4-M: Por el futuro de nuestra provincia

Las eternas promesas del agua a Huelva se secan en los cajones

  • El abastecimiento de agua del 90% de la población depende de un túnel con 50 años y sin posibilidad de mantenimiento

  • La puesta en servicio de la presa de Alcolea supondría un crecimiento del 11% del PIB provincial

Las obras paralizadas de la presa de Alcolea, una obra clave para el desarrollo de la provincia.

Las obras paralizadas de la presa de Alcolea, una obra clave para el desarrollo de la provincia. / Alberto Domínguez (Huelva)

El túnel de San Silvestre, la presa de Alcolea, el canal de Trigueros, trasvases, Bocachanza... La historia de Huelva en su lucha por unas infraestructuras hídricas acordes es una hemeroteca en sí misma. Anuncios, promesas, estudios y proyectos que cumplen años, obras que arrancan y se detienen y otras de las que no se tienen noticias. La provincia de Huelva no tiene un problema de carestía de agua y sin embargo tiene un serio de problema de abastecimiento de uso sobre todo profesional que pone en peligro su desarrollo económico. Huelva necesita poder utilizar y rentabilizar la que dispone de forma sostenible, porque puede hacerlo.

En la lista de infraestructuras pendientes e imprescindibles de la provincia de Huelva el agua ocupa un lugar capital. Es necesaria para el consumo humano, pero igualmente para que una sociedad pueda desarrollarse económicamente. Las reclamaciones abarcan tanto las zonas costeras turísiacs como las dominadas por el sector agroalimentario del Condado, así como las posibilidades de crecimiento del Andévalo que se ven limitadas en estos momentos.

Sobre el papel, la finalización de los proyectos en marcha o recogidos en promesas con décadas encima sería más que suficiente para atender todas las necesidades domésticas y profesionales de los onubenses y una medida eficaz para proteger el medioambiente al descargar la presión sobre acuíferos.

De todas las infraestructuras, la que mayor atención genera y cuya reivindicación es capital por todos los agentes sociales y económicos es el desdoble del túnel de San Silvestre. Resulta sorprende y casi increíble que una conducción estratégica y vital para una provincia entera sea objeto de dilaciones sin respuestas concretas. Su colapso acarrearía el de la zona más poblada de la provincia, además de la que posee la mayor parte de los destinos turísticos e implantación industrial. La obra se construyó en 1971 como conexión entre los embalses del Chanza y el Piedras. Cuando se construyó, según explica la Plataforma por su desdoble, por los apenas 8 kilómetros de longitud de esta infraestructura circulaban 8 m3 por segundo de agua, durante ocho horas. Hoy, más de 50 años después, lo hacen durante 24 horas. Por tanto, los consumos se han multiplicado por cinco sin que el túnel se haya modificado o adaptado para hacer posible este aumento.

Zona de bombeo de Bocachanza en Pomarao. Zona de bombeo de Bocachanza en Pomarao.

Zona de bombeo de Bocachanza en Pomarao. / Jordi Landero (Huelva)

Su uso continuado sin posibilidad de pausa imposibilitan cualquier actuación en él de mantenimiento ya que obligaría a su cierre por el tiempo preciso. El túnel se ha convertido de este modo en un auténtico cuello de botella que podría dejar sin agua al 90 % de los usuarios de la provincia, debido a un accidente o colapso. Algún corte en el túnel afectaría al 85 % del PIB de Huelva, el 90 % del empleo y al suministro del 90 % de la población de la provincia, ya que no existe alternativa de transporte a esta infraestructura. Abastece a toda la costa occidental, a Huelva, a toda la industria química, a Moguer, Palos e incluso Mazagón y parte de los regadíos del Condado. Una inversión de 60 millones de euros acabaría con la incertidumbre.

A medio hacer y sin un plan claro de futuro se encuentra otra obra capital para Huelva como es la presa de Alcolea. Un informe del Consejo Económico y Social del pasado mes de junio cifraba la puesta en servicio de la misma en un incremento 11% del PIB onubense. Pocos argumentos más hacen falta para cuestionar la necesidad. Llevan paralizadas desde 2017. El motivo fue la rescisión del contrato a la UTE Alcolea por incumplir los plazos estipulados en el contrato. El proyecto de finalización del embalse está redactado y cuenta con todos los informes favorables, pero solo está ejecutado un 33%. El sector agrario vienen reclamando desde hace tiempo la finalización del embalse para permitir el desarrollo de los regadíos en la zona del Andévalo y poder dotar de agua al Condado onubense.

