Educación e idiomas La implantación del árabe como segunda lengua extranjera en la ESO

Lenguas y paraísos

  • Un debate en el que se mezclan la mayor comprensión mutua de españoles y magrebíes, nostalgias sobre el pasado medieval de la región y hasta consideraciones sobre la superioridad de unas culturas sobre otras

Con un anuncio el pasado diciembre de que potenciará la enseñanza del árabe en algunos centros de enseñanza secundaria de la comunidad, la Junta abría un debate inédito y espinoso. Y fugaz. Tan fugaz como que la rápida y contundente respuesta de la oposición parecía haberlo enviado al definitivo sueño de los justos. La llegada de la lengua árabe a las aulas de Andalucía. Un debate que a algunos, como al escritor Juan Goytisolo, le ha provocado miedo. "Recuerdo leer asustado las reacciones de los lectores en internet. Vi cosas como ¡Isabel la Católica, vuelve!", explicaba para provocar la carcajada general el autor de Señas de Identidad en una reciente conferencia en Martil, junto a Tetuán. ¿Utopía? ¿Ensoñación? ¿Propuesta estratégica? ¿Visión de futuro?

El titular saltaba a los medios después de que se filtrara el borrador del nuevo III Plan para la Integración de la Inmigración de Andalucía para el horizonte 2010-13 de la Consejería de Empleo. Dicho programa prevé el árabe como segunda lengua extranjera en algunos centros de ESO, en especial en aquellos de zonas con un porcentaje elevado de inmigrantes de origen magrebí -como en las provincias de Almería, Cádiz y Huelva-. "Esta Oficina y este defensor consideran la medida muy importante tanto para los estudiantes de aquí como para los que llegan, ya que el aprendizaje del árabe supone el acercamiento real a la cultura de origen. Éste es un asidero que no han tenido, por ejemplo, los inmigrantes que llegaban a Francia y el origen de los problemas", afirma José Chamizo, defensor del Pueblo de Andalucía.

Antonio Reyes, director del Centro Cultural Al Ándalus de Martil, matiza: "Entiendo que debería introducirse con carácter experimental en aquellos centros en los que, por su ubicación geográfica o tipo de alumnado, el idioma pudiera ser una fuente de integración y mejora de la convivencia". Una concesión para los jóvenes que cruzaron el Estrecho en busca del paraíso. Y una oportunidad para los escolares para conocer la lengua culta de unos 200 millones de personas: con uso formal en una región comprendida entre las costas magrebíes hasta la Península Arábiga. "La enseñanza del árabe es importante por razones de vecindad, por habitabilidad de nuestra propia historia de España y Andalucía -Al Ándalus es un período árabe de la historia de Europa- y por conciliación con la transmisión de gran parte de la sabiduría greco-latina", explica Emilio González Ferrín, arabista y profesor de la Universidad de Sevilla.

¿Pero qué visos tiene la propuesta de prosperar? Y, sobre todo, ¿es preciso este momento para llevar a las aulas la vieja lengua de Al Ándalus? ¿Es más conveniente que la de otras naciones europeas o incluso de un gigante como China?

La respuesta del PP, en pleno fin de año, fue inequívoca: la retirada inmediata de la propuesta. "Una empanada mental", aseguraba Javier Arenas, su presidente regional. Denunciaba el "retroceso" que provocaría firmando que lo que de verdad integraría a los inmigrantes sería la escolarización en "lengua española y en las europeas". Para Arenas la prioridad es "implantar el bilingüismo que da una lengua de oportunidades, como el inglés u otra de naciones emergentes".

Para González Ferrín el debate no puede desvincularse de la consideración de culturas superiores a otras. "Asumimos que hay lenguas y culturas de primera, y otras de segunda o incluso de tercera. La reacción de Arenas rechazando el árabe por no ser lengua de cultura emergente no tiene desperdicio: habla de un único modelo de desarrollo, cultura, sistema economicista. No importa que haya países árabes emergentes, de natalidad imparable o que las conversiones al islam la conviertan en la religión con más crecimiento. Siempre será contemplada como cultura caduca, lengua muerta". "La propuesta del árabe en ESO se ha encontrado con el rechazo de los mismos que defienden la obligatoriedad del latín o el griego", remata.

Virgilio Martínez Enamorado, arabista y doctor en Historia Medieval, saluda la idea, pero matiza la idoneidad del momento. "La inclusión, no tanto del árabe como de una asignatura que podía ser Cultura y civilización musulmanas y El Legado de Al Ándalus, me parece interesante, pero la enseñanza tiene problemas más perentorios que éste".

Los representantes de la Junta no tardaron en reaccionar a la contundencia del PP. La propuesta era sólo un borrador. ¿Rectificación o matización? Desde entonces, silencio. Pero el debate no ha concluido. Quizá no haya empezado más allá de la red.

El debate se complica cuando se plantea el retruécano filológico: ¿qué variedad enseñar, árabe clásico -o estándar moderno, que deriva de éste- o dialectal? La pregunta entronca con un problema nacional al otro lado del Estrecho. Marruecos, como el resto de países árabes, vive en un estado permanente de indefinición lingüística. Mientras la educación universitaria está casi monopolizada por el francés y en secundaria el árabe clásico ocupa un lugar fundamental, dúo que copa los medios de comunicación, los marroquíes se expresan en otra lengua: la darija. El árabe de Marruecos. La respuesta de Ahmed Benchemsi, el director de TelQuel, el semanario más crítico con el poder, vanguardia del uso escrito del marroquí, que hasta ahora no goza de ningún reconocimiento normativo ni académico, es clara: "Si la meta es un mejor entendimiento, la enseñanza debe hacerse en darija, el idioma que todos los inmigrantes dominan. ¡Si no, nadie entenderá a nadie!".

Opinión opuesta tiene el cónsul marroquí en Andalucía Occidental y Extremadura, Said Douelfakar, que asegura que la iniciativa es "estupenda" y "oportuna": "La enseñanza deberá hacerse en árabe clásico, que es el que se enseña en todas las escuelas, que es el idioma oficial de Marruecos y el de los países árabes". Debate que se topa, en último extremo, con la razón religiosa: el árabe clásico es la lengua del Corán y su condición es sacra. Un debate inacabado, que traza círculos concéntricos, en España y en Marruecos, en Europa y en el mundo árabe musulmán. Un debate apenas iniciado.

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