Andalucía

Vacunas, consignas, presupuestos… y otras mentiras

  • Las protestas por la sanidad y la educación se reactivan sólo meses después de la llegada de PP y Ciudadanos, mientras que los miembros del Gobierno se centran en ensalzar los Presupuestos de 2020

Juanma Moreno , en el Pleno con los datos del supuesto "fraude" de las vacunas de la gripe.

Juanma Moreno , en el Pleno con los datos del supuesto "fraude" de las vacunas de la gripe. / Efe

1

La mentira es parte esencial de la política. En definitiva la política es conflicto, y se da por asumida la manipulación por los intereses del partido en la competición electoral. Incluso a calzón quitado. Claro que hay que distinguir las opiniones y los hechos; o como hacía Hannah Arendt en Verdad y mentira en la política, las verdades políticas y las “verdades de hecho”. El buen funcionamiento de la democracia exige proteger la verdad de los hechos frente a la fuerza persuasiva de la intoxicación. Puede ser inevitable falsear si realmente quieres una revolución verde o si crees realmente en la escuela pública, pero los hechos son el límite. Después de lo sucedido con las vacunas, sólo debería pesar esto: ¿es verdad o es mentira?

Hay países donde la mentira está mal vista, incluso muy mal vista. En España tiene un alto grado de aceptabilidad. A los ciudadanos les importa una higa que se les mienta, siempre, por supuesto, que les mientan los suyos. A pesar de todo, la ciudadanía tiene derecho a la verdad; pero, claro, sólo cuando la ciudadanía realmente quiere ejercer ese derecho. No parece. Pero en esto de las vacunas haríamos bien en poner pie en pared. Algunos ya estamos hasta los mismísimos de esta mala broma: ¿es verdad o es mentira?

“Nosotros somos el Gobierno de la verdad; ustedes… el Gobierno de la mentira”. Susana Díaz fue exhaustiva acusando al Gobierno Moreno literalmente de difamar, manipular, usar las instituciones de modo torticero. “El nuestro es un Gobierno de la transparencia frente al Gobierno de la opacidad”, contraatacaba Moreno. “Lo que no hacemos es falsear los datos”. “¿Fue usted o fue la que ha sido ministra de Hacienda?”. “Usted está falseando la verdad”… Basta ya; es obvio que uno de los dos miente: o nos ha mentido el presidente o nos ha mentido la ex presidenta. Exhiban las pruebas que documentan la acusación; y en ese caso, que documente su defensa la ex presidenta. Es insoportable que tomen esto como un teatro de cara a la galería. La mentira no es un adjetivo más o menos cáustico; no se puede banalizar. Y la gente tiene derecho a saber cuál de ellos miente. Es más, la gente tiene derecho a que aquel que mienta así no tenga sitio de la vida pública.

2

Lo sucedido con las vacunas tiene el sello Bendodo. Al consejero de la Presidencia le gusta la idea de ser el Richelieu de San Telmo, o al menos un trasunto de Rasputín, capaz de manejar la información como mecanismo de control de los tiempos de la política. La sanidad se les ha descontrolado, y esta semana, precisamente coincidiendo con los Presupuestos, que ellos definen como “los más sociales de la historia”, había movilizaciones en sanidad y educación. Aun sin un liderazgo arrollador como el de Spiriman, esas protestas van a más. De ahí surge la sospecha de que el asunto de las vacunas se ha lanzado desde San Telmo como cortina de humo, esa técnica de desinformación conocida como wag the dog para desenfocar los problemas que afectan al Gobierno.

Es un hecho que las protestas toman temperatura. El Sindicato Médico, durante mucho tiempo aliado del PP en la trinchera de las reivindicaciones, ha lanzado una campaña de protestas “ante el incumplimiento programático reiterado de la Consejería de Salud”. Hablan de desilusión, de frustración… sobre todo por los engaños con las mejoras salariales, pero también el complemento de exclusividad o los tiempos de atención primaria. Lamentan que la comunidad era “la que peor paga a sus profesionales” y va a seguir siéndolo. Resurge la plataforma Basta ya. “Han tenido ustedes el logro histórico –yo sé que a este Gobierno le gusta mucho lo de hacer Historia– en menos de un año de poner de acuerdo a todos los sindicatos en el ámbito sanitario contra su política de Salud”. Zasca de Susana Díaz recordándoles que prometían veinte hospitales, otros tantos centros de salud y ocho centros de alta resolución… pero la realidad diaria son plantas cerradas, unidades perdidas y especializades sin recursos.

El presidente vuelve a los números de los presupuestos, pero el descontento se extiende y los titulares hierven. Eso es un hecho. Y es lo que da verosimilitud a la hipótesis de que las vacunas se hayan lanzado como cortina de humo para difuminar ese estado de cosas. De ahí la importancia de dirimir la verdad. Pero se les ve más cómodo en el terreno de la mentira.

3

Hay protestas de la sanidad y protestas de la educación –ayer reaparecieron las Marchas por la Dignidad de lo público– pero el Gobierno tiene una consigna: “estos son los Presupuestos más sociales de la Historia”. Y la repiten a cada micrófono con el que topan. En definitiva se trata de repetirla mil veces, como enseñaron los maestros del agit-prop, hasta que la gente lo crea.

Cuando al consejero de Salud o al consejero de Educación le montan un tiberio, su respuesta es fija: “los Presupuestos más sociales de la historia”. Se echa de menos algún argumento, pero, claro, una consigna es precisamente una frase hecha a falta de argumentos. Hay consejeros, de hecho, a los que todavía no se le conoce un discurso elaborado. Con su consignita te explican que estos son los Presupuestos más sociales de la Historia y que ponen precio de tres euros para entrar en los museos por el bien de todos. Olé.

No va a ser fácil colocar el mensaje de “los Presupuestos más sociales de la Historia” cuando decenas y decenas de asociaciones ya han reaccionado al acuerdo presupuestario con Vox. Las Marchas por la Dignidad denuncian el deterioro de lo público. Por supuesto también es una consigna lo que dicen en el PSOE: “Son las peores cuentas que ha conocido Andalucía” y “un daño irreversible al Estado del bienestar y a las clases trabajadoras”. Y Teresa Rodríguez incluso despacha por la vía rápida: “fascistas”. Todo muy ramplón. Pero lo cierto es que Vox se jacta de haber dado el barniz ideológico a los presupuestos. Y además literalmente: “es legítimo jactarnos, y digo lo de jactarnos entre comillas, con orgullo, que estos presupuestos tienen de alguna manera la impronta de Vox”.

Nada de esto va a cambiar nada para quienes repiten la consigna: “los Presupuestos más sociales de la Historia”. Pero la impronta de Vox es notoria. Incluso le han bajado al presidente los humos de su Revolución verde, un tanto humillantemente, al advertirle en el Parlamento que no les gusta. Y hay que tragar. Ahí están sus imposiciones al Gobierno andaluz: pin parental, datos de inmigrantes, vigilancia para menas, promoción de la caza, ecos de 1492, sospechas sobre la administración paralela, violencia intrafamiliar…. Vox sabe que no pesan los números, sino lo simbólico. Y ahí han ganado el pulso, tras el humo de las vacunas en el reguero de mentiras de la semana.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios