El consejero de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, cree que "no se puede demonizar" la colaboración público-privada, aunque se debe considerar como "un instrumento más y no una solución milagrosa para el sector público", de forma que considera que "se debe usar cuando sea oportuno y rentable económicamente y cuando la urgencia social de la actuación lo reclame".

Así se expresó durante su comparecencia la comisión parlamentaria celebrada ayer, donde el consejero precisó, citando las palabras de Felipe López, su homólogo en Fomento y Vivienda, que "no hay previsión de usarla" ni de acometer nuevos proyectos mediante esa fórmula. También recordó que el sistema de financiación público-privada "debería quedar circunscrita a obras muy necesarias, con clara rentabilidad social y económica".

Ramírez de Arellano aseguró que este sistema "es un instrumento de dinamización económica y creación de empleo", con el objetivo de "garantizar la prestación de servicios" y cree que se deben aplicar como proyectos duraderos y donde los socios "compartan riesgos y beneficios", de forma que, a su juicio, "puede tener algún sentido utilizándolo de forma puntual, relacionado con algún servicio en especial".

Ramírez de Arellano considera que "se debe determinar para cada proyecto si la colaboración público privada ofrece más posibilidades que la contratación tradicional. También insistió en que este modelo "puede tener sentido para la financiación de obras y servicios, e infraestructuras; es un sistema legal que puede llegar a ser útil y eficaz" e incidió en la importancia de "hacerlo bien, sobre todos cuando de la financiación se pasa a gestión". "La precipitación no puede ser una salida", añadió el ex rector de la Universidad de Sevilla.