Fidel Astudillo | Presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios

"El riesgo cero en la seguridad alimentaria no existe"

  • Astudillo habla sobre la campaña de seguridad alimentaria que ha lanzado la institución

  • El Consejo pretende concienciar sobre la importancia del veterinario para garantizar la fiabilidad y calidad de los alimentos de origen animal

El presidente de la Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios, Fidel Astullido.

El presidente de la Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios, Fidel Astullido. / M. H.

—El veterinario, profesional exclusivo en clínica para perros y gatos. ¿Por qué tenemos esta idea todos los ciudadanos?

—Por desgracia, solo se nos asocia a nuestra faceta de clínica, cuando nuestra labor en materia de seguridad alimentaria, sanidad ambiental y salud pública es imprescindible. Esta idea preestablecida entre la sociedad es debida a la poca información que se muestra sobre todas las vías de trabajo con las que contamos los profesionales veterinarios a la hora de salir al mundo laboral. La más extendida es la de clínica veterinaria y, por ello, la única que se conoce generalmente. Los veterinarios debemos ser los encargados de hacer valer esas otras facetas para que se nos reconozcan y se nos dé el sitio que merecemos.

—Existe seguridad de los alimentos gracias a los veterinarios. ¿Qué papel ocupa el profesional y qué ámbitos de nuestra sociedad incluye?

—El lugar que ocupa el veterinario en seguridad alimentaria es fundamental en todos los espacios donde haya que preservar la fiabilidad de los alimentos de procedencia animal. En supermercados, comedores colectivos, bares, restaurantes, recolección de alimentos en el campo, mataderos, granjas, hogares, etc., el veterinario es pieza clave en beneficio de la salud pública.

—Los veterinarios realizan, normalmente, inspecciones y auditorías, ¿qué labores específicas se realiza en ellas y cuál es su importancia en la actualidad?

—La misión de los veterinarios en la seguridad alimentaria se basa en realizar inspecciones y auditorías (en establecimientos donde se realizan fases de fabricación, elaboración, almacenamiento o distribución de alimentos de origen animal y vegetal) bajo un control establecido en la normativa europea y nacional. La importancia de estos trabajos radica en que se asegure a los consumidores de productos procedentes de animales que el alimento ha seguido estrictos controles y que el comercio del mismo se ha realizado en condiciones elevadas de seguridad. Además, los veterinarios de seguridad alimentaria evalúan el envasado y etiquetado de acuerdo a la normativa; identifican posibles condiciones insalubres en las instalaciones de almacenamiento o extraen y envían muestras al laboratorio para el análisis, entre otras funciones.

—El último informe de la situación de la seguridad alimentaria en Europa reconoce aspectos que se tienen que mejorar, ¿comparte usted esa opinión?

—Si, totalmente. Todos los agentes involucrados en salud pública tenemos que trabajar de forma continua para mejorar en aspectos tan importantes como la seguridad alimentaria para evitar que ocurran situaciones como las vividas en estos últimos meses en nuestro país. Tenemos que ser autocríticos con la legislación actual que tenemos y reconocer incoherencias que existen, fallos, falta de algunos aspectos imprescindibles, exigir más al sistema y aplicar una mayor coherencia a lo que se gestione de aquí en adelante.

—Con la proximidad al Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), ¿cree que se debería dar más notoriedad actualmente al papel del veterinario dentro del control alimentario en beneficio de la salud pública?

—Sí. En eso se basaba la campaña de verano que pusimos en marcha a comienzos de julio por parte del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios. Ya comentamos en la presentación de la misma que “esta campaña es otra más que se une a las ya realizadas otros años desde este Consejo Andaluz para seguir informando y reivindicando a la ciudadanía que los veterinarios somos mucho más que el médico del perro o del caballo”. La seguridad de los alimentos existente es gracias, en gran parte, a la labor del veterinario y no es reconocida especialmente a pesar de ello. Ya lo apuntó Marta García, veterinaria y directora ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), en una entrevista donde dijo que “no hay alimentos seguros sin animales sanos” y por eso, los veterinarios, somos piezas clave.

—Tras el reciente brote de listeria vivido en Andalucía y sus consecuencias, ¿qué opina, en nombre del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios (CACV), sobre la mejora de los controles de seguridad alimentaria en empresas de producción animal?

—Ya lanzamos un comunicado en el momento de alerta del brote de listeria y nuestra postura fue clara: mostramos nuestro total respaldo y consideración hacía todos los profesionales involucrados en gestionar la alerta alimentaria y a su denodada labor, poco conocida y reconocida por los consumidores y la sociedad en general. Aun así, creemos que harían falta cambios en materia de legislación, controles oficiales y autocontrol en empresas de gestión de productos con procedencia animal. Si se estudian, debaten y actualizan dichos aspectos, mejoraría considerablemente la seguridad alimentaria, y por tanto la salud pública, en Andalucía.

—El CACV forma parte del grupo asesor de expertos en seguridad alimentaria procedentes de ámbitos profesionales diversos –médicos, farmacéuticos, Universidad, Servicio Andaluz de Salud, etc.– donde tratarán los protocolos de posibles alertas sanitarias. ¿Qué refleja ese primer documento de propuestas que han aportado los veterinarios?

—Desde el Consejo hemos elaborado una serie de propuestas para evitar que crisis alimentarias semejantes se produzcan en el futuro. En este documento queremos reivindican varios factores que consideramos claves; que se estudie y establezca un número “suficiente” de veterinarios oficiales por número de habitantes; la creación de la Agencia Andaluza de Seguridad Alimentaria en el seno de la Consejería de Salud o que los veterinarios sean los encargados y los responsables de realizar y gestionar los autocontroles en las empresas alimentarias, entre otras propuestas.

—¿Qué otros riesgos presentes y futuros de la calidad de los alimentos podremos tener si la situación no mejora y no se obtiene el apoyo por parte de las administraciones públicas?

—Desde la crisis de la encefalopatía espongiforme venimos reiterando que el “riesgo cero” en seguridad alimentaria no existe y gran parte de nuestro trabajo se basa en la prevención (ya lo dice el refrán: más vale prevenir que curar). Esta prevención tiene algunos pilares básicos como son la trazabilidad de los alimentos y comprobar que proceden de animales sanos, como ya he comentado anteriormente, pero también es muy importante la higiene en general de las instalaciones y la manipulación, en todas sus fases, por los operarios. El pilar final sería las distintas temperaturas de conservación a tener en cuenta, dependiendo del producto final obtenido. Si cumplimos con estos parámetros, estaremos evitando una gran cantidad de problemas.  No todo debe recaer en la Administración pública, aquí se deben implicar todos los sectores, y como ha sido nuestro lema en otras campañas, garantizar el producto desde la granja a la mesa.

—¿Qué opinión merecen los veterinarios en su papel en seguridad alimentaria y su reconocimiento por la sociedad?

—Es una de las primeras cuestiones que hemos abordado en la entrevista. Nadie se acuerda de nosotros hasta que hay un problema y a veces, ni eso. Por ejemplo, en esta crisis de la listeria, muy pocas veces se ha hablado de nuestra profesión, siempre se indicaba los “inspectores “, pero no se agregaba la coletilla de veterinarios. Siendo los responsables del control de gran cantidad de alimentos, somos unos desconocidos en esta faceta para la sociedad en general, incluyendo a los medios de comunicación y, como presidente del CACV, os pido una mayor visualización de nuestra profesión y de su gran repercusión en nuestras vidas.

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