La aldaba

Carlos Navarro Antolín

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Mal para el PP si Sánchez no aguanta

Feijóo ya puede encender una velita cada día para que el presidente sea el candidato a la reelección y no emigre por Europa

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / Efe (Nueva York)

La barrila de la política fiscal no cesa desde el 19 de septiembre, aquel lunes en que el presidente andaluz provocó un terremoto en el Foro Joly de Madrid. Hasta los chinos tatuados de pantalón corto que merodean por el vestíbulo del Palace se enteraron de la supresión del impuesto de patrimonio en Andalucía, anuncio aplaudido por muchos de los asistentes. Aquel foro tuvo la fuerza de una locomotora a la que se han ido enganchado más y más vagones. Moreno lo ha bordado tanto en materia fiscal, al presentar un programa de medidas valiente y en el momento adecuado, como en comunicación política, dicho sea sin que sirva de precedente, que aquí no gastamos ojana de tertuliano cortesano, adulador y ventajista. Moreno nos ha enseñado a conjugar ese terrible verbo que es deflactar. ¡Todos a deflactar que el mundo se va a acabar! Hasta los gobiernos socialistas se están abonando a la reducción de impuestos, como ya hizo el Ejecutivo alemán (que no es precisamente de derechas) el pasado verano.

El problema para el PP es que se evidencian en exceso las debilidades, dudas y marchas atrás de Sánchez, un presidente que goza de una buena imagen exterior, pero que en España no puede salir a la calle sin que le piten, salvo cuando visita a los afectados del volcán palmerino, los únicos que lo vitorean. Si yo fuera el PP haría como los toreros que comprueban la fragilidad del toro tras recibir el primer puyazo: levantaría la mano para decirle al piquero que no lo fuerce en el segundo encuentro con el jaco. Un picotazo y fuera. De lo contrario, el burel llega sin fuerza a la faena de muleta. Esto es, a las próximas elecciones generales. Como esto siga así, con el Gobierno tomando por narices las medidas que propone Génova o aprueban los ejecutivos autonómicos del PP, Sánchez preparará la espantá, el piro o tomará directamente el olivo, que es lo que hacen los banderilleros que saltan al callejón cuando están a punto de ser empitonados.

Uno tiene claro que a Sánchez nunca hay que darle por políticamente finado. Pero el panorama se le pone cada día más negro, con cada vez menos asideros. Si la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid fue un éxito, con el mérito de haberlo obtenido con cinco ministros comunistas en su gabinete, y si aspira a liderar la Internacional Socialista, su futuro tiene un claro perfil exterior. Cualquier candidato mejoraría las expectativas electorales de un PSOE que por desgracia nada tiene que ver con el de Felipe y que es una versión remasterizada de la de Zapatero. Feijóo haría bien en encender una velita para que Sánchez no emigre. Si se marcha estaría pensando en su futuro, no en el del PSOE. Tampoco cabría esperar otra cosa del Narciso que habita en la Moncloa.

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