Andalucía

Susana Díaz hace memoria

  • En la víspera del debate tras la derrota de las primarias, crea el cargo de comisionado de la Memoria Histórica para Diego Valderas, un nombramiento "trampa" según IU.

Susana  Díaz  conversa con Diego  Valderas, en el parlamento andaluz.

Susana Díaz conversa con Diego Valderas, en el parlamento andaluz. / Juan Carlos Muñoz

Memoria. Recordemos. En enero de 2015, Susana Díaz rompió el Gobierno de coalición con IU ante la intención de su nuevo coordinador, Antonio Maíllo, de someter esta alianza a la opinión de sus bases. No fue su único motivo; también provocó la crisis para justificar el adelanto de unas elecciones autonómicas con las que necesitaba validarse, ya que había llegado al cargo como consecuencia de la dimisión de Griñán.

Su vicepresidente, Diego Valderas, salió de ese Ejecutivo, consciente de que su partido, IU, avanzaba hacia una podemización. No se equivocó, aunque no es menos cierto que Díaz quería una victoria en las urnas para dar su gran salto a Ferraz. Era la ganadora. Finalmente, se tuvo que conformarse con una mayoría simple, que le llevó a una alianza con Ciudadanos, aunque hizo de la necesidad virtud: era la única presidenta autonómica que ganaba en su territorio y que pactaba con los naranjas. Pero su carrera nacional, en torno a la que ha girado la agenda de la Junta en los últimos dos años, terminó en derrota.

A un día de que intervenga en el Parlamento en un debate sobre la Comunidad -sobre el papel es como una vuelta a Andalucía-, Susana Díaz quiere nombrar a Diego Valderas comisionado para la Memoria Histórica, un cargo que no se contemplaba en la ley que se aprobó en marzo. De hecho, la Junta ya tiene un director general, al que ahora se sumará su anterior vicepresidente, enfrentado desde entonces con Maíllo por la podemización de IU. La formación de izquierdas ha solicitado formalmente a Valderas que no acepte este nombramiento al considerarlo una "trampa" y un acto "deshonesto".

La política de la Junta no sale del bucle, condenada a repetir las respuestas e intenciones de una agenda que parece la de 2015. El PSOE andaluz tiene un problema desde que Susana Díaz perdió las primarias contra Pedro Sánchez, nadie sabe cómo afectará esto a su popularidad en Andalucía, y su Gobierno estaba hipotecado con un futurible que se esfumó, pero intenta conjurar la crisis, colocándola en campo ajeno. En IU y en el PP. El número dos del PSOE, Juan Cornejo, adelantó ayer que el desempleo será uno de los grandes ejes de la intervención de la presidenta. "Imagínense, cómo sería los datos de paro en Andalucía si los Presupuestos Generales de Rajoy no la hubiesen castigado sin inversiones", sostuvo Cornejo. En mayo el empleo funcionó muy bien en la comunidad, aunque ésta sigue liderando las cifras de paro en el país. Como en los últimos 30 años. Pero el señalamiento de Cornejo al Gobierno del PP y a Rajoy muestra otro de las estaciones de paso del bucle andaluz: la culpa es de Madrid; en momentos de crisis, la política de confrontación sale muy rentable.

La pregunta que muchos se hacen en el PSOE es si estas viejas fórmulas sirven para seguir ganando elecciones. De ahí, que al menos se espere un cambio profundo en el Ejecutivo de Díaz. Los consejeros son conscientes de ello, pero no parece que sea para antes del debate, quizás para finales de junio: para el día después del 39º Congreso federal del PSOE, el 19 de junio, cuando se conozca si hay más aspirantes, además de Díaz, a la secretaría general del partido en Andalucía, cuyo congreso se celebrará a finales de julio.

La presidenta quiere hacerse fuerte en Andalucía frente a la dirección de Pedro Sánchez: no intervendrá en los nombramientos de su Ejecutiva, pero desea un trato recíproco, un pacto de no agresión, cuya expresión fue el consenso para confeccionar la lista de delegados al congreso. Sin embargo, la dirección andaluza aún no ha digerido la derrota; bueno, sí, la derrota, sí, es innegable, pero una parte aún cree posible un salto de Susana Díaz a Ferraz si Sánchez pierde las elecciones generales, y es que el bucle puede llegar a provocar mareos. Memoria.

El nombramiento de Diego Valderas es toda una metáfora de este ir y venir. Susana Díaz telefoneó a Antonio Maíllo el domingo para comunicárselo, pero al dirigente de IU no le gustó. Maíllo es el portavoz de la oposición que mejor conoce a la presidenta. No hay una grabación de esta conversación, pero es fácil imaginar cómo eran las caras de cada uno de los comunicantes a un lado y al otro del teléfono. IU ha calificado la designación de "trampa". Valderas y algunos dirigentes que le acompañaron en la Junta son muy críticos con la podemización de IU, con Maíllo y con Alberto Garzón: ambos partidos fueron juntos en las pasadas generales, pero la suma se convirtió en resta, se perdió un millón de votos. Podemos en Andalucía ha querido forzar la situación aún más al intentar condicionar los pactos municipales que IU tiene con el PSOE.

Diego Valderas ha aceptado el cargo. El ex vicepresidente, de 64 años, fue uno de los impulsores de la Ley de Memoria Histórica de Andalucía, regresó al Parlamento el día que se aprobó por unanimidad y la consideraba como un logro casi personal, puesto que fue su formación la que la introdujo en la agenda del Gobierno andaluz. Pero el cargo, de nueva creación, aún no tiene un desarrollo. Se desconoce, por ejemplo, si lleva aparejado un sueldo, y la intención de Susana Díaz es que sea un puesto de extracción parlamentaria, no un nombramiento del Consejo de Gobierno, de ahí que deba aprobarlo la Cámara.

La votación, que se producirá mañana en el debate servirá para ver las posturas de los grupos ante una ley que todos aprobaron. Podemos aún no sabe qué hará, sostienen que lo importante es conseguir una buena dotación presupuestaria. Para el PP, se trata de un "lavado de imagen" de Susana Díaz, "de cara a la izquierda", según valoró su portavoz, Elías Bendodo. Bastará el voto de Ciudadanos, junto al PSOE, para sacar adelante este nombramiento. El PP critica, además, la "duplicación de cargos", ya que la materia cuenta en la actualidad con un director general que depende de la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, muy distanciada de Valderas desde que la ex alcaldesa de Córdoba dejó IU para sumarse al Gobierno de Griñán. Sí, otro giro en el bucle.

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