Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Lo de Olona no es una fractura en Vox

Macarena Olona, en el Congreso.

Macarena Olona, en el Congreso. / EFE

MACARENA Olona lleva todo el verano jugando al escondite, pero, seamos serios, ella no va fracturar a Vox. No supone ninguna amenaza de escisión. Si alguien de su entorno la valorase, le aconsejaría de modo imperioso que dejase ese ir y venir, ese errático comportamiento mediático que sólo le reportará dolor. Los cuarteles de invierno también sirven para aclarar qué batallas conviene iniciar y cuáles son mejor ni declararlas.

Después de haber sido escracheada con un bochornoso boicot en la Universidad de Granada, Olona anunció en las redes que volvía “a Latinoamérica”, se supone que a Panamá, a promocionar la imaginería andaluza; antes, había publicitado que le había solicitado una reunión a Santiago Abascal para aclarar si fue ella quien abandonó a Vox y si ambos aún seguían en un camino común. Y semanas antes, ya saben, peregrinó a Santiago de Compostela en compañía de unos peculiares seguidores.

Un partido requiere de una base, de un arraigo, y Olona no tiene ni lo uno ni lo otro, ni siquiera un hueco propio en la nueva derecha

Esta sucesión de hechos definen por sí mismo que Olona tenía que haber guardado más tiempo de reposo mediático, que fue supuestamente lo que le recomendaron los médicos y lo que ella misma esgrimió como causa para marcharse del grupo parlamentario de Vox en la Cámara andaluza.

Olona puede ser brillante –a veces–, puede conmover a determinado público político, pero no va a liderar ninguna escisión que cuaje en un partido. Lo de Ciudadanos y Podemos han sido fenómenos excepcionales, fruto de algunos liderazgos y de una situación de enfado social muy concreta. Pensemos en Teresa Rodríguez, que es más sensata y tiene más virtudes mediáticas que Olona: sólo ha obtenido dos escaños, que es la antesala de la desaparición en unos años. Si no es ella quien se va antes.

O Íñigo Errejón. O Manuel Pimentel en su día. O Rosa Díez. Un partido requiere de una base, de un arraigo, y Olona no tiene ni lo uno ni lo otro, ni siquiera el hueco ideológico propio en la nueva derecha del que Vox se nutre. Andalucía, o Granada, la pueden acoger, pero como en su día le dio una dirección el representante de Vox en Salobreña: por hacerle el favor, no hay masa crítica para que ella sea alcaldesa, ni presidenta ni vicepresidenta fuera de lo que ha sido su partido.El nulo arraigo que Olona tiene en Andalucía se ha evidenciado estos días en su partido. Manuel Gavira ha vuelto a ejercer de portavoz eficaz en la Cámara, no hay movimientos centrífugos. Lo que desean todos es que el fiasco de Olona, su huida y fuga, se olvide pronto, que caiga en el olvido esta comedia de quien fuese la candidata a la Presidencia de laJunta.

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