Semana Santa

¿Molestan los móviles en las cofradías?

  • Los ‘cangrejeros’ de toda la vida ahora llevan un smartphone en sus manos  

El paso del Cristo de la Sed en su salida extraordinaria.

El paso del Cristo de la Sed en su salida extraordinaria. / Santiago Molina (Sevilla)

El móvil se ha convertido en una “extremidad” más de nuestro cuerpo, una herramienta indispensable que cada vez tiene mayor utilidad.

En España las líneas móviles superan al número de habitantes. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) existen más de 53 millones frente a los 46 millones de españoles.

Además de lo cuantitativo, el uso que los españoles le damos al smartphone va en aumento, estando entre los países de Europa que más horas pasamos junto a estos terminales.

Los andaluces, por cierto, somos de los más activos en redes sociales de toda Europa. Nos encanta disfrutar de la calle, por supuesto, pero también compartir esos momentos en Instagram, Facebook o Twitter.  

La polémica

Si a estos datos (y uso) le añadimos la pasión con la que vivimos nuestras tradiciones nos encontramos con imágenes que generan cierta polémica. Multitud de móviles se agolpan ante cualquier culto o espectáculo sin reparar en lo estético.

Una estampa cada vez más habitual en todo tipo de contextos, ojo, no solo en el cultural o religioso. ¿Acaso no ocurre lo mismo en las fiestas de final de curso en los colegios cuando los niños/as actúan? ¿O en los museos ante una gran obra de arte?

Bien es cierto que el “escenario” no es el mismo, y por ello el debate es cada vez mayor cuando la toma va dirigida hacia una Imagen sagrada.

Salida extraordinaria de La Sed

El pasado 28 de septiembre, durante la salida extraordinaria del Cristo de la Sed, la controversia volvió a repetirse en las redes sociales. Dos imágenes del fotógrafo Santiago Molina reavivaron la polémica sobre la proliferación de los móviles alrededor de los pasos. Una escena que redunda (y crece) con más frecuencia.

Hay quien piensa que estamos desvirtuando con los móviles instantes que nunca volverán a repetirse

Hay quien piensa que estamos desvirtuando con los móviles instantes que nunca volverán a repetirse. Que no saboreamos lo que vivimos.

Al contrario, hay quien cree que se trata de compartir aquellos momentos que nos emocionan, para que otras personas puedan vivirlo, de otro modo.

Por ello, a continuación, hablamos con distintos protagonistas para que nos den su punto de vista sobre este asunto que tanto divide. Community Managers, fotógrafos, cofrades, ateos y ciudadanos de a pie nos dan su opinión, sin cortapisas. 

Puntos de vista

Antonio Sánchez Carrasco, reconocido fotógrafo y escritor hispalense, piensa que hay varios puntos importantes: “El primero es la actitud de muchas personas que levantan el móvil sin mirar atrás. Existe como una mala educación, afortunadamente no de todo el mundo. Por otro lado, la finalidad, no soy yo quién para saber por qué una persona graba un paso con su móvil, ni para decirle a lo que debe o no debe hacer con su teléfono".

"Con mi lesión, gracias a gente que levanta el móvil he podido estar más cerca del Rocío o del Corpus"

"Llevo con una lesión de rodilla desde mayo y gracias a gente que levanta el móvil he podido estar más cerca del Rocío o del Corpus. Que cada uno haga lo que quiera con su móvil y viva sus momentos religiosos como les parezca, intentando no molestar a las personas de alrededor. Es lo que intento hacer desde que empecé a fotografiar hace más de 25 años cuando los móviles no existían”.

El fotógrafo Santiago Molina -autor de la instantánea que abre el reportaje- señala que el problema principal de los móviles “no es su uso, si no su abuso y la falta de educación de la mayoría de usuarios”. Ha llegado a ver a personas que "después de grabar una historia de Instagram han bajado la cabeza para publicarla mientras seguía pasando el paso ante ellos. O plantarse delante de un fotógrafo sabiendo que está trabajando".

"Es una voracidad por grabarlo y fotografiarlo todo que a veces pienso que lo que menos les importa es la cofradía en sí. Un acto cofrade se llega a convertir para muchos en una ocasión perfecta para el postureo en las redes sociales", puntualiza Molina. 

