'caso ere'

Álvarez afirma que "nunca" tuvo ningún informe del interventor

  • Defiende que su Consejería sólo cuadraba las "grandes cifras" y que no tenía el "grifo" de los fondos. Niega haber conversado con Chaves sobre las irregularidades.

La teoría de que las consejerías funcionaban como compartimentos estancos es el hilo que utilizó la ex consejera de Economía y Hacienda Magdalena Álvarez para tejer ayer, durante su comparecencia en la comisión de investigación de los ERE, el argumento para justificar que durante los diez años que estuvo al frente del cargo (1994-2004) no pudo saber nada de las irregularidades que se cocían en la Consejería de Empleo con cargo a la partida 31L, el conocido fondo de reptiles. Si hubo desmanes presupuestarios, eso nunca fue competencia ni objeto de control por parte de su departamento, que se encargaba de cuadrar las "grandes cifras", es decir, encajar la previsión de ingresos y gastos. Si se le dotó de más fondos, tampoco tuvo nada que ver, porque Hacienda "no tenía el grifo" del dinero. Y a todo esto se une que tampoco Álvarez supo nada por advertencia o informe del interventor general de la Junta sobre las anomalías. Es más, se encargó de recordar que el primer informe llegó a la Consejería cuando ella se había marchado hacía mes y medio.

Con estas tres piezas la actual vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) construyó sus respuestas, que quiso afianzar resaltando el esfuerzo que hizo en esa etapa como titular de Economía y Hacienda por reforzar los mecanismos de supervisión, creando un control presupuestario permanente que se implantó a medida que la estructura periférica de la Junta iba creciendo en volumen de empresas públicas. El fallo de esos sistema fue una de las líneas del interrogatorio de la diputada de IU, Alba Doblas, que fue incisiva al insistir en si eso no sirvió para detectar los millonarios "descuadres" en la agencia IFA-IDEA y en Empleo. Álvarez se escudó en que eran "cosas internas" de las consejerías y sus entes instrumentales, y que ese descuadre debería ser detectado en una auditoría, pero nunca por su consejería, que carecía de una posición "jerárquica" sobre las demás consejerías.

En su intento por alejarse del caso, negó también que el ex consejero de Empleo Antonio Viera se sentara con ella a negociar nada. "No, nunca trató eso Viera conmigo", dijo contundente, asegurando que tal vez hablara con otros responsables de Economía. Si no tuvo contacto con Viera, menos aún con el ex director general de Empleo Francisco Javier Guerrero, la pieza central de la supuesta trama. Álvarez admitió que si lo ha visto es por la televisión, y que si no se reunió nunca con él es porque tampoco era su costumbre hacerlo con los directores generales, incluidos los de su propia consejería.

En la víspera de una de las comparecencias más esperadas en esta comisión, la del ex presidente de la Junta Manuel Chaves, el PP no quiso desaprovechar la ocasión para deslizar su nombre, preguntando a la consejera sobre si alguna vez trataron sobre las anomalías que había en Empleo. Con reflejos, la ex consejera dijo que "nunca" despachó con Chaves este ni ningún otro desfase y acusó a la diputada popular que le interrogó, Teresa Ruiz Sillero, de intentar seguir la estrategia de "habla, habla, habla, que algo queda". Anticipándose a lo que es muy probable que también se tenga que enfrentar hoy en su comparecencia su sucesor en el cargo y hoy presidente de la Junta, José Antonio Griñán, Álvarez le allanó el camino sobre las modificaciones presupuestarias que se hicieron para Empleo, resaltado que es un proceso "normal", "legal" y "nada sospechoso", y que estas se cuentan "por miles" en cada ejercicio.

Por si quedara algún resquicio de duda sobre su posición ante este escándalo, afirmó que "nunca miró para otro lado" y menos aún lo habría hecho si hubiera tenido información de que había alguna irregularidad, y concluyó que como andaluza se siente "defraudada, indignada y engañada".

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