El proyecto de construcción de la presa se gestó en 1978 pero no se aprobó hasta 1988, año en el que se incluye en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) Las obras no se licitaron hasta 2012. No sería hasta 2015 cuando den inicio los trabajos que, a día de hoy, continúan sin ejecutarse al completo, a pesar de contar con la financiación para terminar la construcción y que solo hay que volver a licitar la obra. Para terminar el embalse, la previsión es de 96.9 millones euros. Teniendo en cuenta que el convenio de abril de 2003 la inversión era de 73,67 millones, supone un coste adicional de 23,23 millones.

El agua es un debate constante y recurrente en Huelva. La última propuesta de reforma del plan de regadíos en la Corona Norte de Doñana abre un nuevo frente entre quienes solicitan que se regularice y permita el uso de los recursos hídricos de la zona con fines agrícolas y aquellos que no obstante defienden una posición contraria. La puesta en funcionamiento de la presa de Alcolea lleva en paralelo la construcción de una infraestructura de aprovechamiento como es el canal de Trigueros. La presa de Alcolea se ha convertido además en un objeto habitual de trifulca política entre Junta y Gobierno central, mientras la Asociación de Promotores de Regadios de Huelva reclama con insistencia que se termine una obra ‘empantanada’. El proyecto encuentra la oposición de colectivos ecologistas.

El víal túnel de San Silvestre. El víal túnel de San Silvestre.

El víal túnel de San Silvestre. / Alberto Domínguez (Huelva)

A la presa de Alcolea es necesario sumarle el canal de Trigueros como una obra complementaria para canalizar las aguas. Posteriormente será preciso una red de distribución de riego y la conexión final de todo el anillo hídrico de Huelva para el acceso y reparto del agua. El canal de Trigueros queda definido por el propio Gobierno en la web del Ministerio de Transición Ecológica como el cauce para “asegurar el transporte de los recursos hidráulicos regulados en el río Odiel mediante la Presa de Alcolea”. Reconoce así la administración central que “el crecimiento que en los últimos años ha tenido la demanda de agua en la provincia de Huelva, motivada principalmente por el desarrollo industrial, turístico y sobretodo agrícola de la zona” es necesario porque “la infraestructura hidráulica existente es incapaz de hacer frente al crecimiento que se está produciendo en la demanda, lo cual obliga a mejorar el aprovechamiento de los recursos autóctonos. De este modo, se procederá a la construcción de la Presa de Alcolea. El transporte de los recursos regulados por la mencionada presa hasta los puntos de consumo se realizará con el canal de Trigueros”.

Junto a todas estas infraestructuras que están proyectadas, reconocidas por las diferentes administraciones y en ocasiones hasta iniciadas sin fecha de finalización, la provincia reclama igualmente la ampliación del bombeo de Bocachanza. Estos deben ajustarse al convenio de Albufeira firmado entre España y Portugal. El primer paso debe ser la ampliación de los actuales 75 hectometros cúbicos al año para alcanzar los 150 aprobados en el vigente Plan Hidrológico Nacional. Según el acuerdo entre ambos países, la gestión del río Guadiana corresponde a Portugal, excluida de esta competencia lusa el río Chanza, de la cuenca del Guadiana. A finales de los años 70 se construyó en la intersección entre ambos ríos el bombeo del Bocachanza, pensado inicialmente para garantizar el agua al embalse del Piedras. Desde entonces ha venido funcionando como un seguro para las épocas de sequía y salvó a Huelva de las restricciones de los años 90 gracias a los 75 hectómetros cúbicos anuales que es capaz de regular. Desde hace unos años, los regantes de la zona vienen reivindicando la duplicación del bombeo del Bocachanza, un segundo bombeo de otros 75 hectómetros cúbicos que estarían dispuestos a cofinanciar de la mano del Ministerio de Medio Ambiente.

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