Francisco Amador, cofrade de ‘último tramo’, nos cuenta que durante años ha ido cámara en ristre, ya sea de fotografía o de vídeo, para captar momentos de la Semana Santa, pero con la edad se ha dado cuenta que "no disfrutas ese instante que es incapaz de captar las imágenes de una cámara y que, por otra parte, rara vez veía o reproducía en casa".

"Con la edad te das cuenta que no disfrutas ese instante que es incapaz de captar las imágenes de una cámara"

Las nuevas tecnologías como smartphones o tablets "pueden facilitar lo que yo antes hacía, pero el resultado es el mismo, ni disfrutas el momento ni después lo ves en casa”. Mejor, en su opinión, “dejarlo en manos de profesionales como los medios de comunicación que dan una cobertura genial y con tecnología adecuada y si después te apetece, verlo tranquilamente en tu sofá con tu ordenador”.

Manuel Jesús Roldán, profesor de Historia y escritor, considera que el exceso de móviles “no es más que un reflejo de un comportamiento general de la sociedad actual. Núñez de Herrera decía que en Semana Santa ‘se vivía y no se razonaba’. Hoy no se vive si no se recoge en fotos. Una dependencia social.

"Núñez de Herrera decía que en Semana Santa se vivía y no se razonaba. Hoy no se vive si no se recoge en fotos"

Nuestra sociedad hace foto a los pasos, a la comida, a las puestas de sol, a los pies... "Es una síntesis de autoafirmación, de exposición pública (muchas fotos van a redes) y de mal entendida pertenencia: almacenamos fotos de malísima calidad que podemos contemplar de cualquier fotógrafo. Esto se prolonga con la grabación de marchas o de vídeos".

La mirada de nuestra época, apunta Roldán, "tiene mucho de síndrome de Diógenes, acumular eternamente fotos que, quizás, no volvamos a ver y que, en su momento, nos impidieron ver la belleza de la divinidad con nuestros propios ojos”.

Francisco Delgado, periodista de la web ‘De Nazaret a Sevilla’, lo tiene claro: “Si haces una foto, no disfrutas del momento, del sonido, de la chicotá, del olor... Pierdes el tiempo en captar una imagen que, en la mayoría de ocasiones, acabará eliminada o en un 'cajón' y no centras tu atención en lo verdaderamente importante”.

Por suerte, matiza, en Sevilla “tenemos grandes profesionales que, posteriormente, nos ayudan a recordar el momento que hemos sentido con nuestra mirada. Fotos como ésta (Cristo de la Sed ante multitud de móviles) me dan pena. A mí me enseñaron a vivir la Semana Santa de otra manera y se está perdiendo”.

Smartphone grabando el paso de La Trinidad por calle Imagen. Smartphone grabando el paso de La Trinidad por calle Imagen.

Smartphone grabando el paso de La Trinidad por calle Imagen. / Santiago Molina (Sevilla)

 

Manu Socarrás, Community Manager de la Hermandad de Los Gitanos (Sevilla), recalca que las personas que se ponen delante de los pasos “lo único que hacen es molestar a los profesionales de la fotografía y comunicación. Si de verdad quieres enviar algo de calidad a una persona importante coges una foto o video de un profesional”.

"Hay que guardar el teléfono, disfrutar de lo que se ve y revivirlo en el trabajo de profesionales"

El periodista Rafael Avilés comenta que una mala foto o vídeo son incapaces de emocionar a nadie. “Guarden sus teléfonos, disfruten lo que están viviendo y revívanlo en el trabajo de profesionales”, subraya.

Javier Abad, comunicador 2.0, va más allá en el tema: “Facebook tiene una de las claves. Si termina retirando los 'Me Gusta' en sus distintas plataformas, habrá una caída considerable en este tema, ya que el perfil de usuario que busca la fama del click, terminará desinflándose al perder el reconocimiento público.

"La foto que realizas con tus ojos y sentidos jamás se parecerán a ese registro digital"

Javier Garrido, vecino del barrio de Santa Catalina (Sevilla), puntualiza que “la foto que realizas con tus ojos y sentidos jamás se parecerán a ese registro digital. Ni con el mejor de los equipos…”.

