Andalucía

Juan Marín, líder y verso suelto de Ciudadanos

  • El vicepresidente de la Junta descompone la estrategia singular de Inés Arrimadas y aviva los receles de una parte de Cs sobre su lealtad

Juan Marín, este jueves con Rogelio Velasco, consejero de Economía.

Juan Marín, este jueves con Rogelio Velasco, consejero de Economía. / Raúl Caro/EFE

Juan Marín es un superviviente de la política más local que ha terminado como vicepresidente del Gobierno andaluz, un caso único que fue pasando por diferentes partidos, pero que estaba en el lugar preciso y el momento adecuado para subirse al carro de Ciudadanos, a la vez que lo construía. En Andalucía, el partido, en parte, es obra suya. Pero Marín comienza a apuntar hacia otros lugares. Sus críticos sostienen que él y el alcalde de Granada, Luis Salvador, terminarán en el PP, partido con el que están tan mimetizado que apenas hay disputa, ni públicas ni privadas. El vicepresidente lo niega, es casi un insulto, pero esta semana ha abonado ese recelo al pronunciarse sobre una posible coalición electoral con los populares en las próximas elecciones.

No es que Marín dijese en Málaga, donde compartió acto con Albert Rivera, que quería ir junto al PP, sino que no lo descartaba, pero eso es mucho si se considera que el sanluqueño es el coordinador del partido en Andalucía. Es el líder, quien marca las pautas, no el que hace reflexiones. Esa valoración no sólo fue rechazada por el presidente de la Junta y aliado en el Gobierno, Juanma Moreno -precipitado, opina- , sino que la presidenta del partido, Inés Arrimadas, lo negó en una entrevista en RNE, donde aportó unas razones que Marín debía conocer.

El éxito del centro y derecha andaluz hace dos años se debió a una anomalía pitagórica: las restas, la división, a veces suman. Fue la gran oferta de tres partidos contrarios al PSOE, cada cual con un perfil definido, lo que hizo que los votantes andaluces contrarios a Susana Díaz perdiesen la excusa de no saber qué votar. Ciudadanos, PP y Vox cubrían el arco desde el centro a la extrema derecha.

Juan Marín aseguró en Málaga que no descartaba ninguna opción, y ésa fue la opción que descartó Arrimadas. La líder nacional de Ciudadanos sostiene que allí donde hay votantes suficientes o donde el partido tiene implantación es mejor acudir con siglas propias, como es el caso de Cataluña, de Madrid y de Andalucía. Si lo hizo en el País Vasco fue por necesidad, como lo era en Galicia, donde Alberto Núñez Feijóo se negó. En el sur hay partido, hay Gobierno y hay escaños, no hay razones de necesidad, pero ocurre algo más, es que en estos momentos, el Ciudadanos de Arrimadas está buscando un hueco de supervivencia en el centro izquierda.

Con la negociación de los Presupuestos, Arrimadas ha vuelto a situar a Ciudadanos en el centro. Ha intentado condicionar las cuentas y sumarse a los apoyos, pero Pablo Iglesias desplegó una alternativa que lo ha hecho imposible, una alianza del Gobierno de Sánchez con Bildu y ERC como socios preferentes. En el trabajo iba la estrategia, porque un PSOE radicalizado termina por expulsar a muchos votantes que terminarán acudiendo a Ciudadanos. Y no tiene otra alternativa de supervivencia; la otra es llamar a la puerta del PP. Y eso es lo que algunos critican de Marín.

El propio acto de Málaga con Rivera, que venía de criticar a Arrimadas en una de las presentaciones de su libro, provocó la extrañeza en el partido. Rivera estuvo con Marín, pero también con los consejeros de Educación, Javier Imbroda, de quien Rivera fue padrino en política, y de Empleo, Rocío Blanco, pero también estuvo el de Presidencia, Elías Bendodo, del PP. A esa misma hora en que Albert Rivera hablaba de su libro en la Costa del Sol, en Sevilla Juanma Moreno y Pablo Casado recordaban el 2 de diciembre de 2018 en una celebración pública en el restaurante Abades. 

Albert Rivera ya no es un extraño en el PP, ha sido contratado por Pablo Casado para recurrir la ley catalana de alquileres, y quizás por eso venga la presencia de Bendodo, bisagra en el Gobierno andaluz de los dos partidos socios. 

Marín tiene en contra a una facción de Ciudadanos en Andalucía. El anterior secretario de Organización, Fran Hervía, es su opositor, pero también los son algunos de los dirigentes del partido en la comunidad, que por acción de Inés Arrimadas está entreverada entre la gente de Marín y los otros. Andrés Reche, responsable de Organización en la comunidad, fue uno, junto a Hervía, que criticó la supuesta deslealtad del sanluqueño.

Que Ciudadanos está dividido es conocido, aunque esta semana ha sido palpable que Marín e Inés Arrimadas no están en buena sintonía. La jerezana no llamó a Marín antes de la entrevista ni después tampoco, la última vez que tuvieron un encuentro a solas fue este verano, cuando Arrimadas trató de calmar la remodelación que el vicepresidente quería hacer en el Gobierno andaluz y que pasaba por la salida de Rocío Ruiz como consejera de Igualdad.

Es Ruiz, precisamente, la que da el perfil más de centro izquierda en Ciudadanos. Enfrentada a Vox, la consejera no ha renunciado al marco referencia de la violencia de género, que es uno de los asuntos que más combaten sus aliados parlamentarios. Las relaciones entre ella y Marín, dentro del Gobierno andaluz, prácticamente no existen. El viernes dejó esta frase: "Somos un gobierno compacto, unido que da certidumbre, que da estabilidad Andalucía, moderado, centrista y nos enriquecemos mutuamente con nuestros proyectos, pero somos dos partidos completamente diferentes".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios