Cultivos

La remolacha, un sector que teme tener los días contados

  • Este año se mantienen las 8.000 hectáreas de siembra pese a que Azucarera ha rebajado el precio. El coste de producción es de casi 10 euros más que en Francia, donde no riegan.

El anuncio de los nuevos precios de Azucarera para esta campaña de remolacha, que ahora se está sembrando en Andalucía, ha caído como un jarro de agua fría entre los agricultores que ven en ello un adelanto del oscuro futuro que este cultivo tiene cuando en 2017 se liberalice el mercado y se acaben las actuales cuotas. El gran problema -sin solución- es que el coste de producción en Andalucía asciende a unos 35 euros/tonelada mientras que en Francia -la primera productora europea- es de 26 euros. Y es que ellos tienen una productividad en secano casi igual a la que aquí se consigue a base de riego.

En Andalucía la remolacha depende de la única fábrica existente, la Azucarera de Guadalete, de British Sugar. En principio, los productores tienen un compromiso verbal de esta industria de mantener una estabilidad de precios -lo que puede sostener al sector hasta 2020-, aunque como dice el presidente del Grupo Remolachero, José Manuel González, el cumplimiento de este compromiso queda en parte en entredicho con las nuevas condiciones anunciadas ya, para esta campaña, que son peores para el productor que las del año pasado. Igualmente, Cristóbal Prieto, experto de COAG en este cultivo, opina que British Sugar cumplirá ese compromiso de mantener precios por encima de los 40 euros (contando complementos) para mantener una cierta producción en Andalucía pero no para toda la superficie actual, que son más de 8.000 hectáreas. De hecho, la propuesta de este año de Azucarera avanza lo que puede ser una política de primar por una parte a los productores de más calidad pero también a los que tienen mayor cercanía con la fábrica -y por tanto menor coste de transporte-. De alguna manera se desincentiva la producción en algunas zonas. "Yo creo -dice Cristóbal Prieto- que a Azucarera le interesará mantener como mucho 5.000 o 6.000 hectáreas y no más". Otro hecho que avala en opinión de Prieto este futuro es que en la fábrica de Guadalete -en la que ya una parte importante de su actividad es el refino de azúcar importado- se han hecho inversiones importantes en la refinería que por su situación cercana al puerto de Cádiz es idónea para ello.

Cristóbal Prieto coincide con José Manuel González en prever un corto futuro para la producción andaluza de remolacha. Ambos creen que el único motivo por el que se sigue manteniendo la superficie es la escasa rentabilidad en los últimos años de los cultivos alternativos, caso del maíz o el algodón. De hecho, González da un paso más y asegura que si este año pasado no hubiera fracasado, como lo ha hecho, el cultivo de la quinoa -parece ser que por un error en la variedad de la semilla proporcionada por una de las dos empresas que la están promocionando en esta zona andaluza- la mayor parte de los productores se habrían arriesgado a cambiar".

De hecho, con los precios actuales por la remolacha, la producción en Andalucía no sería ya sostenible si no fuera por las ayudas extra que tiene: la agroambiental y la asociada. Según cuentas del grupo remolachero, facilitadas a sus asociados tras la nueva oferta de Azucarera, de media el productor andaluz de remolacha va a obtener por el precio de esta unos 33 euros/tonelada, lo que estaría algo por debajo del precio de producción o en el mismo límite del mismo. La ayuda asociada que se ha dado a Andalucía -y que ha sido muy contestada pues es muy inferior a la que se ha concedido a los productores de la zona norte de España y que aún no se ha pagado, es de 337 euros/hectárea para una superficie de siembra de 7.000 hectáreas, lo que quiere decir que como habrá que repartir entre más de 8.000 quedará reducida; en lo que respecta a la agroambiental la ayuda es de 290 euros/hectárea (para las primeras 40 hectáreas), y siempre que se cumplan las condiciones impuestas para la misma que como recuerda Charo Guerrero, desde COAG, suponen un coste extra para el agricultor.

