Tribuna de Opinión

Gaspar Llanes

Andalucía, de la crisis a la recuperación de la convergencia económica

Secretario general de Economía de la Consejería de Economía, Hacienda y Administración Pública

Andalucía, entre los años 2007 y 2013, padeció la mayor crisis económica de su historia reciente. Perdimos una década en términos económicos y laborales. Aún estamos recuperándonos de estos efectos devastadores.

Esta crisis no fue exclusiva de Andalucía. Ha sido una crisis de la UE que afectó, eso sí, a algunos países más que a otros. Han sido los países menos desarrollados del Sur los más perjudicados. España ha sido el tercer país de la UE que mayor pérdida de riqueza por habitante ha experimentado en estos cinco años, sólo por detrás de Chipre y Grecia.

Con la perspectiva actual, podemos afirmar que la política económica europea no ha sabido atender a esta situación de crisis económica y su actuación ha profundizado las disparidades y desequilibrios económicos entre países y regiones de la UE.

Por un lado, las recetas de austeridad excesiva no funcionaron. La UE limitó las posibilidades de influir en el ciclo económico en aquellas economías que más lo necesitaban. Entre 2009 y 2014, el gasto público per cápita en España cayó un 6%, situándose entre los tres países de la UE donde más descendió, tan sólo por detrás de Grecia (–28,7%) e Irlanda (–10,8%), y a diferencia de lo ocurrido por término medio en la UE, donde aumentó un 8%.

Es decir, se constata que, con carácter general, aquellos países que más convergencia han perdido con la UE son aquellos en los que el ajuste del gasto público ha sido mayor.

Por otro lado, tampoco funcionó la política monetaria tan restrictiva. Aún recordamos los episodios de la prima de riesgo. El BCE sólo relajó su política monetaria a partir de 2013, cuando ya habían pasado los peores momentos de la crisis y el daño en las economías del Sur ya estaba hecho.

En esas fechas, según Eurostat, Andalucía, junto con Madrid, Castilla-La Mancha y Murcia, habían perdido ya 13 puntos porcentuales de PIB per cápita respecto a la media europea, lo mismo que el conjunto de las CCAA españolas.

Y, en tercer lugar, cabe achacarle a la UE que todo el diseño de la política regional del período 2014-2020 lo hiciera con indicadores estadísticos de riqueza por habitante previos a la crisis, omitiendo el impacto de la misma. Esto hizo que Andalucía perdiese 2.852 millones de euros, un 23,2% de fondos respecto al anterior periodo de programación (2007-2013). En 2017, reconoció este hecho, compensando a Andalucía con 1.030 millones de euros. El daño, nuevamente, estaba ya hecho.

A su vez, en este período de crisis, la política económica que se ha desarrollado en España ha agravado los desequilibrios regionales. Sin inversión no hay cohesión. Y eso es lo que ha ocurrido en España. Con las cifras del FCI para 2018 en los PGE, el porcentaje de fondos destinado a corregir los desequilibrios interterritoriales se ha reducido, en media anual, a más de la mitad (-58,5% en España y -57,5% en Andalucía) en el período 2012-2018, frente a lo ocurrido en la legislatura 2008-2011.

A pesar del escenario negativo, la economía andaluza ha retomado el proceso de convergencia

Asimismo, la inversión pública en los PGE aprobados en el período 2012-2018 también ha tenido una merma muy significativa. La inversión media anual se ha reducido a más de la mitad (-52,8% en España y 58,4% en Andalucía) en el periodo 2012-2018 respecto a la realizada en la legislatura 2008-2011. Los recortes en la inversión han hecho aumentar los desequilibrios económicos entre regiones.

Con datos del INE, entre 2011 y 2017, las regiones de mayor PIB per cápita han mejorado su posición en 1,3 puntos mientras que las de menor PIB per cápita, entre las que se encuentra Andalucía, la han reducido en un punto.

La pérdida de recursos destinados a Andalucía correspondiente a la deficiente inversión regionalizable y el déficit del sistema de financiación autonómico han supuesto una pérdida de recursos que está mermando nuestro potencial de crecimiento económico y generación de empleo. Hemos dejado de percibir entre 2008 y 2017 casi 10.000 millones. Si Andalucía hubiese dispuesto de estos recursos a lo largo de estos últimos diez años, su PIB sería un 6,2% superior al que se ha registrado y el nivel de ocupados podría haber sido superior en unas 200.00 personas.

Pero no sólo nos han afectado los recortes en la financiación y en la inversión por parte del Estado. Son aún más importantes los efectos que la política económica del anterior Gobierno de España, del PP, ha dejado como herencia. Concretamente, un bajísimo crecimiento potencial del conjunto de la economía española del 1%. En ausencia de vientos de cola como los que hemos tenido en estos últimos años, éste sería el crecimiento económico de España a medio plazo, según el Ministerio de Economía y el Banco de España.

Se han creado 406.000 trabajos en los cuatro años transcurridos de la Agenda por el Empleo

Un margen exiguo para responder a coyunturas desfavorables, con un máximo histórico de endeudamiento público, del 98,8% del PIB, en el primer trimestre de 2018. Por no hablar de las graves consecuencias que tiene la desregulación del mercado laboral y la devaluación salarial y del empleo.

A pesar de todo este escenario negativo para Andalucía, desde el Gobierno andaluz se afrontó la crisis con un plan económico consensuado con los agentes económicos y sociales. Para recuperar los niveles económicos y de empleo, Andalucía aprobó la Agenda por el Empleo 2014-2020. Y ya hemos retomado el proceso de convergencia.

El balance de estos cuatro años es de un crecimiento del PIB andaluz del 11,2%, que está 3,4 puntos por encima del registrado en la Eurozona (7,8%) y 2,5 puntos superior al observado en la UE (8,7%). Y, también, el empleo ha crecido un 15,6%, muy por encima de la media nacional (10,9%) y de la UE (5%).Es importante tener en cuenta algunos datos. En los cuatro años transcurridos de la Agenda por el Empleo, en Andalucía se han creado 400.600 empleos, lo que ha supuesto recuperar el 60,1% del empleo perdido en los años de crisis. Junto a ello, el paro se ha reducido en 501.900 personas en Andalucía, siendo la comunidad autónoma donde más se ha reducido el desempleo.

Junto a la recuperación económica y la creación de empleo, también hemos apostado por reorientar el modelo productivo, con un crecimiento más basado en la internacionalización y en la reindustrialización de nuestra economía.

En relación al grado de industrialización, el peso de la industria y las actividades de servicios avanzados científicos y técnicos ha alcanzado el 19,8% del VAB en 2017, más de un punto por encima del nivel que tenía en 2013 y 2,8 puntos por encima del nivel que tenía en el peor año de la crisis económica. En relación con el grado de internacionalización, las exportaciones alcanzaron el registro histórico de casi 31.000 millones de euros en 2017, lo que supone un peso relativo en el PIB del 19,2%. Nos hemos consolidado como la segunda CCAA más exportadora de España.

Pero vamos más allá y ya estamos diseñando la próxima estrategia de desarrollo de Andalucía: el Plan de Desarrollo Económico de Andalucía 2027. Andalucía se plantea abordar las reformas con las que afrontar con éxito retos como el envejecimiento de la población, el cambio tecnológico, la apuesta por las energías renovables, los cambios en los empleos y la formación que se van a producir y hacer frente a las desigualdades que genera la economía de mercado. En esta nueva estrategia de desarrollo vamos a tener un objetivo principal que, con el esfuerzo de toda la sociedad, vamos a conseguir: la convergencia económica y laboral de Andalucía con la UE.

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