Andalucía

Tiempo de mudanzas

  • La presidenta, tocada. Debate confuso, con Susana Díaz menos dominadora que de costumbre y a la defensiva. La crisis de la sanidad fue el principal argumento de los portavoces de la oposición

Antonio Maíllo escucha la intervención de Teresa Rodríguez. Al fondo, los asesores de la presidenta parecen más pendientes de sus móviles.

Antonio Maíllo escucha la intervención de Teresa Rodríguez. Al fondo, los asesores de la presidenta parecen más pendientes de sus móviles. / juan carlos vázquez

Será porque se conoce la voluntad de mudanza de la presidenta o porque por primera vez la ven debilitada por la crisis de la sanidad, pero ayer hubo un cambio de escenario en la sesión quincenal de control al Gobierno en el Parlamento regional. Susana Díaz no fue la dominadora que acostumbra y quizá consciente de su vulnerabilidad extremó su defensa, que fue muy agresiva. Parece tocada.

Es saludable que la RTVA retransmita en directo estos debates de la presidenta con los portavoces de todos los grupos. Es cierto que no tendrán mucha audiencia. Y no por falta de interés, sino más bien por ausencia de originalidad: se repiten las mismas escenas, los mismos argumentos y los mismos desencuentros con demasiada frecuencia. Pero los intercambios entre los líderes políticos andaluces deben mejorar sacados del circuito endogámico parlamentario. En caso contrario, estas misas de 12:00 en la capilla del Hospital de las Cinco Llagas serían un pim pam pum para doscientos o como máximo trescientos espectadores: diputados, periodistas, funcionarios y algún invitado.

Maíllo pide un debate general sobre la sanidad, pero Díaz no se da por aludida

De hecho, gran parte de lo que se dice aquí está destinado a la clientela propia. Se busca el aplauso fácil de la parroquia y zaherir al adversario. Ayer la presidenta volvió a decir por enésima vez que el PP denigra la sanidad andaluza, porque lo que pretende es privatizarla para hacer negocio. No se lo dijo al jefe popular Juanma Moreno, se lo espetó al coordinador de IU Antonio Maíllo, probablemente el mejor orador de la sesión. El jefe de filas de IU había reclamado un debate general sobre sanidad, en el que se hable de que Andalucía no ha sido un oasis en los recortes, de salud púbica , de educación, de prevención, de pobreza, de desigualdad...

Se lo dijo en sus dos intervenciones. Pero Díaz hizo como que no le había oído. En su respuesta, ella prefirió acudir a la descalificación. Le dijo al comunista que su partido estaba blanqueando a la derecha, que lo que quiere es hacer negocio con la sanidad. Que iba del brazo de quienes pretenden la privatización y que con esa actitud genera desconfianza y desasosiego. Cuando Susana descalifica, lo hace a conciencia. Tiene dos estrategias. La primera es su modo aritmético.

Catarata de datos, tipo tabla de Excel: El capítulo de sanidad se ha incrementado en los tres últimos presupuestos y este año en 500 millones. Uno de cada tres euros que gasta la Junta lo invierte en sanidad, 10.000 millones en total. "En Andalucía tenemos 95.600 sanitarios, el 18,3% de España". Y así... La segunda parte es el modo ventilador fétido. Díaz le dijo a Maíllo, con todo el cariño, oportunista, demagogo y populista. El aludido le planteó algo muy sensato: que la gente es perfectamente consciente de que ha habido recortes en sanidad y que empeñarse en que las protestas son una campaña contra ella o su partido le hace perder credibilidad.

Lo cierto es que el debate general sobre sanidad permitiría un inventario de la realidad asistencial. Sé de uno de ayer estuvo en un hospital y oyó hablar todo el rato a usuarios y personal sanitario de retrasos y falta de personal. Y no es creíble que el pueblo llano esté por la privatización. A Díaz le falla aquí o el instinto o la información.

La segunda vuelta de Maíllo -en frase feliz de Susana- la dio Teresa Rodríguez, con la banca como sujeto de ataque. Como Díaz había acusado al de IU de blanquear la estrategia del PP en sanidad, Teresa acusó al PSOE de mismo: de blanquear con el PP a las entidades financieras. Disparó la jefa de Podemos cuatro balas contra los banqueros. Por las cláusulas abusivas, por el rescate, por el negocio que hacen con los tipos de interés y por el banco malo. Calificó ese paquete de estafa masiva que ha causado mucho dolor y en todo eso quiso ver la mano de los socialistas. Pero sobre todo acusó a Díaz de complicidad con el real decreto para cumplir la sentencia del Tribunal de la UE sobre cláusulas abusivas, que le parece muy condescendiente con la banca. Y exigió sanciones a las entidades financieras.

Díaz le recordó que su partido se abstuvo en la votación en el Congreso. Y le respondió que la Junta en el ámbito de sus competencias ha puesto multas por valor de 13 millones por la falta de información, por las cláusulas abusivas y por el ilícito obtenido. Rodríguez anunció que su partido presentará un recurso en el Tribunal Constitucional contra la medida aprobada.

La sanidad volvió a salir en el lance entre Moreno y Díaz. El jefe de los populares, por un error incomprensible, había olvidado presentar la pregunta para este pleno y sólo la benevolencia -y el sentido común- del resto de los grupos le permitió intervenir en la sesión de ayer. La pregunta fuera de plazo fue una improvisación (o no, como diría Rajoy): los retos de la Junta para 2017. Esta propuesta tan amplia le permitió hablar de paro, de educación y de sanidad.

Juanma también tiene tabla Excel y modo fétido. En el capítulo aritmético se paseó con la cifra de 1.120.000 desempleados y comentó los datos del informe PISA sobre educación . En materia sanitaria, celebró la caída de toda la cúpula de la Consejería de Salud. Y en el modo ventilador le dijo, aquí y allá, unas pocas de cosas a la presidenta que se pueden resumir en 10 calificativos: ambiciosa, sobrepasada, ausente, torpe, soberbia, impotente, mentirosa, demagoga, hipócrita y populista. Con todo el cariño, también.

De hecho Moreno Bonilla se fue viniendo arriba a medida que hablaba, jaleado por los suyos y adoptó un tono mitinero de gran aceptación en su parroquia, generalmente más tranquila. Tanto ánimo generó en la bancada popular el encendido verbo de su líder, que hubo un momento en que la contra del coro socialista hizo difícil entender al orador. Aquí tuvo una vez más un apuro el presidente de la Cámara para imponer el orden. Pedía "respeto" sin que nadie reparara siquiera en su presencia. La antítesis de lo que pasaba en el Parlamento bajo la presidencia de Ángel López, hace ya ni se sabe el tiempo...

Susana sacó pecho en esta coyuntura para reprochar a su adversario que vaya a Bruselas a pedir que le quiten a Andalucía los fondos, que se presente en otras comunidades autónomas recomendando que se invierta allí, o que compartiera con Manos Limpias la acusación por los cursos de formación cuya causa ha sido archivada. Y se reivindicó: "yo no soy como Rajoy, que espera que los problemas se resuelvan solos, yo me pongo al frente, hago cambios, me responsabilizo". Estaba, en la distancia, midiéndose con el presidente del Gobierno. ¿Pensando en futuro? Bonilla metió un dedo en esa llaga: "hay mucha gente moviéndose para ocupar su silla". Tiempo de mudanzas.

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