Desubicados

El PSOE-A sigue sin querer comprender qué ha pasado para tener su peor resultado en 40 años de Autonomía

Juan Espadas, en el comité director del PSOE-A, este jueves.

Juan Espadas, en el comité director del PSOE-A, este jueves. / Joaquin Corchero · Europa Press

EL arranque de la XII Legislatura de la Autonomía de Andalucía ha demostrado con creces que el que hasta hace un mes había sido el principal partido de la comunidad autónoma, el PSOE-A, lleva tres años y medio desubicado, como un pollo sin cabeza que no sabe hacia donde ir tras perder el instrumento de poder que gobernó durante 37 años ininterrumpidos, casi todos en solitario. Lo que le ocurre al socialismo andaluz no tiene que ver sólo con un problema de liderazgo, porque la sensación ayer fue la misma que el 27 de diciembre de 2018, cuando se constituyó el Parlamento de la anterior legislatura.

Entonces con Susana Díaz al mando y hoy con Juan Espadas al frente, el PSOE-A parece no querer comprender qué ha pasado en Andalucía para obtener en dos elecciones consecutivas sus peores resultados.

El primer síntoma es la propia composición de la Mesa del Parlamento. En una asamblea con mayoría aplastante del partido de Gobierno, ¿tiene sentido que se enroque para evitar que se cumpla el espíritu del artículo 36 del Reglamento de la Cámara?

El PP de Juanma Moreno le ha ganado por varios cuerpos de distancia al ceder a la tercera fuerza del hemiciclo –Vox– uno de los cinco puestos que aritméticamente le correspondían. Con ello, no sólo muestra talante dialogante sino que se asegura capacidad para sumar los tres quintos de la Cámara que le permitirán renovar los órganos de extracción parlamentaria si se hace imposible un consenso amplio.

Por contra, el PSOE-A ha dejado claro que no está dispuesto a renunciar a uno solo de los escasos puestos que sus 30 parlamentarios le permiten tener.

No es el único síntoma de desorientación. Espadas ha articulado un discurso previo al inicio de la legislatura en el ámbito institucional plagado de lugares comunes y mensajes vacíos: exigir un Ejecutivo transparente y asegurar que el PSOE-A tendrá “un Gobierno en la sombra”, sin ir más lejos.

Pero también parece que está desubicado en el ámbito orgánico. En la misma semana que el presidente del Gobierno, secretario general de su partido y mentor, Pedro Sánchez, escenifica un giro a la izquierda para comerse el espacio de sus socios de Unidas Podemos y tratar de revertir un clima político muy parecido al que ha traído la primera mayoría absoluta para el PP-A, Espadas propone un proyecto moderado que busque conquistar el centro político. Eso es sintonía, sí señor. Con cero autocrítica y obviando que desde que fue elegido líder del socialismo andaluz ha encadenado error tras error por no escuchar a nadie, se justificó para no dimitir tras semejante fracaso en que lleva poco tiempo, aunque la mayoría lo malgastó aferrado a la Alcaldía de Sevilla.

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