Caso Marta del Castillo

El ¿engaño? de Carcaño

  • Diez años después el hermano del asesino de Marta insiste en que Miguel lo incriminó por “odio” o “venganza”, pero lo cierto es que Francisco Javier siempre estuvo en el centro de la investigación

"Asesinos con enchufe", una de las consignas de la manifestación por Marta del Castillo. / JUAN CARLOS VÁZQUEZ

Francisco Javier Delgado, el hermano de Miguel Carcaño, sigue siendo señalado por muchos como uno de los supuestos responsables de que el cuerpo de Marta del Castillo no haya aparecido. A pesar de su absolución por todos los delitos que se le atribuyeron en el juicio celebrado en 2011 –encubrimiento, amenazas, contra la integridad moral y profanación de cadáveres–, la sombra de la duda le acompañará siempre.

Diez años después del asesinato, el hermano de Carcaño ha asegurado en una entrevista con el programa En el punto de Mira de Cuatro que fue “engañado” por Miguel. Francisco Javier Delgado, que pasó 90 días en prisión provisional, sostiene que Miguel le engañó desde la misma noche de la desaparición, el 24 de enero de 2009, hasta que fue detenido y confesó el crimen. “Me juraba y me perjuraba que no tenía nada que ver. Confié plenamente en él y me engañó”, aseveró el hermano del condenado en esa entrevista.

Francisco Javier sostiene que no sabe nada de Miguel desde antes del juicio, y atribuye su incriminación al “odio” y a la “venganza” de Miguel por haberse sentido solo o abandonado. En esa entrevista, el hermano de Carcaño asegura que ha intentado ponerse en contacto con los padres de Marta, pero que esa reunión no se llevó a cabo porque Antonio del Castillo no quiso.

El hermano se presenta como una víctima y acusa a la familia de la joven asesinada de haber creado “una fábula” alrededor suya que no tiene nada que ver con la realidad. Lo cierto es que la supuesta participación de Francisco Javier, al menos, en lo que se refiere al encubrimiento del crimen, siempre ha estado en el centro de las investigaciones y de los dos juicios que se celebraron por estos mismos hechos: el del Cuco, en la jurisdicción de Menores, y el de Miguel Carcaño, su hermano, la novia de éste, y Samuel Benítez, en la Audiencia de Sevilla.

La sentencia del Cuco –que fue condenado por encubrimiento a tres años de internamiento– dio por hecho que Francisco Javier Delgado estuvo en el piso de la calle León XIII con el cadáver de Marta del Castillo y que actuó “de mutuo acuerdo” con los otros tres jóvenes en el traslado.

Pero frente a esa sentencia, la dictada por la Sección Séptima de la Audiencia en el caso de los adultos fue contundente al absolverle ya que los “datos objetivos, prueba testifical y la localización de sus llamadas al móvil” avalan que durante toda la noche y madrugada estuvo en otro lugar, “conforme a su monolítica versión”, decían los jueces en la sentencia dictada en enero de 2012. Si Carcaño engañó a su hermano es algo que sólo saben ellos dos, y lo cierto es que una década después y siete versiones distintas del crimen, Miguel no ha cambiado su última versión: la que acusa a su hermano de la muerte de Marta del Castillo, golpeándola con la culata de una pistola.

Otra cosa es que haya que creerse esta versión en el caso de un delincuente que ha ofrecido tantos testimonios tan distintos.

La abogada de Carcaño, Paloma Pérez Sendino, aseguró la semana pasada a este periódico que Miguel “sabe dónde depositó el cuerpo; si no se encuentra es porque alguien lo ha movido”, y Francisco Javier García Marín, el Cuco, ha afirmado desde su exilio voluntario en la localidad francesa de Rognac que “si ha sido el hermano el que lo ha hecho, evidentemente no creo que le vaya a dejar la llave para que le tire el castillo de naipes...”. Sobre el testimonio del Cuco, la también abogada de Carcaño, Mónica Gallardo Bejarano, consideró que “es factible lo que dice el Cuco sobre el hermano porque la verdad sólo la saben ellos”.

Y llegados a este punto, todos los que en su día estuvieron implicados de alguna manera en el caso, han continuado su vida. Miguel Carcaño cumpliendo su condena de 21 años y tres meses, que no acabará de cumplir hasta el 8 de mayo de 2030. Y lo hará casi con toda probabilidad sin disfrutar de un permiso penitenciario hasta que esté próxima esa fecha. De hecho, ya ha solicitado una veintena de permisos que han sido todos rechazados.

Los que estuvieron implicados en la causa rehacen sus vidas

Su hermano Francisco Javier Delgado comenta que después de muchos años comienza a tener “normalidad” en su vida, como su novia, y como los que fueran íntimos de Carcaño, Samuel Benítez y el Cuco, quienes se marcharon a Francia para empezar una nueva vida en un país donde no se les involucre con el caso de Marta del Castillo.

Todos prácticamente han seguido hacia delante, menos la familia de Marta. Sus padres, sus dos hermanas, el abuelo, y muchos amigos de la familia que reclaman ahora, sin éxito, la repetición de un juicio que resulta a todas luces imposible sin la aparición del cuerpo que pudiera dar lugar a un examen forense del mismo y a nuevas pistas sobre lo que realmente ocurrió en la vivienda de León XIII donde se cometió el crimen.

José Antonio Casanueva, el abuelo de Marta, presentó recientemente un escrito al fiscal jefe de Sevilla, Luis Fernández Arévalo, destacando precisamente las “contradicciones” entre las dos sentencias dictadas en este caso.

Las dos sentencias coinciden en que Carcaño y el Cuco trasladaron el cadáver con ayuda de una tercera persona, pero discrepan en los horarios. La Sección Séptima dio por hecho que el traslado del cuerpo se realizó hacia las 22:15 horas de la noche del 24 de enero de 2009, de una manera que no precisa aunque con ayuda de una silla de ruedas, y la sentencia de Menores afirmó que tuvo lugar “a una hora no determinada” de la siguiente madrugada y en el coche de la madre de el Cuco.

La ley natural dicta que los hijos sobrevivan a los padres, no que los padres vean morir a sus hijos. Cuando esto sucede además en unas circunstancias tan trágicas como las que sucedieron en el caso de Marta o el más reciente del pequeño Julen, no hay consuelo posible para los padres y sus familiares, ni aunque se haya cumplido una década. Por ello, es loable y todo un ejemplo el coraje y el esfuerzo de los padres de Marta por conocer qué ocurrió aquella noche y su deseo de intentar recuperar el cuerpo. Miles de personas se han echado hoy a la calle en Sevilla para mostrar el apoyo y el cariño de esta ciudad a los padres de Marta.

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