A Maria del Carmen Martín, Community Manager de la Hermandad de La Estrella (Sevilla), le gusta pensar que “hago llegar las imágenes de mis titulares a aquellos hermanos y devotos que están lejos y no pueden disfrutar de Ellos". Como espectadora le gusta complacerse de lo que está viendo, "aunque vaya con mi cámara para poder inmortalizar algún momento para mi archivo personal”.

"Este consumismo digital puede ser bueno, al menos, para llevar a Cristo a sitios alejados"

Las Imágenes sagradas, creadas para la devoción, han pasado de recibir ruegos y súplicas a “ser meros objetos que grabar o fotografiar por parte de aficionados a los pasos”, apostilla el historiador Manolo Sousa. “Al menos, este consumismo digital puede ser bueno para llevar a Cristo y a su Madre a sitios alejados”.

El palio de la Virgen de las Angustias (Los Gitanos) a través de un móvil. El palio de la Virgen de las Angustias (Los Gitanos) a través de un móvil.

El palio de la Virgen de las Angustias (Los Gitanos) a través de un móvil. / Jesús López (Sevilla)

Ilde Cortés, además de ser Social Media Manager de la Selección Española de Fútbol es un cofrade reconocido por su análisis con #ElTuiteroCofrade. Un periodista sevillano que no duda en ‘mojarse’ sobre el tema: “Creo que pesa más el compartir con amigos y seres queridos ese momento tan único. Efectivamente, resta magia, recogimiento, la luz y las pantallas en alto molestan".

"No creo que nadie vuelva a repasar esas imágenes y vídeos salvo casos muy concretos", destaca Cortés al tiempo que admite: "Pero en mi caso, por ejemplo, cuando estoy a miles de kilómetros y recibo uno de estos vídeos, me ayuda a sentirme más cerca de lo mío y de los míos. Y cuando los he grabado, lo he hecho para gente a la que aprecio y que no pueden estar a mi lado en ese momento. ¡Y me parece maravilloso!”.

"Cuando estoy a miles de kilómetros y recibo uno de estos vídeos, me ayuda a sentirme más cerca de lo mío y de los míos"

Los pasos salen a la calle “para lucirse”, señala José Ruiz. Para este sevillano de a pie “las imágenes salen envueltas en un arte confeccionado perfecto para los ojos de las personas, la humanidad se hace eco de ello y quiere captar el momento, incluso antes se pintaba la escena ahora se saca al instante, no veo mal el fotografiar dicha estampa, además, como dice un buen capataz avanzar poco a poco sobre las estrellas que abren su paso ‘luces de móviles’”.

El paso del Cristo de la Sed ante una multitud de móviles encendidos. El paso del Cristo de la Sed ante una multitud de móviles encendidos.

El paso del Cristo de la Sed ante una multitud de móviles encendidos. / Santiago Molina (Sevilla)

En la misma línea se muestra Carlos Polo: “Yo prefiero un móvil delante que ocho niños en los hombros de sus padres que no me permiten ver después de estar esperando dos horas”, apostilla.

"Prefiero un móvil delante que ocho niños en los hombros de sus padres que no permiten ver la cofradía"

Juanma Díaz es un maestro que está actualmente de baja laboral “liado con el #Yomecuro”. Impulsor, igualmente, de #SeguimosJuanma es un cofrade de capa con olor a canela y clavo.

La proliferación de los móviles, apunta, “es brutal delante de los pasos”. El problema ahora “es que además de cangrejear se hace en muchos casos con el móvil en la mano para grabar la chicotá completa. Es evidente que no solo graban los cangrejeros, también lo hace el público que está viendo la cofradía desde la acera y que a lo mejor lleva varias horas esperando. Y cuando llega el paso saca su móvil y se cansa de hacer fotos y/o grabar un vídeo, mientras que su retina se fija en la pantalla del smartphone y prácticamente ni mira directamente al paso, ni a la imagen o imágenes que trae ni se fija en todos esos detalles que solo el directo permite ver".

