Inspección

Salud detecta deficiencias leves en el 27% de los bares y los restaurantes

  • La Junta ha inspeccionado entre enero y julio casi 18.000 establecimientos, un 43,5% de los censados

Un cocinero corta verdura en un bar.

Un cocinero corta verdura en un bar. / M. G.

La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ha inspeccionado y controlado un total de 17.842 establecimientos de restauración entre los meses de enero a julio de 2018 con el objeto de garantizar las condiciones higiénico-sanitarias de los servicios y alimentos ofrecidos a los usuarios y comprobar si tienen implantados sistemas de autocontrol eficaces para garantizar los niveles exigidos de salubridad en sus instalaciones y de los alimentos servidos.

Según el departamento que dirige Marina Álvarez, un 27% de los establecimientos inspeccionados presentaron algún tipo de deficiencia de carácter leve tras la primera visita, que, si bien no suponen riesgo para la salud pública, conlleva un seguimiento en visitas posteriores para comprobar su subsanación.

Sólo el 0,7% presentó deficiencias de carácter más grave, que acarrea el inicio de expedientes sancionadores y la adopción de medidas cautelares por parte de la administración, si corresponde.

Durante los siete primeros meses del año se ha inspeccionado al 43,5% de los establecimientos censados, lo que supone un incremento del 2,3% respecto al mismo periodo del año anterior.

La inspección se realiza en establecimientos de restauración, como bares, cafeterías y restaurantes, con carácter aleatorio o por constatar algún tipo de posible irregularidad, si bien en las visitas se hace especial hincapié en los establecimientos en los que en otras ocasiones previas se han detectado algunas deficiencias, que en la mayoría de los casos suelen tener la consideración de leves.

Con motivo del periodo veraniego, la Consejería de Salud recuerda la importancia de extremar las precauciones en la manipulación de alimentos y en la elaboración de comidas, intentando cumplir una serie de recomendaciones como consumir solamente alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente; cocinarlos correctamente y consumirlos inmediatamente después de ser cocinados; calentar suficientemente los alimentos cocinados o evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados.

También aconseja la administración asegurar una correcta higiene de la persona encargada a manipular los alimentos, así como una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina; mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía; utilizar exclusivamente agua potable y no consumir alimentos perecederos que estén expuestos a temperatura ambiente.

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