Andalucía

Málaga recorta distancias con Sevilla en PIB y rentas

Las discusiones en Andalucía suelen construirse sobre el zócalo subjetivo de los gustos, a menudo precursores del insulto o el agravio comparativo como método de reafirmación de lo propio. No tan frecuente es diseccionar dos cuerpos territoriales, extraerles las cifras y alcanzar así conclusiones menos temperamentales. Málaga y Sevilla, rivales en el ring del pueblo, pueden medirse con vocación científica. Pasen y vean.

El INE ofrece datos provinciales que permiten hacerse una idea de la evolución de la riqueza en ambos casos. Y la primera imagen fija es que Málaga progresa mejor. Entre 2000 y 2011, el saldo de rentas primarias brutas pasó de 10.917 millones a 19.884 (+82%). En el mismo lapso, Sevilla creció de 14.516 a 24.763 (+70%). Con el PIB a precios de mercado ocurre algo parecido. Málaga avanza un 92%, Sevilla un 71%.

"En un lustro, la economía local malagueña estará muy por encima de la sevillana", opina Francisco Ferraro, miembro del consejo editorial del Grupo Joly y catedrático emérito. "Es un lugar más atractivo para invertir, con unas élites mucho más abiertas, dinámicas y permeables".

Otra pista la da el Banco de España. Los créditos a familias y empresas suponían en septiembre del año pasado 46.731 millones en Sevilla y 36.540 en Málaga, mientras que los depósitos se situaban en 23.567 y 20.656 millones respectivamente. Es decir, en la capital andaluza se endeudan bastante más y ahorran proporcionalmente menos.

Para escarbar en el capítulo de inversiones vale el mapa del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), que advierte que el capital neto por habitante en Málaga (66.420 euros) rebasaba en 2010 claramente al de Sevilla (56.580).

La crisis, no obstante, universaliza consecuencias. El paro arrasa, la construcción y la industria se resienten y el turismo se convierte en un asidero fundamental pero limitado por su escaso valor añadido. Sevilla arrastra además el lastre del llamado efecto renta: desde fuera, una de sus principales ventajas -ser capital de la comunidad y sede de muchísimas instituciones de la Junta y su Administración paralela- se convierte en una losa cuando los sueldos de los empleados públicos caen. El peso de esa masa salarial es superior a la media nacional y condiciona el consumo, aparte de exigir a las administraciones la prestación de un mayor paquete de servicios por el efecto llamada. "Esa predominancia de lo público fortalece vicios preexistentes como la falta de iniciativa privada", comenta Ferraro. Pese a todo, la renta bruta disponible (lo que se puede gastar), próxima al 84%, mejora la de Málaga (80%).

Históricamente mejor posicionada, Sevilla pierde poco a poco esa ventaja del stock (equipamientos culturales, fábricas, patrimonios millonarios). La capital malagueña ha renovado completamente en 20 años su fisonomía, infraestructuras o centros productivos y eso ha incidido de manera fundamental en su desarrollo económico y social. A lo largo de este tiempo se ha creado el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) -un espacio de innovación con 600 empresas que, pese a la crisis, sigue aumentando sus números año tras año y que atrae tanto a multinacionales como a jóvenes talentos locales-, se han levantado varios museos como el Picasso, el Thyssen o el Centro de Arte Contemporáneo que han dinamizado la oferta, y se han mejorado de forma notable las comunicaciones con el resto del mundo por tierra, mar y aire gracias a la llegada del AVE, la ampliación del aeropuerto internacional -que se consolida como la puerta de entrada a Andalucía-, o la reconversión de un puerto que ha compensado la caída en picado del petróleo y la competencia de Algeciras o Tánger con una fuerte apuesta por el turismo de cruceros.

La liga de los transportes es quizás la que más claramente retrata las diferencias. AVE a cierre de 2013: 1,4 millones de usuarios en Sevilla y 2,6 en Málaga. Aeropuertos en la misma fecha y según Aena: SVQ, 3.687.727 viajeros (-600.000 respecto a 2012); MLG, 12.922.403 (+340.000). Pasajeros en cruceros, conforme al sello de Puertos del Estado: 19.503 (+25,19%) en Sevilla y 662.656 en Málaga (-26,43%). Tráfico de mercancías en contenedores según idéntica fuente: 1.070.333 toneladas (-13,03%) en un caso y 1.347.998 (-64,11%) en el otro.

