Andalucía

La Andalucía rural también se vacía

  • Los municipios interiores de la comunidad han perdido 168.000 habitantes en la última década, a pesar de que el fenómeno es menos acusado que en el resto del país

Un hombre camina por las calles de la localidad sevillana de Las Navas de la Concepción

Un hombre camina por las calles de la localidad sevillana de Las Navas de la Concepción / Juan Carlos Vázquez

Cuando se habla de la España vaciada se piensa en las zonas rurales de la meseta. Sin embargo, aunque a día de hoy se trata de un problema de menor calado que en otras regiones, los municipios andaluces de pequeño tamaño están perdiendo habitantes de manera significativa. Los pueblos andaluces han perdido 168.000 habitantes entre 2008 y 2018, un década en la que la población de la comunidad autónoma ha pasado de 8.212.986 a 8.426.405.

Este crecimiento se ha dado en grandes concentraciones de población, mientras que más de 500 municipios de Andalucía, de un total de 778, perdieron habitantes, según los datos del padrón de 2018. Al igual que en el resto de España, las zonas que más población pierden se encuentran en el interior, y así lo reflejan los datos demográficos por provincia. Granada, Córdoba y Jaén han perdido habitantes y especialmente alarmante es el caso de la provincia jienense, cuya población ha caído en un 4,4%, mientras que en Córdoba, la caída ha sido de un 1,7%; en Granada fue de un 1,2%. En las provincias costeras y en Sevilla han aumentado los residentes.

Que una provincia crezca no quiere decir que lo hagan la totalidad de sus municipios y un caso paradigmático es el de Almería. La más oriental de las provincias es, de largo, donde el crecimiento de población es mayor en proporción a su tamaño, con un 6,2%. El dato casi duplica al de Málaga, segunda provincia en crecimiento, aunque a pesar de ello, 78 de 103 municipios almerienses perdieron población.

Esta concentración poblacional no se está dando en las capitales de provincia, sino que se registra en sus áreas metropolitanas o en otras localidades de menor tamaño. En este fenómeno influyen factores como los alquileres más baratos o la falta de terreno para realizar nuevas construcciones, como lo prueba que seis de las ocho capitales andaluzas perdieron población de 2017 a 2018, según el INE.

Atendiendo a los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, Sevilla contaba en 2008 con 699.759 habitantes y aunque llegó a superar los 700.000 en censos posteriores, la población actual es de menos de 690.000 personas. Justo al lado, en Dos Hermanas crecen a un ritmo alto, al pasar de unos 120.000 habitantes a más de 132.000, un crecimiento aproximado de un 10% en la década de la crisis económica.

Los números se repiten incluso en provincias cuyas capitales sí crecen en población: Almería ha pasado de unos 168.000 habitantes en el año 2000 a superar los 196.000 en 2018, un importante aumento, pero mucho menor que el de ciudades como Roquetas, cuyo padrón se ha duplicado en ese periodo, pasando de de 44.370 a 94.925 personas.

En Málaga se puede constatar la situación en los últimos años. Actualmente, en la capital residen unas 2.000 personas más que en el año 2017, mientras que en Mijas el aumento ha sido de más de 3.500 habitantes, a pesar de tratarse de una población que apenas supera los 80.000 personas por los más de 550.000 de la capital de la Costa del Sol.

Para entender esta disminución demográfica hay que acudir a los datos de empleo. O más bien de la ausencia del mismo. España es el segundo país con mayor paro juvenil en la Unión Europea, con un 36,3%, según datos de 2018, solo superada por Grecia. En Andalucía, esa cifra aumenta hasta el 45%. Ese dato, unido a que las localidades pequeñas basan su economía en lo rural.

En ese contexto, son muchos los jóvenes que abandonan su pueblo para estudiar o trabajar ante la falta de oportunidades. En muchos casos no regresan, algo que agrava aún más el problema demográfico. Al descenso de población, hay que sumar que quien se queda en esta Andalucía vaciada tiene una edad avanzada.El resultado es que la tasa de natalidad en estas zonas, también disminuye.

Estos problemas demográficos se reflejan en la falta de servicios públicos en determinados lugares. Un ejemplo de ello es la sanidad, pues el Servicio Andaluz de Salud (SAS) definió en 2018 hasta 61 zonas con déficit de médicos de familia. En estos territorios, los puestos de trabajo se consideran de difícil cobertura, por lo que la Junta de Andalucía puso en marcha un programa de mejoras para los profesionales sanitarios que acudan a dichas ubicaciones. El objetivo es paliar los inconvenientes como la soledad, lejanía de grandes urbes, los motivos económicos o de falta de estabilidad.

En la enseñanza el asunto ha llegado incluso al Parlamento. El PSOE ha criticado en más de una ocasión al consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, por el cierre de determinadas líneas en zonas rurales, algo que ha descartado la Administración.La situación se repite en ámbitos como el transporte o un Internet de baja calidad e incluso la ausencia del mismo, lo que provoca que estos pueblos padezcan de falta de servicios y queden aislados.Especialmente llamativo es el caso de los cajeros automáticos. Hay municipios de Andalucía donde, tras el cierre de la única oficina bancaria, no hay lugar para que los vecinos obtengan efectivo.

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