Juanma Moreno y Juan Marín están encantados de que los vean juntos. La distancia con la que se han manejado en el último año, se está recortando visiblemente día tras día. Ayer, en la inauguración del nuevo periodo de sesiones en el Parlamento, escenificaron el acercamiento que PP y Ciudadanos (C's) en Andalucía están experimentando desde que Mariano Rajoy y Albert Rivera se dieron la mano en Madrid.

Ambos líderes políticos se buscaron en el hemiciclo, se hicieron señas y, entre palmaditas en la espalda y evidentes gestos de amabilidad mutua, abandonaron juntos el Pleno por una puerta lateral. En el exterior, estuvieron conversando durante varios minutos: esperando que los fotógrafos recogieran con calma la recién estrenada buena sintonía entre los dos partidos que dicen representar el centroderecha. Luego, algo más discretamente, al refugio del sol en una sala cercana, conversaron durante tres cuartos de hora. Era la imagen evidente de que algo está cambiando en el panorama político andaluz.

Es difícil discernir qué peso tiene en este inicio de entendimiento entre PP y C's la actual situación política nacional, la amenaza (para algunos) de unas terceras elecciones en las próximas fiestas navideñas o la inminente negociación de los Presupuestos de la Junta en 2017. Hay un poco, o mucho, de todo esto, pero habrá que esperar a cómo se desarrollan los acontecimientos en las próximas semanas para saber de qué forma afectará este acercamiento al tablero político andaluz. Sobre todo, teniendo en cuenta que C's ha sido el único, y fundamental, socio de Susana Díaz y el PSOE para mantenerse al frente del Gobierno andaluz y lograr mayorías oportunas en el Parlamento en temas vitales como son las propias cuentas generales.

A día de hoy, lo único claro es que Moreno y Marín se han citado formalmente para el próximo miércoles 14 de septiembre para que sus equipos comiencen a perfilar propuestas conjuntas que mejoren la economía andaluza. "Hay un acuerdo para analizar una serie de puntos de interés para la reactivación económica de Andalucía, así como el fortalecimiento de los servicios sociales en la comunidad, especialmente en materia de sanidad y educación", explicaron.

Eso sí, Marín quiso dejar claro que sólo piensa en el "bienestar de los andaluces" y que la reunión con el PP "no tiene ninguna connotación relativa a cualquier pacto entre ambas formaciones políticas" ni en el presente ni el futuro.

El líder de C's también presionó a Díaz con una nueva condición para mantener la buena relación entre sus partidos. El líder de la formación naranja advirtió de que no negociarán un nuevo Presupuesto autonómico hasta que "nos informen sobre el estado de ejecución de las propuestas que C's incorporó a las cuentas del 2016". El requisito va tan en serio que, el pasado martes, C's pidió por escrito un informe de liquidación de sus enmiendas a las cuentas del 2016. La formación naranja negoció con el PSOE nueve cambios por valor de 700 millones de euros antes de dar su voto favorable al Presupuesto actual.

Marín fue tajante y afirmó que hasta que en C's no dispongan de esta información no sabrá "si podemos fiarnos del PSOE-A para hablar de las cuentas del 2017". Es más, Marín avisó de que si sus enmiendas "no se han ejecutado en la medida que entendamos que a estas alturas se tendrían que haber puesto en marcha, el PSOE-A tendría que buscar a otro grupo, que creo que hay ofrecimientos de Podemos e IU, para aprobar los presupuestos".

En resumen, por un lado, Marín se sentará con Moreno para elaborar propuestas conjuntas y, por otro, le pone deberes a Díaz. Un examen que le llega al Ejecutivo andaluz nada más empezar el nuevo curso político y que si no lo aprueba significaría "un engaño para nosotros y para los andaluces", ya que supondría que "C's aprobó unas cuentas sólo para que el PSOE tuviera unos presupuestos". En este nuevo papel de profesor exigente, Marín llegó a sentenciar que "hay que evaluar cada acuerdo, el de investidura y el de los presupuestos, porque sino se evalúa se le está tomando el pelo a los andaluces".