"La ciudad ha experimentado un cambio bastante radical", asevera Pedro Marín, director del Observatorio de Medio Ambiente Urbano de Málaga (OMAU), quien subraya que se ha puesto en valor el centro histórico gracias a la realización de medio centenar de obras en calles y plazas. Málaga se ha sacudido el complejo que tenía en materia turística -la segregación de Torremolinos y todos sus hoteles en 1988 dejó a la ciudad tocada durante años- y ése está siendo uno de sus principales puntales.

De hecho, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Consistorio, el número de viajeros y pernoctaciones hoteleras casi se ha triplicado en una década, así como el número de hoteles, que ha pasado de 24 en el año 2000 a 60 en 2013 (Sevilla ronda los 120). Ese empuje ha provocado que Málaga, porcentualmente hablando, liderara el pasado año el crecimiento de pernoctaciones entre las principales ciudades españolas: se alcanzaron casi los dos millones, un 8,1% más que en 2012. "Málaga está creciendo mucho en los últimos años en materia turística pero, si se compara por ejemplo con Sevilla, aún está lejos porque la capital hispalense está más que consolidada en turismo", expone un experto consultado. En 2013, Sevilla tuvo 3,7 millones de pernoctaciones hoteleras y fue la tercera ciudad que más creció entre las grandes con un alza del 4,5% y 1,9 millones de visitantes extranjeros.

No se sabe si fue antes el huevo o la gallina. Si se crearon más hoteles al calor de la oferta cultural y el aumento de visitantes o al revés. El caso es que el auge turístico ha provocado en Málaga, a su vez, un incremento de negocios de hostelería o comercios. Tal vez haya incluso sobreoferta. "Con el crecimiento tenemos problemas nuevos como un desequilibrio en la capacidad de carga. Hay demasiados bares, demasiadas terrazas y a los residentes les resulta difícil vivir en el centro", señala Marín, quien también hace hincapié en que los comercios tradicionales están menguando por la fortaleza de las franquicias y el incremento del precio del alquiler de los locales en el centro histórico, un fenómeno que se está acelerando con el fin de la renta antigua este año.

El horizonte de las comparaciones es tendencialmente infinito: Sevilla tiene Metro, Málaga está en ello. La primera cuenta con cinco líneas proyectadas que conectarán la capital con diversos puntos de la provincia, la segunda dispone de dos. Sevilla fue la musa de la Consejería de Fomento y Vivienda para diseñar el Plan Andaluz de la Bicicleta: el Gobierno municipal de PSOE e IU auspició una red de carriles que suma 138 kilómetros frente a los 93 existentes en Málaga. Si la capital hispalense recuperó el tranvía en 2007 y lo amplió en 2011 hasta contar con la muy modesta cifra de 2,2 kilómetros de recorrido, la malagueña renunció a este medio en 1961.

¿Y la vivienda? El precio del metro cuadrado cerró 2013 en Sevilla en 1.707 euros. Málaga está en 1.606. El tope andaluz lo conserva Cádiz (1.855), según la Sociedad de Tasación.

En ningún caso sale bien parado el bolsillo del contribuyente. El Ayuntamiento sevillano, en manos de Juan Ignacio Zoido (PP), aplica seis impuestos: IAE; IBI; Construcciones, Instalaciones y Obras; Vehículos de Tracción Mecánica; Plusvalía; y Gastos Suntuarios -que es el único que no existe en el consistorio malagueño, gestionado por Francisco de la Torre (también del PP)-. Lo de las tasas municipales parece un festival, con 27 y 21 respectivamente.

La clasificación empresarial coloca cristalinamente por encima a Sevilla, donde se ubican firmas como Abengoa, Heineken España, Cecofar, Azvi, Abeinsa, EADS, Befesa, Renault, Grupo Isolux Corán, Persán, Ezentis, Grupo Barea o Iturri, todas ellas destacadas en el ranking anual andaluz de facturación. Corolario: Sevilla partía de una posición ventajosa que el tiempo y su espíritu sedimentario diluyen sin prisa pero sin pausa. Eso dice la macroeconomía. Los amores son otra historia.

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