Andalucía

El asesino confeso de una mujer dice que la degolló "sin querer"

  • Relata que discutió con su ex novia tras ver una foto de ésta con un hombre en el ordenador

Le hundió el cuchillo en el cuello "sin querer", de manera "accidental" durante un forcejeo. Éstas fueron algunas de las excusas que José P. A., el agresor confeso de Fuensanta del Pozo, expuso ayer ante el tribunal popular para justificar el crimen de su ex novia el 9 de octubre de 2007 en un piso del barrio Guadalquivir de Córdoba.

José y Fuensanta habían mantenido un noviazgo duradero, pero a principios de aquel año rompieron. Él mantenía la esperanza de reanudar la historia de amor -"Esperaba que ella volviera", confesó-, pero Fuensanta, al parecer, había iniciado una amistad con un ciudadano de República Dominicana por internet y, en septiembre, decidió visitarlo.

"Me dejó las llaves de su casa para que durante esas semanas le cuidara a su perro, pero mi madre me dijo que se las devolviera porque ya no estábamos saliendo", relató. José fue a casa de Fuensanta y, aunque ella no estaba, abrió la puerta y entró: "Vi la foto de un hombre negro en el salvapantallas del ordenador". Escribió una nota en una servilleta para decirle que no se iba a hacer cargo de la mascota durante sus vacaciones, y ya no supo nada de Fuensanta hasta que regresó del Caribe.

El día del crimen, según la versión del encartado, la víctima le llamó dos veces al móvil, así que él decidió visitarla para ver qué ocurría. "Ella me contó que había conocido a un hombre. Tenía una foto en el móvil con él en la playa, y yo le pregunté que por qué me seguía dando toques", narró el acusado. Fuensanta, entonces, "cambió de humor": "Me insultó. Me gritó que quién era yo".

José P. A. la zarandeó: "Ella se fue a la cocina y la seguí. Sacó un cuchillo mientras yo la insultaba. Me lo intentó clavar en la cara y el pecho y se lo quité. La tiré contra los muebles. Con la ira le di en el pecho y llegamos al salón forcejeando. Nos caímos y le puse el cuchillo en el cuello para que se estuviera quieta, porque no dejaba de arañarme, y le corté el cuello sin querer", aseguró.

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