La opinión invitada

Juan y el complicado mundo del reciclaje agrario

  • Diferencias administrativas en el tratamiento de los envases.

Juan es un joven agricultor que vive en la localidad andaluza de Beas de Segura, aunque trabaja en una pequeña explotación de cereales situada en la localidad de Bienservida, que marca la frontera entre Castilla-La Mancha y Andalucía. Juan, como buen profesional, está al tanto de las necesidades de su finca, lleva al día los cuadernos de explotación y cumple escrupulosamente con la normativa vigente que le afecta como empresa. Una parte importante de esas obligaciones tiene que ver con la gestión de los residuos, un trabajo en el que Juan se implica a fondo, ya que es uno de tantos agricultores preocupados por el medio ambiente.

Una parte de los residuos que se acumulan en su explotación son envases vacíos de uso agrario como fitosanitarios, fertilizantes, etcétera. Juan lleva al punto de recogida todos los envases que tienen el símbolo de Sigfito y para ello bucea entre una montaña de recipientes y selecciona aquellos que están marcados con el citado símbolo de los que no. A Juan le han dicho que tiene que ocuparse él de los envases que no tienen símbolo. ¿Pero qué tengo que hacer? Es el eterno interrogante que se ha preguntado una y otra vez. La cuestión en concreto la ha consultado con sus compañeros vecinos pero tampoco han sabido darle claridad al asunto. "Pues tendremos que averiguarlo", piensa, mientras crece su preocupación por la posible pérdida de parte de las ayudas de la PAC.

Juan lo tiene complicado para cumplir con los envases sin logo. Primero debe separar y clasificar los residuos entre peligrosos y no peligrosos, labor que difícilmente podrá realizar, ya que no ha recibido formación alguna. A continuación debe contratar a un gestor autorizado, que le dará un justificante de la entrega y cada año informará a su comunidad autónoma de lo que ha hecho con sus envases. Si ha separado algunos que sean peligrosos, además debe inscribirse como productor de residuos peligrosos en su comunidad, mantener un contrato con el gestor de residuos peligrosos, la documentación y el archivo cronológico de las entregas. En resumen, tiene que hacer lo mismo que cualquiera de las grandes almazaras de su zona.

Ante tanta complejidad con estos envases Juan se pregunta: ¿qué estarán haciendo otros agricultores con los envases sin logo? No son una cantidad pequeña que se pueda esconder y a muchos nos preocupa hacer bien las cosas. ¿Por qué con unos envases es más simple que con otros?

Para los envases acogidos por Sigfito existe una solución más cómoda: simplemente llevarlos al punto de recogida. Pero recientemente a Juan se le ha planteado una nueva disyuntiva. Lamentablemente ha tenido que dejar de entregarle sus envases a su punto de confianza, ya que su tienda habitual está situada en Andalucía, y en esta comunidad autónoma, Juan tiene la obligación de separar los envases de fitosanitarios de los que no lo son. Con lo que volvemos al problema de antes: averiguar cuál de todos han contenido este tipo de producto y cuáles no. La complicación es que Juan no tiene claro cómo distinguir estos productos. Aun así, debe separarlos incluso por materiales, con lo que, si las cuentas no le fallan, debería ir al punto con cuatro bolsas diferentes.

Por ello, Juan ha optado por entregar sus envases a Sigfito en Castilla-La Mancha, ya que el trámite es mucho más sencillo, bastarían dos bolsas: una con el plástico enjuagado y otra con el papel.

Ante esta contradicción administrativa, es normal que llegue a preguntarse: ¿si el tipo de residuos es el mismo en un sitio que en otro, por qué en Andalucía necesito separar los fitosanitarios y en Castilla-La Mancha no? ¿Por qué es tan complicada la gestión de los envases agrarios? ¿No sería más fácil para un agricultor entregar todo en un mismo sitio?

En cuanto tenga ocasión Juan intentará enterarse de si sus vecinos franceses y portugueses lo tienen tan complicado como él.

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