembros del Eje, sorteando la requisitoria de los aliados.

Jiménez narra la búsqueda de refugio en los países más inclinados a recibirlos: Austria, Italia, España, Argentina...

El interés superior de este libro reside, no obstante, más allá de la peripecia personal de cada fugado, en el modo en que el autor presenta la contextura histórica de tales hechos. Ello concierne tanto a la celérica persecución de los acusados, como a la búsqueda de refugio en países más inclinados a recibirlos: Austria, Italia, España, Argentina, Egipto, Paraguay... Ello presupondrá, de igual modo, los cambiantes intereses de cada país y la creciente política de bloques -las nuevas necesidades de la Guerra Fría- en la que se diluirían los objetivos iniciales. También implicará, por último, el tejido económico y la estructura humana que recibe y alberga a tales huidos, y que les facilitaría la ocultación o el trasporte a otros destinos.

Degrelle, que no fue precisamente un refugiado discreto, sirve a Rodríguez Jiménez para presentar, en toda su complejidad, este fenómeno de repercusión mundial, en el que se incluye, sobre lo dicho, no solo el terrorismo de las OAS, sino la acogida de dictadores transatlánticos como Perón, quien saldría de España, camino a la Argentina, para ser aclamado como presidente. Todo esto lo hace Rodríguez Jiménez mediante una precisa y abundante documentación, utilizada con oportunidad, y con una destreza narrativa que añaden a su estudio la trepidación y la incertidumbre propias de unos sucesos, ocurridos al amparo de la diplomacia, y con el concurso de los servicios secretos de un mundo en ciernes.