Agropecuario

El cultivo de olivar mira hacia un sistema más moderno y sostenible

  • Ramón Gil, de Innovación de Cajamar, analiza su transformación y los retos a los que se enfrenta

Imagen de la recogida de aceituna en Fiñana (Almería).

Imagen de la recogida de aceituna en Fiñana (Almería). / Rafael González (Fiñana (Almería))

El olivar es el cultivo arbóreo más representativo en España, con 2,55 millones de hectáreas. Se encuentra presente en todo el territorio nacional y, en Andalucía, se concentra el 62% de la superficie total. Estos son datos aportados por Ramón Gil, de Innovación Agroalimentaria Cajamar, en un artículo publicado en el blog de la caja rural almeriense, en el que analiza la evolución del cultivo del olivar y los retos que tiene ante sí.

“El valor de la producción nacional, tanto de aceitunas como de aceite de oliva, en 2017 alcanzó la cifra de 4.879 millones de euros, valor superior a la media de los cinco años anteriores que fue de 3.335 millones de euros. En 2018 se ha producido un descenso importante del precio y en menor medida de la producción, siendo la estimación del valor de la producción un 9,74 % inferior a la del año anterior”, señala.

Gil recuerda que los buenos precios del aceite de oliva de los últimos años han propiciado un importante crecimiento en la superficie dedicada a olivar, plantándose durante las últimas cinco campañas 47.850 hectáreas. Andalucía lidera dicho crecimiento, aunque destaca el comportamiento de las otras tres regiones más significativas, Castilla-La Mancha, Extremadura y Cataluña, donde se ha producido un descenso del área cultivada en secano y un considerable incremento en regadío.

“A pesar de que el 77% de la superficie de olivar se corresponde con explotaciones en secano, la tendencia en la última década se orienta hacia un crecimiento de las explotaciones con riego, pasando de un 17% al 23% que ocupan en la actualidad. En lo que respecta a explotaciones tradicionales de secano formadas por olivos de varios “pies”, donde no existe la posibilidad de regadío, la transformación está consistiendo en dejar únicamente un “pie” con objeto de reducir el gasto de recolección, ya que es la labor de cultivo de mayor coste”, indica.

En las zonas con posibilidad de regadío, durante los últimos años se está observando una tendencia encaminada hacia sistemas intensivos y superintensivos, logrando una rápida entrada en producción, un importante incremento en la productividad de la explotación y una reducción de los costes, debido principalmente a la mecanización de las distintas tareas.

En los últimos años, debido a los problemas de degradación y pérdida de suelo, dependiendo de la orografía del terreno, se están aplicando técnicas de manejo más sostenibles entre las que destacan principalmente las cubiertas vegetales (sembradas o espontáneas), el laboreo mínimo, y el no laboreo.

Gil recuerda que el olivar de regadío es uno de los cultivos arbóreos con menores necesidades hídricas. Con ayuda de los modernos sistemas de riego se está contribuyendo a un uso más eficiente del agua, repercutiendo así en un menor consumo. “El proceso de modernización que está llevando a cabo la industria del olivar hace que se puedan obtener grandes cantidades de subproductos, que pueden ser empleados en distintos ámbitos asociados a la sostenibilidad de los cultivos y a las energías renovables”, apunta.

El alperujo que se obtiene en el proceso de elaboración del aceite, una vez tratado, se utiliza como combustible para la producción de energía eléctrica en procesos de cogeneración. Los huesos de aceituna, debido a su poder calorífico, son aplicados como biomasa para distintos sistemas de calefacción. Los restos de poda triturada, las hojas procedentes del sistema de limpieza del fruto, y el alperujo son utilizados para la elaboración de compost que será aportado al suelo como abono al ser una fuente de materia orgánica.

España es el líder mundial en producir ‘oro verde’

España es el principal productor mundial de aceite de oliva. En la campaña 2017-2018 se produjeron 1,26 millones de toneladas, representando el 38% del total. La apuesta por la calidad cada vez es más clara, así en la última década el aceite de oliva virgen extra ha pasado de representar el 49% en la campaña 2007-2008 a significar el 59% en la última campaña 2017-2018. En la última campaña 2017-2018 se han producido importantes descensos en la exportación a dos de nuestros principales destinos, como son Italia y EEUU. Los principales incrementos han sido hacia países que pese a no ser grandes consumidores están experimentando crecimientos destacados, como son Brasil, Australia, China y Rusia.

Añade Gil que para ganar en competitividad, en los últimos años se está acentuando la estrategia de concentración entre los grandes grupos nacionales exportadores de aceite de oliva envasado, sumando los diez principales más de 320 millones de litros anuales.

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