"Cada vez es más complicado hacer una foto sin que te salga algún brazo en alto con un móvil"

¿Cuántas de esas grabaciones se vuelven a ver después? ¿Por qué motivo se graban? ¿Por compartirlas en redes sociales y poder decir “yo estaba allí” (=postureo)? ¿Por compartirla con la familia?, se cuestiona Díaz. "Esta opción no me parece mal. Como siempre en el término medio está la virtud. Cada vez es más complicado hacer una foto sin que te salga algún brazo en alto con un móvil. Para evitarlo hay que hacer zoom y quizás ya no te lleves la foto que querías”.   

Para Julio Alberto Martín, fotógrafo de profesión, “los móviles son un auténtico incordio, no se puede negar, de noche ya ni os cuento. Muchas fotografías acaban en la papelera por culpa de nuestros smartphones. Está claro que no podemos evitar que cada persona muestre en sus redes sociales lo que está viendo en ese momento".

El problema, continúa Martín, "radica en el exceso, cuando hay tres o cuatro móviles se pueden evitar, en multitudes, y sobre todo con Hermandades más populares es algo imposible. Nos ha tocado vivir esta época y nos tenemos que adaptar, utilizando escaleras pequeñas o alzando la cámara en alto. Cada uno tiene libertad, pero el fotógrafo cofrade las pasa canutas”.

Para Dani Marín, investigador del Centro de Sociología y Políticas Locales, “el smartphone ha democratizado algo que era ‘elitista’. Recuerdo aquellos padres, aficionados a la imagen, que grababan y fotografiaban a sus hijos -y todas sus historias de vida- para recordarlos. Seguimos grabando todos los acontecimientos que consideramos importantes: bodas, bautizos, comuniones, etc. No sé si lo más ajustado es meter esta práctica dentro del eje bueno-malo. Sí creo que es un comportamiento intrínseco del ser humano. Que no hay maldad en hacerlo, es decir, que se hace de manera intuitiva, inconsciente.

"No se trata de contarle al mundo nuestras vidas sino de compartirla con quienes hemos establecido relaciones de respeto"

Por otro lado, destaca Marín, "somos seres sociales: colgamos imágenes y vídeos de lugares, acontecimientos, comidas. No se trata de contarle al mundo nuestras vidas sino de compartirla con quienes hemos establecido relaciones de respeto”.

Cuando surge el debate sobre el uso de los móviles en las procesiones por parte del público, hay quien se muestra de acuerdo, como el periodista Juanma Labrador. “Estoy a favor de su empleo, pero siempre de forma moderada. Hay veces que, es cierto, algunos son muy pesados.

En su caso particular, Labrador procura hacer la foto "con inmediatez y listo". Y al ser una instantánea, "si podemos hacerla con el paso detenido, hasta es mejor".

No merece la pena, añade, "hacer 8.000 fotos que luego ni usamos ni compartimos y que, al final, acabamos borrando. Si veo a mucha gente grabando, yo no lo hago, trato de hacerlo cuando aprecio que lo hacen pocas personas. Estoy conforme con el uso moderado porque pienso que Dios y su Madre no deben estar ausentes en las redes sociales, pues éstas también contribuyen a la evangelización”, constata Labrador. 

El uso de los móviles ante los cortejos procesionales se trata más de una cuestión de civismo. Al menos es lo que piensa Jaime Gómez, quien cree que “honestamente debemos hacer una autocrítica sobre qué estamos haciendo, si vale para algo, qué nos aporta, la nula calidad de lo que grabamos y qué nos perdemos por la obsesión de registrar un momento que ya no se va a volver a repetir y que, pónganse la mano en corazón el 95% de los que han hecho fotos o vídeos al paso de una imagen, jamás han vuelto a ver porque se quedaron perdidas en la memoria del teléfono".

Así que, concluye Gómez: "Por favor, dejémosles esta labor a la gente que vive de esto y si queremos tener un recuerdo usemos la cámara solo un momento puntual y lo más discretamente posible”.

En la educación reside la clave y en la moderación el camino

Educación y moderación

Tomar fotos delante de un paso no está bien ni mal. En cambio, hacer fotos como si no hubiera un mañana o grabar un vídeo con el brazo levantado molestando a los que puedan estar alrededor es cosa bien distinta. En la educación reside la clave y en la moderación el camino.

La Semana Santa se adaptará a los tiempos como lo ha hecho a lo largo de la historia. Quizás seamos nosotros los que debamos saber adaptarnos, una vez más, a la Semana Santa

 

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