En la actualidad, España tiene una cuota de 480.000 toneladas de azúcar, que se impuso en 2006 cuando se firmó la OCM del azúcar que suponía una limitación de la producción en Europa con un sistema de cuotas en las que se mantenía un precio mínimo y penalizaciones a quien rebasara esas cuotas. Sin embargo, según explica Cristóbal Prieto esa política no se ha llevado a cabo tal cual estaba prevista y mientras que el sector se ha desmantelado totalmente en algunos países, caso de Portugal u Holanda y en parte en España -en donde se rebajó la producción andaluza de 50.000 hectáreas a las 8.000 actuales y se cerraron cinco plantas, entre ellas las de la Rinconada y Guadalcacín en Andalucía- en Francia y Alemania la producción ha seguido siendo pujante. Sobre todo Francia se ha hecho casi con la totalidad del mercado. Tal como lo explica Prieto, "sólo dos años después de la OCM se empezó a producir mucha más azúcar de la permitida en un principio y Europa comenzó a autorizar ventas de ese azúcar". "A día de hoy -dice- llevamos cinco años en que Europa produce por encima de esas cuotas hasta el punto de que actualmente tenemos siete millones de toneladas por encima de la cuota, 4,6 de este año y 2,6 de lo que llaman "reporte" (producción de años anteriores que se pasa a la del año siguiente)".

En definitiva, la situación es que mientras el cultivo de la remolacha en España parece que entra en su etapa final, en Francia ven el fin de las cuotas como su oportunidad para expandirse e incluso aumentar su producción. En un informe presentado en septiembre de este año por el Ministerio de Agricultura francés se señalaba que "Francia ya cuenta con la capacidad para producir grandes volúmenes de azúcar de calidad a un precio competitivo. Por tanto, la supresión de las cuotas va a permitirle al sector poder aumentar su producción y su exportación".

Italia, con un problema parecido al de España en cuanto a la producción de azúcar, ha venido planteado en Europa diversas soluciones para que el sector tenga lo que llaman "un aterrizaje suave" de cara a la desaparición de estas cuotas en 2017. El asunto se trató en un Consejo de ministros de Agricultura europeo en julio y se ha vuelto a tratar hace una semana. En concreto, Italia pidió la creación de un grupo de alto nivel que estudie el futuro del sector -la CE ya tiene en marcha un grupo de expertos temporal- y propuso la utilización de los recursos obtenidos de la cotización por producción de azúcar (que alimenta los presupuestos de la UE) para financiar medidas a favor del sector en 2016 y 2017. España apoyó esa petición de Italia y propuso como medida para mejorar la situación del sector la de fijar en cero euros por tonelada la cotización por producción. "Este canon -defendió la ministra García Tejerina- financiaba inicialmente los gastos del sector del azúcar derivados de diversas medidas tales como las restituciones a la exportación que en la actualidad ya no se aplican". Así, España -que no coincide con Italia en los deseos de eliminar la producción nacional- insistió en que no se debe de incentivar el abandono de la producción. "Las industrias menos competitivas ya tuvieron -dijo- la oportunidad de abandonar voluntariamente su actividad y ahora es el momento de dar estabilidad al sector y permitirle centrarse en el aumento de la competitividad de cara a 2017". La ministra añadió que los abandonos adicionales de la producción de azúcar aumentarán la dependencia de la UE -que ya es importadora neta- del mercado de azúcar mundial. El comisario de Agricultura, Phil Hogan puso fin a este debate al rechazar la petición y recordar a la delegación italiana que ya había habido una reestructuración en los que la UE había invertido 6.000 millones de euros.

También insistió en que la desaparición del sistema de cuotas se reconfirmó en 2013. Y para "el aterrizaje suave" consideró que el actual grupo de expertos que trabaja en el tema es suficiente.

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