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Andalucía

Declaración sorpresa: "Los vi con un carrito de la compra"

  • Un taxista que pasó por la zona describe al tribunal cómo supuestamente sacaron el carro.

Su testimonio puso en guardia a las defensas, pero no despertó el entusiasmo en las acusaciones, como si la declaración tuviera los pies de barro. La declaración del taxista onubense Eduardo Daza fue el elemento sorpresa de la segunda jornada del juicio, tanto por su contenido como por el hecho de que hasta ahora no había trascendido: el 13 de enero de 2008, en uno de los servicios que realizó desde el Hospital Juan Ramón Jiménez pasó por la avenida de las Flores (en el número 1 tienen su casa los Del Valle) y vio a tres personas (dos eran mujeres) con un carro de la compra, que sacaron de un portal y metieron en el maletero de un coche. Así se resume su testimonio.

La debilidad que las acusaciones atribuyen a sus palabras (y que las defensas deben aplaudir en silencio) radica en el hecho de que no contara todos los detalles hasta cuatro meses después (mayo de 2008), justamente cuando esos detalles (el carrito y el color de éste) salieron publicados en prensa. En un primer momento, tras la desaparición, dijo a la Policía que no podía reconocerlos. "Yo no me invento nada, han interpretado mal lo que he dicho. Los datos tienen que estar en los apuntes que tomaron un agente de la Policía Local y otro de la Policía Nacional. Esas notas deberían estar aquí y no están", recriminó alzando la voz.

El taxista indicó que cuando contó a la Policía lo que había visto, no le dio importancia porque era una escena (una familia con un carro de la compra) que no se escapaba de lo normal en cualquier barrio y que, además, se buscaba a Mari Luz, no un cadáver.

Ayer, mantuvo la veracidad de su versión incluso a preguntas del ponente, el magistrado Antonio Pontón. Al pasar por la zona (calcula que se tarda en cruzar la avenida de las Flores un minuto y medio como máximo), vio "a su derecha) que una persona salía de un portal con un carrito de la compra, que llevaba a pulso. En la misma escena, sitúa a una mujer que salía de la puerta del piloto de un coche que aparcó justo en la puerta y a una segunda mujer (rubia). En aquel momento, no había anochecido y había luz y no llovía, concretó. Según el relato del testigo, que realizó gesticulando, el hombre llegó a alterarse y a chillar; intentó meter el carro en el maletero en una primera ocasión pero no pudo y lo dejó en el suelo. A continuación, la mujer le ayudó y consiguieron introducir el carrito. Hasta ahí vio, aseguró.

"No es que no lo haya dicho antes, es que ustedes no me han escuchado", dijo.

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